Un estudio realizado por expertos y expertas de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y por integrantes de la Cofradía de Pescadores de Miño ha detectado indicios de presencia de material genético del virus de la Covid-19, residual y sin riesgo de contagio, en muestras de especies del ecosistema de la costa gallega, según se ha puesto de manifiesto en el 2º Congreso COVID-19.

La presencia de SARS-CoV-2 en heces de pacientes infectados y, en consecuencia, en las aguas residuales, llamó la atención de los autores de este estudio sobre la posibilidad de una vía de transmisión fecal-oral de este nuevo virus y la contaminación del medio ambiente a través de las aguas residuales. Como otros virus humanos comúnmente presentes en las heces (virus entéricos), el SARS-CoV-2 puede liberarse a través de aguas residuales en cursos de agua que finalmente llegan a las áreas costeras.

Moluscos bivalvos

 

Los moluscos bivalvos tienen una larga historia como vectores de transmisión de virus entéricos, consecuencia de la contaminación fecal de sus aguas de cultivo y su naturaleza filtradora. Por ello, para investigar la posible presencia de SARS-CoV-2 en el medio marino, se analizaron 12 muestras de sedimentos y 12 muestras de almeja (Ruditapes philippinarum y R. decussatus) recogidas entre mayo y julio de 2020 en dos bancos naturales ubicados en dos pequeños estuarios gallegos, clasificados como zonas de clase C (normativa UE).

El ARN viral se detectó mediante RT-qPCR en nueve muestras de almeja y en tres muestras de sedimento. Solo cuatro de las nueve muestras fueron positivas para dos regiones diana y las señales de ARN desaparecieron en el ensayo de viabilidad.

Se considera que esta es la primera detección de ARN del SARS-CoV-2 en un organismo marino y demuestra que los viriones del SARS-CoV-2 o, al menos, su ARN, pueden alcanzar las aguas costeras. Los resultados también sugieren un estado no infeccioso del virus y un alto grado de degradación de su ácido nucleico, lo que implica un riesgo prácticamente nulo de adquirir SARS-CoV-2 a través del consumo de moluscos.

Los autores de esta investigación proponen en sus conclusiones ahondar más en el estudio de su posible persistencia en los sistemas acuáticos, y en el uso de organismos marinos como los moluscos como centinelas de contaminación fecal humana en ambientes costeros.