El profesor titular de Geodinámica Externa de la UIB, Bernardí Gelabert, ha trasladado este miércoles su apuesta por el uso del agua desalada ante el descenso de los recursos procedentes de acuíferos y el aumento del consumo. Gelabert ha comparecido este miércoles en el Parlament en la Comisión No Permanente de Estudio en Materia de Planificación y Gestión y Recursos Hídricos.

 

Única y exclusivamente de las lluvias

 

En su exposición, el experto ha explicado que el agua que se consume en Baleares procede "única y exclusivamente" de las lluvias que alimentan los acuíferos, por lo que si cada vez éstas son más escasas y el consumo no deja de aumentar, se tendría que apostar por la desalación.

Gelabert ha apuntado que a día de hoy, el uso de agua desalada representa una pequeña parte del consumo global por lo que podría incrementarse su producción, argumentando, además, que cuanto más se produce más barata es y "sirve para dejar tranquilos los acuíferos".

El experto, igualmente, ha trasladado su apuesta por una gestión de los recursos hídricos a nivel insular para compensar las diferencias en la calidad del recurso que padecen los ayuntamientos.

Según ha señalado, de los 2.275 hectómetros cúbicos al año que pueden llover de media en Mallorca, menos del 15 por ciento (360 hectómetros) quedaría finalmente disponible en los acuíferos para su disposición.

En este sentido, ha puesto como ejemplo el acuífero ubicado en Bunyola, cuyo nivel del agua ha bajado unos 140 metros en cuatro décadas.

 

No es eficaz al 100%

 

Sin embargo la desalinización del agua de mar no es eficaz al 100%. El  proceso genera un residuo -salmuera residual-, que normalmente se elimina vertiéndolo al mar y poniendo en grave riesgo la flora y fauna de los ecosistemas marinos.

El anormal aumento de la salinidad debido al vertido de la salmuera residual también puede provocar hipoxia -un descenso del contenido de oxígeno disuelto-.