La larga historia del conflicto enquistado entre Israel y el Líbano puede escribir una nueva página de enfrentamientos por la intensificación de los combates y bombardeos entre Hezbolá y el Estado israelí.
Desde que comenzara la guerra civil del Líbano en 1975, la destrucción y la muerte han perseguido la zona durante casi cincuenta años y con negras perspectivas futuras tras los últimos acontecimientos.
Deriva hacia la guerra civil del Líbano
En su origen el Líbano era un país multiconfesional, compuesto por comunidades musulmanas suníes y chiíes, cristianos y drusos. El mandato colonial de la primera mitad de siglo XX favoreció el acercamiento al poder de los cristianos, a pesar de la importante presencia musulmana. Esta proporción creció y se hizo mayoritaria tras el éxodo de los refugiados palestinos que huyeron hacia el Líbano después de la creación del Estado de Israel y la Guerra de los Seis Días.
Para aumentar la división del Estado, el contexto de la Guerra Fría creó rivalidades internas entre cristianos maronitas, más cercanos a occidente, y grupos de izquierda y panarabistas más afines a los soviéticos.
En este escenario de tensión, desde el inicio de los años 70 la OLP organiza milicias de combatientes palestinos entre los refugiados que han llegado el país para lanzar ataques contra Israel. Esta infraestructura controla buena parte del sur del país, lo que desata la respuesta de los cristianos libaneses, que también comienzan su rearme. El gobierno libanés era incapaz de imponer la ley y los enfrentamientos se extendieron por todo el país en 1975, con dos facciones principales y la presencia de potencias extranjeras como Israel o Siria.
La guerra fue dramática, con constantes matanzas entre sectores de religión contraria. En la evolución del conflicto, el país queda dividido de facto entre un norte cristiano y un sur musulmán. Ante esta división, Israel aprovecha para invadir el sur del Líbano hasta la orilla del río Litani, así como una campaña de atentados contra población palestina y libanesa. En respuesta a la intervención, la ONU creará la FINUL, una fuerza para mantener la paz en el Líbano, a la que encarga el control en dicho sector.
Primera guerra del Líbano en 1982 y el nacimiento de Hezbolá
La provisional retirada israelí apenas tuvo continuidad, ya que en el verano de 1982 lanzó una nueva ofensiva contra el Líbano en la Operación Paz para Galilea. Las sucesivos ataques desde los campos de refugiados palestinos dieron el pretexto para una ofensiva total que llegó a controlar buena parte de Beirut, bombardeada durante dos meses. El asedio obligó a la salida de la OLP de la ciudad y a instalarse en Túnez, situación que cumplió los objetivos israelíes.
Durante la ocupación de Beirut se permitió la actuación de falanges cristianas que, con la connivencia israelí, masacraron a los refugiados palestinos. Un ejemplo es la matanza en los campos de refugiados de Sabra y Chatila, en Beirut oeste, donde hubo una matanza de refugiados palestinos en venganza por ataques anteriores. El hecho fue calificado como genocidio por la Asamblea General de la ONU y el ejército israelí fue acusado de responsable indirecto por no intentar evitarlo.
A raíz de esta invasión israelí surge un movimiento de clérigos musulmanes financiado por Irán que culmina con la fundación de Hezbolá, que aprovecha la importante comunidad chií del Líbano y tiene como principal objetivo la oposición a la ocupación israelí del sur del país.
La presencia israelí todavía duraría varios años. Tras firmar un acuerdo por el que aceptaban retirarse del Líbano, aún estuvieron presentes en Beirut hasta julio de 1983, momento en el que se repliegan hasta la zona del río Awali, al norte de Sidón. Todavía permanecieron en esa zona hasta principios de 1985, cuando se retiran de la mayoría del territorio, aunque aún conservaran la ‘franja de seguridad’ junto a la frontera israelí.
Tensión de los noventa y la retirada israelí
La guerra civil libanesa acaba con el Acuerdo de Taif, firmado en octubre de 1989, que también supone el restablecimiento de relaciones con Siria y una reforma política que transfiere parte del poder que tenían los cristianos a la mayoría musulmana. Esta situación asienta la influencia siria, que llega a ocupar de facto ciertas zonas del país. Además, los acuerdos redujeron la rivalidad entre las distintas milicias, situación que debía culminar con el desarme de dichos grupos a excepción de Hezbolá, que se marchó de Beirut pero mantuvo su infraestructura en el sur del país mientras ganaba influencia en el país a marchas forzadas.
