El 5 de junio de 2023 se celebra el 50 aniversario del Día Mundial del Medio Ambiente, dedicado este año a combatir la contaminación por plástico, y que tendrá como país anfitrión a CÔte D'Ivoire (Costa de Marfil) bajo el lema “Sin contaminación por plásticos”.

Sumario

 

Medio siglo ha pasado desde el inicio de esta celebración en honor al medioambiente, que fue primera vez aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1972.

Dirigido por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y celebrado cada 5 de junio desde 1973, el Día Mundial del Medio Ambiente es la plataforma mundial más grande para la divulgación ambiental. Están planeados cientos de eventos y actividades en todo el mundo para que millones de personas puedan celebrarlo.

 

Costa de Marfil, anfitrión y país pionero en el reciclado de plástico

 

Cada año lo protagoniza un país, y en este 2023 el anfitrión y organizador es CÔte D'Ivoire (Costa de Marfil) bajo el lema “Por un planeta libre de plásticos”. La elección de este país no es casual, ya que Costa de Marfil prohibió en 2014 el uso de bolsas plásticas y desde entonces, ha apoyado la transición hacia envases, envolturas y embalajes reutilizables convirtiéndose en uno de los países pioneros en fomentar las ventajas de una economía circular de los plásticos.

Abiyán, la ciudad más grande del país y antigua capital, se ha convertido en un centro de innovación enfocado en la lucha contra la contaminación por plástico. Además, el gobierno de Costa de Marfil, en colaboración con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), está implementando un programa de construcción de escuelas que utiliza ladrillos de plástico reciclado. Este proyecto cuenta con la participación de la empresa colombiana Conceptos Plásticos.

Incluso el emprendedor francés Eric Becker ha creado una atracción turística llamada Isla Flotante, ubicada en una de las lagunas de la costa del Golfo de Guinea cerca de Abiyán. En la construcción de esta isla, se emplearon más de 700.000 botellas de plástico reciclado.

 

430 toneladas de plástico de las menos del 10 % se recicla

 

La producción de plástico se ha incrementado exponencialmente en este último medio siglo. Mientras que en 1950 solo se producían 2 millones, en la actualidad la humanidad produce más de 430 millones de toneladas de plástico al año, dos tercios de las cuales son productos de vida corta que en poco tiempo se convierten en desechos que inundan los océanos y, a menudo, invaden la cadena alimentaria humana y de los que menos del 10 % se recicla.

Se estima que cada año entre 19 y 23 millones de toneladas de desechos plásticos terminan en lagos, ríos y mares. Más de 800 especies marinas y costeras se ven afectadas por esta contaminación.

Los productos plásticos de un solo uso, que se desechan o se queman, no solo dañan la salud humana y la biodiversidad, sino que también contaminan una amplia variedad de ecosistemas, desde las cimas de las montañas hasta el fondo marino.

Los plásticos son el cúmulo más grande, dañino y persistente de la basura del mar, y representa al menos el 85 % del total de la basura marina. Esto significa alrededor de 50 kg de plástico por metro de costa en todo el mundo, que, si no hacemos nada por evitarlo, se podría triplicar de aquí a 2040.

Además, los microplásticos, que son partículas plásticas con un diámetro inferior a 5 mm, se están infiltrando en los alimentos, el agua e incluso el aire y están afectando a nuestra salud. Se calcula que las personas ingieren más de 50.000 partículas de plástico cada año, y aún más si consideramos las partículas que se inhalan.

 

Los plásticos, un problema climático que cuesta más de 100.000 millones de dólares

 

La reducción drástica del plástico innecesario, evitable y problemático es crucial para enfrentar la crisis global de contaminación, según alerta el último informe del PNUMA: “De la contaminación a la solución: una evaluación global de la basura marina y la contaminación por plásticos”. Utilizando un análisis del ciclo de vida, se estimó que en 2015 los plásticos estuvieron relacionados con la producción de 1,7 gigatoneladas de CO2 equivalente (GtCO2e), y se prevé que para 2050 esta cifra aumente a aproximadamente 6,5 GtCO2e —15% del presupuesto mundial de carbono—.

En 2050, las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la producción, uso y eliminación de plásticos supondrían el 15% de las emisiones permitidas, según el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5°C.

Cada año, millones de toneladas de residuos plásticos acaban dispersos en el medio ambiente, o son enviados a destinos lejanos a miles de kilómetros, donde suelen ser incinerados o vertidos en cuerpos de agua. Solo el valor de los desechos de embalajes plásticos se estima que supone una pérdida anual de entre 80.000 y 120.000 millones de dólares.

 

El reciclaje no es la solución

 

Los expertos descartan la idea de que el reciclaje sea una solución para enfrentar esta crisis y alerta sobre alternativas perjudiciales a los productos desechables, como los plásticos de base biológica o biodegradables, los cuales presentan un riesgo químico comparable a los plásticos convencionales en la actualidad.

La transición hacia una economía circular puede lograr una reducción de más del 80 % en la cantidad de plásticos que llegan a los océanos para el año 2040. Además, se espera una disminución del 55 % en la producción de plástico virgen, lo que representa un ahorro estimado de 70.000 millones de dólares para los gobiernos en el mismo período.

Asimismo, esta transición contribuiría a una disminución del 25% en las emisiones de gases de efecto invernadero y a la creación de 700.000 empleos adicionales, principalmente en las regiones del sur del mundo.

 

Pacto histórico para acabar con la contaminación por plásticos

 

Para resolver este grave problema, es necesario que los gobiernos, el sector privado y demás partes interesadas amplifiquen e implementen medidas eficaces dirigidas. En este sentido, el año pasado, 175 naciones adoptaron una resolución sin precedentes con el objetivo de poner fin a la contaminación plástica y establecer un acuerdo internacional legalmente vinculante para el año 2024.

Este documento representa un hito significativo en el ámbito ambiental, comparable al Acuerdo de París. Se trata de una garantía para que las generaciones presentes y futuras puedan vivir en armonía con el plástico y no se vean condenadas por sus efectos.