El 29 de septiembre se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, una efeméride que fue aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 74/209 en 2019. El tema de la celebración de 2023 es 'Reducir la pérdida y el desperdicio alimentario: actuar para transformar los sistemas alimentarios', un llamamiento al sector público y privado para establecer prioridades y avanzar con la innovación para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos en pro de unos sistemas alimentarios más sostenibles.

Sumario

 

El 17% de la producción mundial de alimentos se desperdicia mientras que de 700 millones de personas sufren de hambruna

 

En un contexto global marcado por la intersección crítica entre seguridad alimentaria y sostenibilidad ambiental, la concienciación sobre la pérdida y el desperdicio de alimentos emerge como un pilar fundamental para la construcción de un futuro más equitativo y resiliente. Más allá de la producción masiva, millones de personas enfrentan aún la cruel paradoja del hambre y la malnutrición, ya que, según datos de la ONU en 2022, entre 691 y 783 millones de personas padecieron hambre.

Se estima que aproximadamente el 13 % de la producción alimentaria se pierde entre el momento de la cosecha y la venta al por menor. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cada año se tiran a la basura más de 900 millones de toneladas de alimentos, lo que supone alrededor del 17 % de la producción total de alimentos. Los alimentos que se pierden y desperdician representan el 38 % del uso total de energía en el sistema alimentario mundial.

 

Causas de la pérdida y el desperdicio de alimentos

 

La pérdida de alimentos se produce en distintos eslabones de la cadena alimentaria:

  • En las explotaciones agrícolas, factores como el momento inapropiado de la recolección, las condiciones climáticas adversas, las técnicas utilizadas en la cosecha y manipulación, así como dificultades en la comercialización de la producción, contribuyen a este fenómeno.
  • Los almacenes también son escenario de pérdidas considerables, principalmente debido a prácticas de almacenamiento inadecuadas y decisiones tomadas en etapas tempranas de la cadena de suministro, que reducen la vida útil de los productos.
  • En cuanto al transporte, una infraestructura eficiente y una logística comercial bien organizada son cruciales para prevenir la pérdida de alimentos. Por último, la fase de elaboración y envasado juega un papel determinante en la preservación de los productos. Aquí, las pérdidas suelen derivarse de instalaciones obsoletas, fallos técnicos o errores humanos.

El desperdicio de alimentos se produce sobre todo en los puntos comerciales y en el hogar:

  • En los establecimientos comerciales, el desperdicio se origina por la limitada durabilidad de los productos, la necesidad de que estos cumplan con estándares estéticos en términos de color, forma y tamaño, y las fluctuaciones en la demanda.
  • En los hogares, el desperdicio a nivel de consumidor suele ser el resultado de una planificación deficiente en las compras y las comidas, compras excesivas influenciadas por porciones y envases de gran tamaño, confusión respecto a las etiquetas de caducidad y consumo preferente, así como un almacenamiento inapropiado.

 

Impacto ambiental de la pérdida y desperdicio de alimentos

 

La pérdida de alimentos implica un derroche de recursos naturales como el agua, la tierra y la energía, así como una emisión innecesaria de gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático. La FAO estima que la huella de carbono del desperdicio de alimentos se sitúa en 3.300 millones de toneladas de CO2 al año y requiere cerca de 1.400 millones de hectáreas de tierra, representando casi el 30 % de la superficie de tierras agrícolas en todo el mundo.

Además, implica un consumo significativo de recursos finitos como agua, tierra y recursos marinos, que se destinan a la producción de alimentos que, en ocasiones, no llegan a ser consumidos y terminan desperdiciados.

Además, es crucial considerar el impacto ambiental derivado del transporte, almacenamiento y envasado de los alimentos desperdiciados. Esto implica un gasto de energía y combustibles, así como la generación de residuos plásticos y otros materiales empleados en el envasado. En este contexto, el envasado puede desempeñar un papel fundamental, ya que una conservación adecuada de los alimentos es esencial para minimizar su desperdicio. La elección de materiales sostenibles puede contribuir significativamente a la reducción del derroche alimentario, favoreciendo a su vez la economía circular.

