El rey de la selva está cada vez más acorralado. Su presencia se reduce a unas pocas zonas fragmentadas y totalmente controladas por el ser humano en África y, ya casi simbólicamente, en Asia. Y su población disminuye dramáticamente como consecuencia de esta pérdida de hábitat y de los encuentros con personas que, sea por diversión, negocio o porque perciben a los grandes felinos como una amenaza para su ganado, acaban con ellos.

Una de las actividades que supone una mayor amenaza para los leones (Panthera leo) es la venta de sus huesos, muy apreciados en el mercado asiático porque la medicina tradicional china los considera capaces de curar algunas enfermedades estomacales, el reumatismo, la malaria o la impotencia sexual masculina. Los leones toman así el relevo como víctimas de este tráfico de los tigres (Panthera tigris), tras el acusado descenso de su población y la prohibición internacional de la venta de sus esqueletos.

Por un esqueleto se llegan a pagar hasta 7.300 euros en los países asiáticos

Y qué mejores leones que los de Sudáfrica. Los comerciantes asiáticos se dieron cuenta de que dicho país les podía proporcionar grandes fortunas, pues es el hogar de miles de leones enjaulados y en reservas naturales como el Parque Nacional Kruger y, además, cazarlos de forma controlada es allí una actividad totalmente legal.

El aumento de la demanda de huesos del felino en Sudáfrica está impulsando un pujante mercado de suministro tanto legal como ilegal –caza furtiva–. La asociación Lion Aid estima que un esqueleto de león tiene un valor de 10.000 dólares estadounidenses (unos 7.300 euros) en los países del Asia Oriental.

El estado africano aumentó las exportaciones de osamenta de león en un 250% sólo entre 2009 y 2010, según la organización Avaaz, que lleva años impulsando campañas para la prohibición del citado comercio, mientras que las autoridades de Pretoria consideran la caza de trofeos como una importante herramienta de gestión y fuente de recursos económicos para la conservación de este carnívoro.

Un millón de firmas

La entidad está recogiendo firmas para exigir al presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, que prohíba su venta. "Cientos de leones sudafricanos están siendo descuartizados para la fabricación de falsas pócimas sexuales para hombres asiáticos, pero una campaña global puede parar este cruel comercio", indica la web de Avaaz.

La campaña de solicitud de rúbricas, que todavía sigue activa, ha conseguido ya recabar 1.345.000 apoyos del millón y medio que se había marcado la organización como objetivo final.  

Además, Avaaz lanzó en junio de 2012 una agresiva campaña publicitaria en cuyos carteles se mostraba a un león apuntado por una pistola y en segundo plano la cara del político sudafricano con el eslogan “El presidente Zuma puede salvar su vida”.

El país africano cría ejemplares en granjas para vendérselos a cazadores adinerados

La publicidad se distribuyó por los nueve aeropuertos que gestiona la Airport Company of South África (ACSA), que los retiró a los nueve días. Ahora, un tribunal de justicia ha dado la razón a Avaaz y obliga a la entidad aeroportuaria a reponer los carteles en las terminales.

Algunas personas pagan grandes sumas de dinero para llevarse a un animal muerto como suvenir de Sudáfrica. Un safari de caza, que puede durar entre tres días y tres semanas, puede costar entre los 20.000 y los 76.000 dólares (de 14.500 a 55.500 euros). Los cazadores vuelven a casa con el trofeo, cabeza y piel de león, que adornará sus salones, y los organizadores quedan satisfechos con el beneficio obtenido. Los packs pueden reservarse por páginas especializadas en Internet.

En Sudáfrica están disponibles para la caza ejemplares de todas las especies, incluso las protegidas. Es el mayor exportador de trofeos, huesos y órganos de león, señala Avaaz. Pero, además, es el único país en el que se reproducen leones en cautiverio a gran escala para poder abastecer la demanda del negocio de la caza para turistas ricos.

Los felinos se crían en las más de 160 granjas especializadas existentes en el país para después ser abatidos en una sesión de la llamada caza enlatada, que se desarrolla en un espacio reducido y acotado donde tiene lugar la batida de unos animales desorientados y habituados al contacto con los humanos. Se calcula que el número de leones en cautividad en Sudáfrica es de unos 5.000 ejemplares, más del doble de los que viven en libertad –que son ya apenas unos 2.000–. En el conjunto del continente se cree que quedan unos 20.000 leones libres, pero igualmente amenazados por los furtivos.