La posición creciente de Hezbolá era un inconveniente para Israel, que lanzó en julio de 1993 la operación Ajuste de Cuentas contra las infraestructuras de bases palestinas y de Hezbolá en el valle de la Bekaa. Tras varias semanas de lanzamiento de cohetes desde el sur del Líbano, Israel realizó una operación relámpago que duró apenas seis días.
Las hostilidades no acabaron durante los noventa y en abril de 1996 Israel vuelve a bombardear el Líbano en la operación Uvas de la Ira. De nuevo con el argumento de acabar con el lanzamiento de cohetes de Hezbolá, los bombardeos israelíes golpearon con dureza el territorio libanés. Muy recordada es la masacre de Qana, donde se bombardeó una base de tropas de la FINUL donde había refugiadas cientos de personas y en la que murieron un centenar de civiles.
Finalmente, en el año 2000 Israel culmina su retirada de la zona de seguridad que aún mantenía ocupada en el sur del Líbano. Este terreno pronto sería ocupado por Hezbolá, lo que causará una nueva línea de tensión a lo largo de la frontera entre ambos países.
Fruto de esta situación surge el asunto de las Granjas de Cheba, una pequeña zona fronteriza entre Siria, Israel y Líbano. Hezbolá reclama el territorio como zona libanesa ocupada por Israel, mientras éstos argumentan que ese territorio forma parte de Siria en su mayor parte. La negativa a la devolución de los territorios es la excusa esgrimida por Hezbolá para mantenerse armada.
Guerra entre Israel y Hezbolá en 2006
Para acabar con la injerencia siria en el país se dio el movimiento popular de la Revolución de los Cedros, tras el asesinato del ex primer ministro Rafik Hariri y la sospecha de una influencia siria en el mismo. A la vez que se daba este cambio estratégico de influencias, Hezbolá ganaba presencia y reconocimiento tras la retirada israelí y su papel entre la población musulmana del Líbano, donde sustituye parte de las funciones del gobierno.
El inestable equilibrio de la zona acabó de romperse en julio de 2006, cuando estalla la guerra entre Israel y Hezbolá. La milicia lanzó varios cohetes contra la frontera israelí, con tres soldados muertos y otros dos hechos prisioneros. Hezbolá intentó negociar la liberación de los dos militares a cambio de prisioneros libaneses pero Israel se negó y bombardeó con dureza todo tipo de objetivos: infraestructuras de Hezbolá, objetivos civiles e incluso el aeropuerto de Beirut.
El ejército israelí lanzó una ofensiva terrestre sobre el sur del Líbano e impuso el bloqueo aéreo y naval. Murieron más de 1.000 libaneses y 165 israelíes y casi dos millones de personas de ambos lados de la frontera debieron huir del conflicto. La situación se calmó en septiembre, cuando Israel levantó el bloqueo y comenzó la retirada de las tropas.
Intensificación del conflicto en paralelo con la guerra de Gaza
Tras finalizar el conflicto, el sentimiento de resistencia de Hezbolá ante Israel impregnó a la población. La organización mantuvo su influencia y aumentó su poder, con mejor equipamiento y mayor preparación, como demostró en su participación en conflictos como la guerra de Siria, donde combatió junto al ejército de Bashar al Assad.
Pero en un contexto de continua tensión, el conflicto entre Hezbolá e Israel volvió a primer plano tras los ataques lanzados por Hamás contra territorio israelí el 7 de octubre de 2023. La milicia libanesa aprovechó el momento de debilidad para lanzar cohetes y proyectiles de artillería contra posiciones israelíes. Esta ofensiva provocó un nuevo desplazamiento de los habitantes de la franja norte de Israel.
Las hostilidades entre ambos lados de la frontera eran casi continuas hasta que Israel lanzó un ataque masivo con explosivos colocados en buscas y walkie-talkies de miembros de Hezbolá. La acción israelí causó decenas de muertos y miles de heridos y despertó la promesa de venganza de la milicia. Israel intensificó los bombardeos sobre el sur del Líbano y Hezbolá aumentó el lanzamiento de cohetes contra territorio israelí. La situación alcanzó su máxima intensidad cuando Israel ejecutó un bombardeo masivo el 23 de septiembre de 2024 donde murieron más de 500 personas, el mayor número de víctimas desde la guerra civil.
La actuación desató la alerta entre la población del sur del Líbano, que comenzó un nuevo éxodo hacia zonas del norte ante la posibilidad, cada vez mayor, de que el país vuelva a sufrir otro conflicto armado.
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