El Mar Menor se encuentra en un equilibrio "inestable", ya que si se dan las circunstancias de unas "calmas prolongadas y un exceso de temperaturas" los riesgos de que sufra otro episodio de hipoxia son "altos". No obstante, "tiene una gran capacidad de recuperación y de respuesta, mantiene su integridad ecológica y está en muy buenas condiciones pero muy amenazado, de forma que las posibilidades de que se pueda volver a romper son evidentes".

 

Estado ecológico del Mar Menor

 

Así lo ha advertido este martes en rueda de prensa el catedrático de la Universidad de Murcia, Ángel Pérez Ruzafa, autor del estudio Estado ecológico del Mar Menor (1), que ha presentado el consejero de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor, Juan María Vázquez.

Igualmente, el catedrático ha alertado del aumento de la temperatura del Mar Menor, que este año ha alcanzado una media de 31º-32º, una efeméride ya que nunca antes "se había registrado" en la serie histórica de 20 años, e irá a "peor", ya que es consecuencia del cambio climático y contra eso "podemos hacer poco", ha dicho.

Ha llegado a medir temperaturas que han alcanzado los 35º en el Mar Menor, pero de forma puntual en zonas muy calmadas; "el agua te quema, lo que da una idea de que la capacidad de adaptación de los organismos puede verse dificultada"

Pérez Ruzafa ha recordado que ha llegado a medir temperaturas que han alcanzado los 35º en el Mar Menor, pero de forma puntual en zonas muy calmadas; "el agua te quema, lo que da una idea de que la capacidad de adaptación de los organismos puede verse dificultada".

Lo ha achacado a un fenómeno de cambio climático, por lo que reconoce que "tiene mal arreglo, ya que no se arregla echando hielo al mar; por lo que está claro que los organismos tendrán que ir adaptándose, y el Mar Menor irá encontrando sus mecanismos".

 

Estamos en un filo de una navaja

 

"No se puede bajar la guardia, todo es posible con un verano atípico y estamos en un filo de una navaja", ha reconocido este experto, quien ha pedido estar alerta en esta situación y que el Gobierno de la Región y el Ministerio se pongan de acuerdo. "De poco puede servir que nos digan en la Unesco que los planes son perfectos si el sistema se nos rompe", ha manifestado.

El equipo de investigación de Pérez Ruzafa ha vuelto a resaltar la "urgente necesidad" de actuar sobre el control del nivel freático y la gestión del acuífero cuaternario, para reducir la entrada de agua cargada de nutrientes y nitratos.

Y es que, aunque la calidad de las aguas del Mar Menor ha seguido manteniendo buenos niveles en sus principales indicadores (transparencia, oxígeno disuelto, clorofila y material en suspensión) tras cuatro años de autorregulación ecológica efectiva, su estado ecológico se mantiene en un "equilibrio inestable", que este año presenta una mayor afectación debido la entrada de agua y nutrientes respecto a 2024 desde el freático.

 

Entrada de agua y nutrientes

 

La mayor entrada de agua y nutrientes se ha producido, según el informe, por las descargas del freático desde las lluvias de marzo. A este factor se une el incremento generalizado de las temperaturas en los mares este verano, que en el caso del Mar Menor se han registrado 1,2 grados centígrados por encima de la media en junio, respecto al mismo periodo del 2024.

El "problema" este año han sido las lluvias registradas en marzo, que se han arrastrado a lo largo del año y "han introducido cambios con respecto a lo que podría ser la situación en 2021, 2022 y 2023, que las lluvias fueron bastante menores".

En esos años hubo precipitaciones, pero a finales de 2024 las lluvias "fueron recurrentes y en marzo de 2025 ha habido un pico de lluvias especialmente intenso". Precisamente, ha subrayado que "las subidas del nivel freático van asociadas a eventos de precipitaciones".

