Greenpeace denuncia que desde que comenzó la crisis de la COVID-19 en Europa, el Banco Central Europeo "ha inyectado más de 7.000 millones de euros en la industria de los combustibles fósiles.

Revela que la entidad "solo" compra bonos de siete de las principales empresas contaminantes y que ha contribuido a emitir a la atmósfera lo equivalente a 11,2 millones de toneladas de CO2, más de lo que emite Luxemburgo en todo un año.

Señala que entre mediados de marzo y mediados de mayo, para responder a la crisis sanitaria del coronavirus, el BCE ha comprado bonos corporativos por valor de casi 30.000 millones de euros, entre los que se incluyen la inyección de más de 7.600 millones de euros en el sector de los combustibles fósiles.

Según este análisis de las cifras del BCE, la ONG explica que 4.400 millones de euros se destinaron a empresas eléctricas con una huella de carbono estimada de casi 8 millones de toneladas, y que más de 3.200 millones de euros se destinaron a la industria del petróleo y el gas.

Dinero público a las empresas contaminantes

 

Como  banco regulador de las entidades financieras en la zona euro y uno de los principales compradores de bonos corporativos del mundo, "cualquier compra de activos que realice el BCE tiene una enorme influencia en la industria de los combustibles fósiles y, por tanto, un importante impacto tanto en la recuperación verde de Europa tras la crisis sanitaria, como en la mitigación o impulso de la actual crisis climática".

En este contexto, Greenpeace afirma que el programa de compra de activos lanzada por el BCE en 2014 durante la crisis del euro, "ha demostrado ir en contra" de los esfuerzos de la UE por frenar el cambio climático.

El portavoz de Greenpeace, Miguel Ángel Soto, ha reclamado al BCE y a otros bancos centrales que dejen de inyectar dinero público a las empresas contaminantes.

Políticas económicas alineadas con los objetivos del Acuerdo de París

 

"Los activos que el BCE ha comprado como respuesta a la pandemia siguen anclados en el pasado, contribuyendo a agudizar la crisis climática. A medida que esta crisis continúa escalando, no podemos permitirnos más dinero público destinado a los combustibles fósiles", ha remarcado Soto, e  insta al BCE a excluir los combustibles fósiles de futuras compras y alinear sus políticas económicas con los objetivos del Acuerdo de París.

En este contexto, la ONG pide que se revise la política monetaria del BCE para incluir la incorporación de los riegos del cambio climático en la toma de decisiones.

Propone que se haga un aumento de los requisitos y garantías exigidas a los bancos para recibir fondos del BCE (mediante la exclusión de empresas contaminantes) o a través del aumento del capital que los bancos están obligados a mantener en depósito cuando prestan dinero a las empresas del sector de los combustibles fósiles.