España ha vuelto al confinamiento. Tras los brotes de SARS-CoV-2 ocurridos a lo largo del país, las autoridades han decidido imponer de nuevo algunas medidas restrictivas con el objetivo de frenar su avance y evitar volver a la situación vivida durante los meses de marzo, abril y mayo. ¿Son acertadas estas decisiones?

Según un estudio publicado hoy en The British Medical Journal, las medidas de distanciamiento físico, como el cierre de escuelas, lugares de trabajo y transporte público, y la restricción de las reuniones masivas se asocian con una reducción significativa de los nuevos casos de COVID-19. Los datos, recogidos en 149 países y regiones, muestran que la aplicación temprana del confinamiento se relaciona también con menos casos. 

“Estos hallazgos podrían respaldar las decisiones políticas que los países preparan para imponer o levantar medidas de distanciamiento físico en las olas epidémicas actuales o futuras”, explican los investigadores, liderados por Nazrul Islam, de la Universidad de Oxford (Reino Unido).

“Las intervenciones de distanciamiento físico funcionan en combinación con otras. Así, el cierre de escuelas y lugares de trabajo, y restricciones en las reuniones públicas puede ayudar a los estados a mantener en funcionamiento el transporte público para las personas que trabajan en los sectores de servicios esenciales”, afirma a SINC Islam.

Por el momento, hay más de 13 millones de casos confirmados en el mundo. Sin una terapiavacuna eficaz, los expertos recomiendan el distanciamiento físico para reducir al mínimo la transmisión y, por tanto, disminuir así el riesgo para las personas más vulnerables de la sociedad.

De la misma forma, dicho distanciamiento también reduce la presión sobre la salud pública y los servicios sanitarios, y permite centrarse en la prevención y el tratamiento de la enfermedad. Pero los datos reales sobre la eficacia de estas medidas son escasos.

Por ello, el equipo se propuso comparar el cambio en los nuevos casos (incidencia) de coronavirus antes y hasta 30 días después de la aplicación de medidas de distanciamiento físico en las primeras etapas de la pandemia. Sus conclusiones se basan en los casos diarios notificados en territorios que aplicaron medidas restrictivas entre el 1 de enero y el 30 de mayo de 2020.

Medidas impuestas con celeridad

 

Los resultados revelan que las medidas de distanciamiento físico se aplicaron por primera vez, de media, nueve días después del primer caso notificado. Sin embargo, algunos países tardaron más en establecer las medidas, entre ellos Tailandia (58 días), Australia (51 días), Canadá (46 días), Sri Lanka y Reino Unido (45 días), Finlandia y Malasia (42 días), y Camboya, Suecia y EE UU (40 días).  

España implementó la primera medida de distanciamiento físico a los 37 días (el 9 de marzo de 2020) después del primer caso reportado, momento en el cual había 1.527 casos confirmados.

Además, la imposición de cualquier medida de distanciamiento físico se asoció con una reducción general de la incidencia de COVID-19 del 13 % durante el período de estudio. 

En combinación con el cierre de escuelas y lugares de trabajo, la restricción de las reuniones masivas pareció ser un componente clave asociado con la disminución de los casos. Sin embargo, el cierre del transporte público no se asoció con ninguna reducción adicional cuando las otras medidas de distanciamiento físico estaban implementadas, probablemente como resultado de que menos personas tendrían que utilizar este servicio.

 

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Datos de incidencia de España. / The BMJ
 

Limitaciones del estudio

Los autores señalan que se trata de una evaluación mediante métodos de observación, por lo que su capacidad para establecer las causas es restringida. Insisten también en otras limitaciones debido a la falta de datos adecuados, como la imposibilidad de evaluar el cumplimiento del distanciamiento físico o el uso de mascarillas.

“Si bien las conclusiones primarias parecen robustas, se necesitan más estudios para dar una respuesta definitiva sobre el alcance, la intensidad, las combinaciones y el momento de las medidas”, apuntan. 

Los investigadores sugieren que, a medida que la pandemia siga evolucionando, “será fundamental repetir y ampliar este análisis para evaluar los efectos de las intervenciones a más largo plazo, así como estudiar las combinaciones y la secuenciación del levantamiento de las restricciones”.

“Debemos tener cuidado de no engañar o exagerar los hallazgos políticamente convenientes y arriesgarnos a violar la confianza pública necesaria para una respuesta eficaz a la pandemia”, concluyen.