La extensión de la epidemia del coronavirus ha conllevado una gran caída en el número de personas que viajan, sea por miedo al contagio o por la imposición de confinamiento en algunos países o regiones. Aeropuertos y estaciones aparecen estos días tan inusualmente vacíos como no se habían visto nunca. Se han suspendido miles de vuelos, debido a la negativa de algunos países a recibir vuelos de lugares como China o Italia, y al cierre de algunas fronteras, y ello está teniendo un impacto favorable en el descenso de emisiones de 'efecto invernadero'.

Diversos países han implementado restricciones de vuelo para frenar la propagación del coronavirus. Algunos, como Japón o Estados Unidos, han prohibido la entrada de viajeros procedentes de China, donde se inició el brote, y en los últimos días varios países europeos, como España y Portugal, han vetado los vuelos directos procedentes de Italia. La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA de sus siglas en ingles) augura que el sector puede perder hasta 100.000 millones de euros en ingresos debido a la propagación del Covid-19.

Un aparato sin pasaje gasta 30 litros de combustible por kilómetro

Sin embargo, también muchos aviones despegan aunque estén totalmente vacíos, en un ejercicio de irresponsable derroche de combustible y generación de contaminación tremendamente nocivos, para las cuentas de las aerolíneas, que aumentan así sus pérdidas, y sobre todo para el medio ambiente. ¿A qué se debe esta inexplicable existencia de los ya bautizados en inglés como 'ghost flights' (vuelos fantasma)?

Pues a una norma conocida como Regla 80/20, que obliga desde los años 90 del pasado siglo a las compañías a operar al menos el 80% de sus vuelos programados para no perder los 'slots', o derechos de aterrizaje, que permiten el uso del espacio aéreo y las instalaciones en los aeropuertos de destino durante una franja horaria determinada. Estas plazas están reguladas por la IATA, que representa a más de 290 aerolíneas que suponen el 82% del tráfico aéreo total.

Si un avión no puede cumplir el horario asignado pierde el 'slot', y con ello la preferencia, y tendrá que esperar hasta que todos los demás aviones le dejen el espacio libre, lo cual le ocasiona graves retrasos, o incluso dejar de volar a ese destino si están todas las franjas disponibles ocupadas.

Aviones de pasajeros solo con carga

Así que muchos aviones despegan estos días aunque no lleven ni un solo pasajero, y un vuelo comercial vacío puede consumir hasta 30 litros de combustible por kilómetro y emitir una tonelada de dióxido de carbono por cada dos asientos sin ocupar, en un momento en que la aviación contribuye ya con el 2,5% de las emisiones globales de 'efecto invernadero' y se espera que su volumen de contaminación se triplique de aquí a 2050.

Algunas compañías han empezado a utilizar aviones de pasajeros para transportar solamente carga en sus bodegas y evitar con ello perder los 'slots' en los aeropuertos de sus destinos. La norma 80/20 se ha dejado de aplicar en Europa provisionalmente para los aviones de China o Hong Kong, pero sigue vigente para los de otros países.

El Reino Unido puede enviar a Europa 5.000 plazas vacías en tres semanas

El pasado lunes, el secretario de Transportes del Reino Unido, Grant Shapps, pidió por escrito a la Unión Europea que flexibilice o libere del requisito exigido por esta norma a los aviones de su país, que hace pocas semanas abandonó las instituciones comunitarias en aplicación del 'Brexit'. "No está en el interés de la industria, de los pasajeros o del medio ambiente y debe evitarse", afirma.

Uno de los argumentos de los británicos parece incontestable: suprimir esta medida ayudaría a la UE a cumplir con sus ambiciosos compromisos de reducción de emisiones. "La suspensión temporal permitirá que las aerolíneas del Reino Unido respondan a las condiciones del mercado con la capacidad adecuada y eviten cualquier necesidad de ejecutar vuelos vacíos para mantener los derechos de los 'slots'", afirma Tim Alderslade, director ejecutivo de Airlines UK, una asociación que representa a las compañías registradas en el Reino Unido.

En caso contrario, solamente las compañías británicas podrían hacer volar hasta 5.000 plazas de avión vacías con destino a Europa durante las próximas tres semanas, con el consiguiente, y estéril derroche de combustible y generación de toneladas de emisiones de CO2
.