Un nuevo comunicado de expertos en enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad George Washington y de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos ha destacado la importancia de continuar utilizando mascarillas en los centros sanitarios por razones de seguridad de los pacientes.

Este mensaje, publicado en la revista Annals of Internal Medicine (1), contrasta con un reciente comentario de autores de 8 instituciones estadounidenses que sugerían que el tiempo del uso generalizado de mascarillas ha pasado.

Los investigadores reconocen que el enmascaramiento ha sido un tema controvertido durante la pandemia de COVID-19, debido a la falta de pruebas de alta calidad sobre su eficacia y a la politización del tema.

A medida que la emergencia de salud pública de COVID-19 disminuye y la pandemia retrocede, los hospitales se enfrentan al desafío de decidir cómo reducir las estrategias de mitigación de manera segura. En este sentido, un nuevo llamado de atención ha sido emitido por expertos en enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad George Washington y de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos.

La controversia en torno al uso de mascarillas en la comunidad ha sido evidente durante la pandemia. La escasez de evidencia de alta calidad que respalde su eficacia, así como la politización del tema, han llevado a debates acalorados. Sin embargo, los investigadores enfatizan que, a pesar de estas controversias, la experiencia en entornos clínicos demuestra la eficacia del uso de mascarillas para la seguridad de los pacientes.

 

Mitigan el riesgo de transmisión

 

Aunque los estudios publicados sobre la eficacia de las mascarillas presentan limitaciones metodológicas y la adherencia al uso de las mismas ha sido subóptima, se ha demostrado que las mascarillas quirúrgicas y los respiradores con pieza facial filtrante son efectivos para limitar la propagación de aerosoles y gotitas que portan virus respiratorios. Aunque no brindan una protección del 100%, reducen significativamente la cantidad de virus expulsados al toser o hablar, lo que mitiga el riesgo de transmisión.

Los expertos también destacan el problema del presentismo en el ámbito médico, donde el personal de atención tiende a presentarse a trabajar incluso cuando están enfermos. Durante la pandemia, se observó que una parte significativa del personal de salud trabajaba con síntomas de enfermedad respiratoria. Este comportamiento tradicional no se espera que cambie si se retiran las mascarillas, lo que podría exponer innecesariamente a los pacientes a infecciones prevenibles.

Además, la transmisión presintomática del virus respiratorio, como el SARS-CoV-2, también es una razón convincente para mantener el uso de mascarillas en entornos clínicos. Aunque las personas vacunadas pueden presentar síntomas leves o ser asintomáticas, la transmisión a pacientes inmunológicamente vulnerables podría causar enfermedades graves o prolongadas.

 

Las mascarillas en los hospitales deben continuar

 

Ante estas consideraciones, los expertos recomiendan encarecidamente que los hospitales continúen utilizando mascarillas durante las interacciones con los pacientes. Aunque no se descarta la posibilidad de explorar enfoques alternativos, como el uso de mascarillas solo durante la temporada de virus respiratorios o en áreas con pacientes de alto riesgo, exponer a los pacientes a infecciones prevenibles al no utilizar mascarillas va en contra de los principios de seguridad del paciente.

Es fundamental seguir estudiando el uso de mascarillas en el entorno clínico, tanto para evaluar sus beneficios como para abordar posibles consecuencias adversas, como dificultades en la comunicación y empatía. A pesar de las limitaciones actuales, el uso generalizado de mascar

illas en las instituciones de atención médica durante la pandemia ha demostrado una notable reducción en la transmisión de diversos virus respiratorios, lo que respalda su efectividad como medida de seguridad del paciente.

Referencias