Cualquier objeto sólido de fabricación humana que acaba en el mar es considerado basura marina. Los desechos pueden llegar al agua y la costa de diferentes maneras: abandonados deliberadamente por las personas, perdidos de manera involuntaria en el mar o transportados por ríos, desagües, sistemas de alcantarillado o vientos.

Tras un estudio de 11 años, un equipo de científicos de la Universidad de Alicante y el Instituto Español de Oceanografía (IEO) en Murcia ha analizado la composición, distribución y evolución de la basura marina en el Mediterráneo español en 45.259 km2 incluyendo el Mar de Alborán, la isla de Alborán, la región valenciana y tramontana.

De los 2.197 kilos de restos recogidos por la campaña oceanográfica MEDITS-España, los investigadores muestran que el principal componente es el plástico (un 29,3% del peso total), procedente sobre todo de la actividad pesquera; seguido por la escoria que coincide con las rutas tomadas por los barcos mercantes (28,4%), la madera (10,2%), el metal (9,7%) y el vidrio (6,2%).

“Las tres áreas con mayor presencia de plásticos son el mar de Alborán, el Golfo de Alicante y las inmediaciones de Barcelona. A pesar de haber en general una proporción menor respecto a otras áreas mediterráneas, su presencia es muy frecuente”, señala a Sinc Santiago García Rivera, autor principal del trabajo publicado en Marine Pollution Bulletin.

Carbón de los antiguos barcos de vapor

Por otra parte, los residuos quemados de carbón y carbón vegetal procedentes de los barcos son también abundantes en el fondo del Mediterráneo, y su presencia coincide con la ruta tradicional de los barcos de vapor. “Es un desecho producido por la actividad humana, que se acumula en el fondo marino. Afortunadamente, este residuo ya no se genera, pero evidentemente su persistencia en el medio marino dura muchos años”, advierte el investigador.

Junto al resto de desechos como el vidrio o el metal, esta escoria es considerada como basura pesada porque al arrojarse al mar se hunden rápidamente. Por eso “es muy probable que fueran lanzados cerca del lugar donde fueron capturados”, apuntan los autores quienes añaden que esta distribución hace pensar que los usuarios de estas zonas causaron la contaminación del fondo marino.

En el mar de Alborán la presencia de basura marina es alta cerca de la costa hasta los 50 metros y en aguas abiertas desde los 501 a 800 metros. Los científicos lo atribuyen a que la plataforma continental allí es estrecha y eso conlleva una alta densidad de todo tipo de usuarios en las zonas costeras.

“También es notable el alto nivel de tráfico marítimo que entra y sale por el Estrecho de Gibraltar en aguas abiertas. Estas razones podrían influir en la distribución de la basura marina en esta zona”, subraya García Rivera.

Sin embargo, el estudio destaca que las densidades de basura en algunas zonas del mar de Alborán han disminuido en los últimos años del estudio –de 2013 a 2017– pero “no es suficiente para decir que hay una tendencia descendente significativa”, declara el experto.

En la región levantina y Cataluña, el stock de desechos ha sido generalmente estable durante los últimos años, según los datos proporcionados. Para los científicos esta homogeneidad se debe a la amplia plataforma continental. “Esto hace que los usuarios puedan estar más dispersos y alejados de la costa, por lo que la basura marina también lo está”, concluyen.