El Kumbh Mela es uno de los festivales religiosos más importantes de la India y el más grande del mundo. Su nombre proviene del sánscrito “kumbh”, que significa jarra, haciendo referencia a la mítica batalla entre dioses y demonios por el néctar de la inmortalidad.
La tradición cuenta que algunas gotas de este néctar cayeron en cuatro lugares sagrados: Prayagraj, Haridwar, Ujjain y Nashik, donde se celebra el festival siguiendo un calendario astrológico específico.
Cada edición del Kumbh Mela reúne a millones de personas, desde peregrinos devotos hasta ascetas errantes conocidos como shadus, quienes se congregan en los ríos sagrados Ganges, Yamuna y el mítico Saraswati para realizar rituales de purificación.
Sumergirse en estas aguas significa, según la tradición hindú, absolver los pecados y favorecer el crecimiento espiritual. Esta combinación de devoción y tradición convierte al festival en un fenómeno cultural único, reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Magnitud y asistencia
El Maha Kumbh Mela de 2025, celebrado en Prayagraj, fue la edición más concurrida de la historia, reuniendo a 660 millones de personas durante 45 días, casi el doble de la población de Estados Unidos. Las autoridades habían previsto 450 millones, pero la devoción y la coincidencia con un fenómeno astrológico único hicieron que el número de asistentes superara todas las expectativas.
Durante el festival, las calles se llenan de colores vibrantes, donde el naranja de los shadus simboliza renuncia y santidad, y el morado, azul, amarillo y rojo representan otras dimensiones espirituales. Familias enteras, grupos y comunidades avanzan juntas hacia los ghats sagrados, creando un mar humano que se mueve entre rituales, procesiones y ceremonias tradicionales.
Los shadus, ascetas errantes que renuncian al mundo material, se convierten en figuras icónicas del festival. Meditan, realizan procesiones y muestran su disciplina espiritual, mientras los peregrinos participan en ceremonias colectivas que refuerzan la fe y la cultura ancestral. Cada instante ofrece un espectáculo visual y humano, que puede apreciarse en el fotorreportaje, desde la magnitud de la multitud hasta los detalles más íntimos de devoción.
La ciudad temporal: Mahakumbh Nagar
Organizar un evento de esta magnitud requiere una planificación urbana y logística sin precedentes. Para ello, el gobierno de Uttar Pradesh construye Mahakumbh Nagar, una ciudad temporal de 4.000 hectáreas, organizada en 25 sectores, con doce kilómetros de ghats en el Triveni Sangam, el punto donde se unen el Ganges, el Yamuna y el Saraswati.
Entre los elementos clave de la infraestructura destacan:
· Calles y avenidas de arena compactada, que facilitan el tránsito de millones de personas.
· Zonas de alojamiento temporal, con tiendas, campamentos y comedores comunitarios.
· Servicios de salud y asistencia médica, distribuidos estratégicamente por toda la ciudad.
· Sistemas de saneamiento y gestión de residuos, para proteger los ríos y el entorno natural.
· Control del flujo de peregrinos y seguridad, mediante señalización, personal en puntos clave y rutas de evacuación.
La ciudad se levanta sobre un terreno inundable, que meses antes está cubierto por las aguas de la estación monzónica. Tras el retroceso del agua, se acondiciona la arena y se construye la infraestructura necesaria para acoger a millones de peregrinos. Al finalizar el festival, todo se desmonta y el terreno recupera su estado natural, demostrando un modelo temporal y sostenible de organización urbana.
Rituales y significado espiritual
El baño ritual en el Triveni Sangam es el momento central del festival. Sumergirse en estas aguas es un acto de purificación espiritual y redención, considerado la acción más importante del Kumbh Mela.
Otros elementos destacados incluyen:
· Procesiones de ascetas y shadus, mostrando disciplina, meditación y sacrificio.
· Ceremonias musicales y danzas tradicionales, que celebran la herencia cultural y espiritual.
· Encuentros comunitarios y rituales colectivos, donde se transmiten enseñanzas y valores de generación en generación.
· Celebraciones culturales, que permiten a peregrinos y visitantes compartir experiencias y aprender sobre la historia y la tradición hindú.
Cada ritual es una manifestación de la fe y la cultura hindú, y el fotorreportaje capta tanto la inmensidad del evento como los momentos más íntimos: niños junto a sus familias, ascetas meditando y comunidades compartiendo alimentos o enseñanzas.
Impacto ambiental y sostenibilidad
La concentración de millones de personas genera retos ecológicos considerables. Se producen toneladas de residuos sólidos y aguas residuales, y los sistemas de limpieza y saneamiento deben operar a máxima capacidad.
El Kumbh Mela demuestra que la tradición religiosa puede coexistir con la sostenibilidad ambiental, siempre que haya planificación, gestión de recursos y conciencia colectiva. Este festival no solo es un fenómeno religioso y cultural, sino también logístico y ecológico, un ejemplo de cómo coordinar la mayor congregación humana del planeta sin comprometer por completo los ecosistemas locales.
Un fenómeno cultural y social
El Kumbh Mela no solo es un evento espiritual, sino también un fenómeno cultural y social que refleja la capacidad humana de organización y la riqueza de la tradición hindú. Cada doce años, la India logra coordinar millones de personas en un espacio limitado, combinando devoción, rituales, cultura y sostenibilidad.
El mapa que acompaña este artículo señala las cuatro ciudades sagradas, destacando Prayagraj como sede del Maha Kumbh Mela 2025, e indica la ubicación del Triveni Sangam y los sectores de la ciudad temporal. La infografía ilustra la magnitud del festival, la infraestructura y los rituales, facilitando la comprensión de un evento que mezcla espiritualidad, cultura y logística a gran escala.
Cada edición del Kumbh Mela es un testimonio de la fe, la tradición y la capacidad humana, y ofrece un paisaje visual y espiritual que refleja la riqueza cultural y espiritual de la India. Es un ejemplo único de cómo un evento religioso puede convertirse en una experiencia colectiva, cultural y educativa, mientras se enfrenta a los desafíos de la organización y la sostenibilidad ambiental.
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