Por último, el desperdicio de alimentos también conlleva un impacto ambiental asociado a la gestión de los residuos. Esto abarca desde el transporte de los desechos hasta el mantenimiento de vertederos y los procesos de clasificación. Además, implica costes energéticos en las instalaciones que manejan estos desperdicios.

 

Importancia de la concienciación sobre la pérdida y el desperdicio de alimentos

 

La gestión eficiente de los recursos naturales -agua, suelo, energía- es una frontera determinante en la lucha contra la desaprovechada magnitud de alimentos. Un kilogramo de carne implica un consumo de agua superior al de gran parte de los cultivos fundamentales, y la pérdida de alimentos significa un derroche colosal de estos recursos finitos.

A nivel económico y social, la reducción del desperdicio alimentario se erige como un camino hacia la optimización de recursos y la revitalización de economías locales. Tanto consumidores como productores pueden encontrar en esta premisa una oportunidad de equilibrio financiero y de sostenibilidad en una cadena de suministro que clama por eficiencia.

En el epicentro de esta conciencia, encontramos una revalorización de prácticas agrícolas y alimentarias sostenibles, que no sólo redefinen la forma en que producimos y consumimos, sino que también respetan los límites inquebrantables del planeta. La reverberación de esta ética en nuestras elecciones cotidianas redefine nuestra relación con la comida y propicia un cambio sistémico trascendental.

Más allá de la esfera individual, la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos es un llamado a la innovación y la tecnología sostenible, marcando la pauta hacia soluciones que trascienden las fronteras de la producción y distribución de alimentos.

En última instancia, la concienciación sobre la pérdida y el desperdicio de alimentos es un llamado a la acción colectiva. Es una invitación a cada individuo, comunidad y organización a formar parte de una transformación que va más allá de lo alimentario, abrazando un horizonte de seguridad alimentaria, sostenibilidad ambiental y prosperidad económica. En esta causa, yace el potencial de un mañana más equitativo y sostenible para todos.

 

Iniciativas y acciones a nivel mundial

 

A nivel mundial, algunas de las iniciativas más destacadas incluyen:

  1. Campaña mundial 'Hambre Cero': liderada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) busca sensibilizar sobre la importancia de reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos como parte de la lucha contra el hambre y la malnutrición.
  2. La Iniciativa SAVE FOOD: Lanzada por la FAO en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (ONU Medio Ambiente), tiene como objetivo reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos a nivel global a través de la promoción de mejores prácticas y la colaboración entre gobiernos, empresas y organizaciones.
  3. Plataforma global sobre pérdida y desperdicio de alimentos: Esta plataforma, establecida por la FAO, tiene como objetivo promover la cooperación internacional y compartir conocimientos y experiencias para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos a nivel global.
  4. Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU: El ODS 12 ("Producción y Consumo Responsables") incluye el objetivo de reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita a nivel mundial para 2030.
  5. Pacto mundial de alcaldes sobre el clima y la energía para ciudades y municipios: Muchas ciudades y municipios latinoamericanos están comprometidos con la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos como parte de sus estrategias de sostenibilidad.
  6. Iniciativas de empresas y cadenas de suministro: Muchas empresas en el sector alimentario están implementando estrategias y tecnologías para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos en sus operaciones y cadenas de suministro.
  7. Programas de donación de alimentos: Organizaciones como el Banco de Alimentos y otras ONGs trabajan para recolectar y distribuir alimentos no vendidos, pero aún aptos para el consumo a personas en situación de vulnerabilidad.
  8. Políticas y regulaciones gubernamentales: Varios países han implementado políticas y regulaciones para reducir el desperdicio de alimentos, como la promoción de donaciones de alimentos, el establecimiento de estándares de etiquetado más claros y la promoción de prácticas agrícolas sostenibles.

Estas iniciativas y acciones a nivel mundial reflejan un compromiso global en la lucha contra la pérdida y el desperdicio de alimentos, reconociendo la importancia de abordar este problema desde múltiples frentes y a través de la colaboración entre gobiernos, organizaciones, empresas y la sociedad civil.