¿Cómo está relacionado el feminismo con la ecología?

Lo está en muchas cosas. Primero, porque de la mujer surge la vida. Y la naturaleza es vida, aunque hayamos vivido creando el falso mito de que es algo muerto. Y el trabajo creativo de las mujeres ha sido el que más ha contribuido a salvar la vida de la Tierra.

¿Cree que el movimiento que lucha para preservar el medio ambiente ha sido útil?

Creo que el ecologismo ha logrado el éxito de lograr que todo el mundo hable ya de desarrollo sostenible. La palabra sostenible no existiría sin este movimiento detrás. El poder agroindustrial, concentrado en un puñado de grandes corporaciones multinacionales, reducidas ahora a tres con la compra de Monsanto por Bayer, posee una cantidad inmensa de dinero y puede utilizarlo para hacer propaganda masiva. Puede comprar a los medios de comunicación, a los gobiernos o monopolizar los recursos e incluso la investigación. Ponerlos a todos de su parte. Pero, a pesar de todo eso, su historia se está acabando. Y muchas personas de mente independiente ya no quieren sus productos nocivos, contaminantes, alterados genéticamente.

¿Qué opina cuándo ve gente que los defiende?

Te voy a poner un ejemplo: el aceite de palma. India siempre se había autoabastecido de aceite vegetal propio. En 1998, la industria global manipuló los campos para destrozar nuestro sistema agrícola. Y nos obligó a cultivar soja transgénica o plantaciones de palma para aceite. Hoy, el 70% del aceite que se consume en India es de palma o de soja. Y así es como han terminado con miles y miles de vidas humanas y de especies animales y vegetales, al arrasar bosques para plantar. Luego no es solo Indonesia la que está afectada, sino todos los campesinos, de allí, de India o de Sudamérica. Ahora es cuando tenemos que movernos hacia un consumo local, que proteja la biodiversidad. Porque a las compañías no les importa eso –que se cultive aceite de palma u otra cosa-. Solo les importa el dinero.

Uno de los objetivos planteados en los últimos tiempos por la ONU es acabar con el hambre. ¿Sería posible solamente con productos ecológicos?

Sí, la única manera de acabar con el hambre será con la comida orgánica. Porque el modelo industrial, como ya he dicho, está probado y acabado. Lo único que ha logrado es que sólo unos pocos se beneficien. Mientras, la mayoría de los habitantes del planeta no están bien alimentados. El sistema industrial y de corporaciones no es consistente. Solo la agricultura local y orgánica es eficiente.

Estas afirmaciones han llevado a que la acusen de estar en contra de lo nuevo y del progreso... ¿Qué responde?

Tengo suficiente inteligencia y experiencia para saber lo que es útil e inútil. El método que consiste en utilizar una unidad para producir 100 es útil y es progreso. El que utiliza 100 para producir una es inútil y retroceso. A veces, como en los casos del arroz dorado o el plátano, se habla de avances, pero los nutrientes obtenidos se han reducido un 7.000%. Y eso no es progreso: es una receta para ganar dinero. No estoy contra lo nuevo, sino contra la estupidez. Contra el acaparamiento de terreno y la destrucción de biodiversidad de las grandes corporaciones.

¿Qué papel tienen en todo esto los gobiernos?

El rol de los gobiernos es muy importante. En India, las amenazas de Monsanto para corromper al gobierno acabaron en un juicio que se celebró en octubre. La gente tiene que luchar y presionar a los políticos. Tiene que haber una contraofensiva de las personas. Yo estoy luchando y exigiendo al gobierno, que necesita saber que tiene gente detrás por la que tomar decisiones. Hay que recordarles que tienen que cumplir, y no ir a favor de las reglas que imponen las corporaciones. Los gobiernos, por ellos mismos, no pueden vencer. Pero con la gente junto a ellos, sí. Hay que decirles a las multinacionales que aquí estamos para resistir.

¿Es una buena o una mala noticia la compra de Monsanto por parte de Bayer?

Quiere decir, primero, que ya hemos ganado. Porque si Monsanto ha tenido que ser vendida es que hay algo malo detrás, que el nombre de Monsanto tenía que morir. Pero eso no conlleva que dejemos de luchar. Después, la compra pone de manifiesto que quieren trasladar el epicentro de sus acciones a Europa. Y hemos visto que en Europa, como por ejemplo en Alemania, la gente ya ha puesto coto a lo transgénico. Así que se trata de una oportunidad muy grande para pelear. Y no es fácil ni suficiente. Porque, individualmente, ambas empresas son muy destructivas, y juntas son el doble de destructivas. Hay que hacer visible el daño que causa Monsanto y lograr que Bayer no la compre. Siento que el siguiente paso de la democracia será parar esto por completo y decirles: vosotros habéis destrozado nuestro planeta.

¿Está la sociedad preparada para abandonar sus hábitos de consumo y pasarse a lo orgánico?

Creo que cuando se dé cuenta de que esto solucionaría el cambio climático, que lo orgánico es más sano y que previene el desempleo, la gente verá que hay una forma de hacer un mundo mucho más amable. Cuando pones todo esto enfrente de la gente, ésta reacciona. Y está preparada. De forma muy positiva.