La sociedad del consumo y el despilfarro de recursos, así como del incivismo, ha escrito una nueva página negra de su historia en Torrevieja (Alicante), una localidad turística de la costa mediterránea de unos 85.000 habitantes a los que en verano se llegaron a sumar el año pasado medio millón de turistas atraídos por sus 6,5 kilómetros de playas.

La cifra de visitantes se calcula en función del consumo de agua. “Gracias a estas cifras, se podría estimar que Torrevieja ha contado con una población equivalente a 291.741 habitantes el mes de junio, 382.154 habitantes el mes de julio, 423.045 el mes de agosto y 297.115 durante las primeras semanas de septiembre”, señaló la concejala de Turismo, Fanny Serrano.

El volumen de residuos generado por tal aglomeración humana es también enorme. Entre junio y agosto se recogieron más de 16 millones de kilos de desperdicios (con un ligero descenso respecto al año anterior). Pero este verano, los servicios de limpieza se han enfrentado a una oleada de objetos tan enorme como inesperada.

La recogida de los enseres costó al erario público municipal 163.458 euros

En los meses de julio, agosto y setiembre, los operarios de la empresa concesionaria del cuidado de la vía pública han tenido que recoger 9.081 colchones de las calles de la localidad, según reveló hace unos días la concejala de Aseo Urbano, Carmen Gómez Candel. Una media de un centenar al día. En una sola jornada se recogieron 240 de estos enseres. Los empleados se vieron desbordados. “Por donde ibas, había colchones. Los quitaban y al rato volvían a aparecer”, señala una fuente municipal. ¿De dónde ha salido semejante cantidad de estos utensilios? El Ayuntamiento tuvo que reconocer que lo ignoraba.

La Policía Local ha sorprendido en unos pocos casos a los infractores en el momento de sacar los enseres a la calle, tratándose tanto de particulares como de empresas, a los que se han impuesto las correspondientes multas. Y también hay sanciones abiertas porque vecinos anónimos han aportado material gráfico suficiente para señalar a otros vecinos y empresas. El conductor de una furgoneta tiró junto a unos contenedores 14 colchones y fue grabado en vídeo y fue sancionado. Pero la cifra de los vertidos cuyos autores han podido ser identificados es una pequeña parte del total de un volumen de residuos insospechado.

“Lo normal es que cuando alguien compra un colchón el comercio que se lo suministra el nuevo retire el viejo, y está obligado a llevarlo a vertedero autorizado, lo que significa que más de 9.000 colchones que deberían haber ido a vertedero llevados por quienes han vendido el colchón nuevo, nos han costado dinero a todos los torrevejenses, es decir, hemos pagado todos los ciudadanos, la friolera de 163.458 euros sólo por los colchones”, explicó la concejala.

Se necesitaron 181 viajes a vertederos

Esta cifra es el resultado de que el ecoparque local ha cobrado al Ayuntamiento 18 euros por asumir la eliminación de cada uno de los colchones. Es la tarifa más económica que ha encontrado el municipio. Al contrario que otros materiales, los colchones tienen muy poco margen de reciclaje y reutilización.

Como tantos otros municipios, el Ayuntamiento de Torrevieja pone a disposición de los vecinos (de los particulares, no de las empresas), un servicio de recogida puerta a puerta de muebles, electrodomésticos y otros materiales. El teléfono dispuesto para solicitar el servicio recibió este verano 884 llamadas. Pero las recogidas realizadas fueron a 8.284: 7.400 servicios fueron de retirada de vertidos incontrolados.

Además, durante estos tres meses se recogieron un total de 716 toneladas de enseres, que obligaron a efectuar un total de 181 viajes a los vertederos autorizados para su eliminación. El pasado año 2018, para el mismo periodo, se recogieron 200 toneladas menos.

Pero todas estas cifras siguen sin explicar el por qué de tanta renovación de colchones este verano. Responsables municipales investigaron la actividad de las empresas que se dedican a la distribución de mobiliario, pero tras contactar con algunas, llegaron a la conclusión de que “no ha habido un aumento significativo de las ventas de colchones con respecto a otros años”.

Hay muy pocas posibilidades para su reutilización o su reciclaje 

Tampoco parece que las compras a través de internet puedan ser la explicación, y dado que los vendedores se suelen llevar los colchones viejos cuando entregan a domicilio los nuevos, todo apunta a una responsabilidad mayoritaria de empresas, tal vez hoteles u otra clase de alojamientos turísticos.

Por de pronto, el Ayuntamiento anunció esta semana la creación de un grupo de trabajo exclusivo, en área de Aseo Urbano, para la lucha contra los vertidos incontrolados, al que se han asignado un oficial y tres agentes de la Policía Local.

Según declaró ayer jueves la concejal de Aseo Urbano, desde que el grupo empezó a trabajar, “se han tramitado un total de 69 sanciones por vertidos incontrolados, por un importe de 6.303 euros. Cuando entre en vigor la nueva Ordenanza, que mañana viernes se aprobará de manera provisional en pleno, el importe por estas mismas infracciones será de 26.830 euros