El ritmo frenético del día a día, y el poco tiempo que disponemos para cocinar muchas veces, nos impiden poder atender a pequeños gestos que pueden colaborar a la hora de mantener nuestra salud a raya. Tenemos claro en muchas ocasiones cómo conservar los alimentos. Pero en la cocina, el tener todo limpísimo antes de cocinar, así como los utensilios puestos a punto es igualmente fundamental a la hora de prevenir patologías, fundamentalmente digestivas.

"Todo esto es importante porque, al final, todas las bacterias que tenemos en la cocina, en las encimeras, en las bayetas, en los estropajos, incluso en nuestras propias manos, por eso hay que lavarlas, se pueden meter en nuestro cuerpo y causarnos una intoxicación, o diferentes enfermedades, como una gastroenteritis, que siempre modificarán nuestra microbiota", alerta la nutricionista clínica especializada en nutrición digestiva y hormonal, y máster en Microbiota Humana Blanca García-Orea.

Sobre los principales utensilios que empleamos constantemente en la cocina, los estropajos y las bayetas, esta experta reconoce que estos acumulan restos de comida: "Los estropajos, trapos, y bayetas acumulan gran cantidad de bacterias por ser gruesos y porosos, estar húmedos y en constante contacto con la comida y con la suciedad. Aunque los laves con jabón, esto los convierte en el hogar perfecto para los microorganismos que pueden dañar a nuestra salud. Que se vean limpios no significa que estén libres de bacterias y desinfectados".

 

Cambia los estropajos y bayetas cada 7-10 días

 

Así, aconseja no alargar mucho su vida útil porque, "sin duda", son los objetos con mayor cantidad de patógenos que hay en la casa. En su opinión, estos deberían cambiarse semanalmente, o como mucho cada 10 días.

"No vale lavarlos, ni en la lavadora, ni en ningún sitio con jabón porque contienen bacterias que se quedan ahí, y muchas son resistentes. Puedes haber limpiado algo de huevo, un alimento de muy alto riesgo, y que se queda ahí si no lo has limpiado bien. Es por nuestra salud y a veces un estropajo no se cambia en un mes. Aunque tengas síntomas leves puede ser debido a esto, aunque lo desconozcamos", avisa esta nutricionista clínica.

A la hora de su mantenimiento en el día a día, ve imprescindible el lavarlos con jabón y agua siempre después de emplearlos, o bien en lejía alimentaria durante 5-10 minutos, pero sobre todo subraya que es fundamental el no mantenerlos húmedos: "Este es su principal problema y el vehículo perfecto para que las bacterias proliferen. Cada vez que se usen se puedan secar bien para un próximo uso porque si están todo el rato húmedas puede haber bacterias seguro".

Por eso, reitera García-Orea en la importancia de retirar bien los restos de alimentos que se quedan en el estropajo después de su uso porque esto supone un gran foco de infecciones, al tiempo que mantiene que otra cosa que deberíamos hacer es utilizar bayetas diferentes para secar lo que ya está limpio, y otra para recoger lo sucio. "Así no esparciremos bacterias por toda la cocina", avisa.

Sobre los paños de cocina considera que lo ideal es tener tres: uno para limpiarse las manos de los restos de comida, otro para secar la encimera limpia, y otro para secar los utensilios. "Los paños de cocina deberían cambiarse cada dos días", advierte esta experta.

 

Qué sucede con los utensilios de madera

 

Preguntamos igualmente a esta nutricionista clínica sobre el empleo de utensilios de madera, tan frecuente en muchos hogares españoles, sobre su limpieza y mantenimiento adecuados. Sostiene García-Orea que, al final, la madera es porosa y si se hace cualquier corte pequeño se pueden incrustar patógenos igualmente dañinos para nuestra salud.

Recuerda que, precisamente, este tipo de herramientas de cocina ya se han prohibido a nivel industrial porque en ellos se pueden meter microorganismos y no se puede llegar a lavar esa parte interior con agua y con jabón: "Puedes tenerlos pero hay que ver que no tengan muchas rayaduras, cambiarlas cada cierto tiempo si es que te gusta usarlas. Si los lavas en el friegaplatos te aseguras que la limpieza es más profunda".

 

¿Y con las tablas de cortar?

 

En cuanto a las tablas de cortar dice, a nivel general, no solo las de madera, lo ideal es dividir su uso entre los alimentos crudos y los cocinados porque los crudos pueden tener bacterias y se las puedes pasar estas a los productos cocinados. "No podemos cortar una lechuga y después en la misma tabla cortar una pechuga sin cocinar. Es más que nada por la contaminación cruzada que puede haber ahí", resalta.

En su opinión, las de madera son las menos aconsejables y, en cambio, las que más le gustan son las de silicona, aunque reconoce que también las de plástico están bien, pero siempre diferenciadas, claro. Insiste en que la mejor forma de limpiarlas es con el friegaplatos. García-Orea trata este asunto en su último libro, 'Dime qué como ahora. Mejora tu microbiota, tus digestiones y tu energía' (Grijalbo).