“Nuestra generación ha sido testigo de un crecimiento y de un progreso tecnológico sin precedentes que, aun cuando ha aportado beneficios a muchas personas, ha tenido al mismo tiempo graves consecuencias sociales y ambientales. Aumenta la desigualdad entre ricos y pobres, entre las naciones y dentro de ellas, y existen evidencias de un creciente deterioro del ambiente físico, bajo diferentes formas, a escala mundial. Esta situación, aunque causada principalmente por un número relativamente pequeño de países, afecta a toda la humanidad”.

Así comienza la Carta de Belgrado, publicada en el año 1975 en el marco del Seminario Internacional de Educación Ambiental, en el que se establecieron los principios básicos y los objetivos fundamentales de la educación ambiental en el marco de los programas de las Naciones Unidas.

La educación ambiental, además de generar una conciencia y soluciones pertinentes a los problemas ambientales causados por las actividades humanas y los efectos de la relación entre el hombre y el medio ambiente, es un mecanismo pedagógico que analiza la interacción que existe dentro de los ecosistemas: los procesos y factores físicos y químicos, así como biológicos, cómo estos reaccionan, se relacionan e interactúan entre sí dentro del medio ambiente.

Todo ello tiene como finalidad entender nuestro entorno y conformar una cultura conservacionista en la que el hombre aplique, en todos sus procesos productivos, técnicas limpias, permitiendo de esta forma el desarrollo sostenible.

Desde el citado evento de 1975 se celebra cada 26 de enero el Día Mundial de la Educación Ambiental. Además, en nuestro país, ha surgido una iniciativa mediante la cual todas las personas preocupadas y ocupadas en la Educación Ambiental pueden debatir el día 26 de cada mes en Twitter con el hashtag #EA26.

La figura del educador ambiental

La figura del educador ambiental se caracteriza por ofrecer un enfoque multidisciplinar sobre la cuestión de los recursos y la problemática ambiental. Se trata de un educador especializado en temas ambientales, por lo que debe poseer un perfil pedagógico con interés y motivación por el medio ambiente.

Así, los profesionales que deciden dedicarse a esta profesión provienen de distintas disciplinas, no existe un perfil curricular claro, pero sí un deseo de difundir y enseñar valores de respeto hacia el medio ambiente, de fomento del desarrollo personal de los participantes en materia ambiental y de potenciación de unos comportamientos adecuados con los recursos naturales y el medio ambiente.

El grado de responsabilidad del educador ambiental es alto en dos sentidos. En primer lugar, debe velar por la adecuada planificación del trabajo y por la consecución de los objetivos propuestos en los planes y actividades de educación ambiental y, en segundo lugar, se hace responsable del cuidado del alumnado (especialmente relevante en el caso de salidas y excursiones con escolares de edad infantil).

El Instituto Superior del Medio Ambiente ofrece un programa formativo en modalidad online de Educador e Intérprete Ambiental, impartido en colaboración con Persea Consultores. Este curso capacitará a los alumnos para desempeñar una labor profesional como educadores e intérpretes ambientales, tanto en el ámbito público como en el privado.