En concreto, el volumen de agua, ha dicho, superó los 400.000 metros cúbicos en el pico de marzo, equivalente a 4.600 litros por segundo, mientras que "la situación normal que dio lugar a la sopa verde era de 400 litros por segundo". Ello derivó en una en una mancha de turbidez, "el agua estaba totalmente chocolate" en ese momento.

El informe detalla que la fragilidad y vulnerabilidad del ecosistema sigue intacta por las presiones desde el nivel freático y la entrada de agua cargada de nutrientes, especialmente a través de la rambla de El Albujón.

También refleja que la situación del Mar Menor "lleva ya unos años en ese equilibrio delicado, el ecosistema está funcionando y respondiendo muy bien a las presiones, pero las presiones siguen ahí, y en años como éste incluso incrementándose".

 

Lluvias torrenciales de marzo

 

Analiza, del mismo modo, los niveles de transparencia y se confirma una visibilidad por encima de los 4,5 metros, lo que contribuye a que los materiales en suspensión se estabilizan en concentraciones bajas con 0,009 g/L, en la primavera de 2025, a pesar de las lluvias torrenciales de marzo.

En aguas subterráneas "es muy difícil que mejore su calidad, porque llevan nitratos acumulados de tipos históricos; es como plantearse quitar los metales pesados de los residuos mineros"

Sin embargo, este experto ha expuesto que en aguas subterráneas "es muy difícil que mejore su calidad, porque llevan nitratos acumulados de tipos históricos; es como plantearse quitar los metales pesados de los residuos mineros".

El indicador de presencia de fitoplancton (concentración de clorofila) mantiene valores medios bajos, de 0,67 microgramo por litro en superficie, ligeramente inferior al de 2024 en estas fechas. Sobre el oxígeno disuelto, destaca la ausencia de episodios de hipoxia desde 2021, pero alerta de que este año los riesgos de un evento son posiblemente más altos que en 2023 y 2024 debido a las altas temperaturas y a la posibilidad de que se produzcan entradas de fósforo.

En cuanto a la salinidad, este año "está un poco más baja que otros años", lo que se traduce en otro factor de riesgo. Pero ha vuelto a hacer alusión a esas lluvias registradas en primavera, ya que estos eventos, de distinta intensidad, "se traducen en subidas de clorofila".

Actualmente, las concentraciones están por debajo del microgramo litro, "una de las posibles garantías que podríamos tener de cara al verano", reconoce, para puntualizar después que "no se puede bajar la guardia, porque realmente llega a haber acumulaciones grandes".

La proliferación de medudas también ha sido tardía este año, en junio, cuando se han comenzado a encontrar ejemplares, a diferencia de años anteriores cuando en esas fechas ya hay poblaciones "relativamente altas".

En cuanto a los niveles de oxígeno en la laguna, afirma que "suele ser el factor más preocupante, pero actualmente los niveles han evolucionado muy bien".

 

Reducir la entrada de nutrientes

 

El consejero resalta "la urgente necesidad de actuar sobre el origen del problema de la entrada en zonas concretas de altas concentraciones de nutrientes: el control del nivel freático y la gestión del acuífero cuaternario".

Y apuesta por "reducir la entrada de nutrientes tanto en aguas superficiales, como la Rambla de El Albujón, como en subterráneas en el caso el acuífero", y que la Confederación Hidrográfica del Segura y el Estado "se impliquen".

Vázquez ha recordado que el Gobierno regional y el Ministerio de Ciencia, a través del Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI), "ya trabajan, de manera conjunta, con el objetivo de obtener la mejor tecnología disponible y aplicarla tanto en la rambla de El Albujón como en el acuífero".

Entre las actuaciones que se llevan a cabo para garantizar el equilibrio de la laguna salada por parte del Ejecutivo regional, el consejero ha puesto el acento en la retirada sistemática de biomasa en las playas.

El informe insiste en que la situación de equilibrio que registra la laguna salada desde 2022 sigue siendo "frágil", pero que "no es fruto del azar, sino de medidas concretas como la retirada de biomasa y la vigilancia permanente, resaltando la importancia de la inversión continuada en prevención y gestión ambiental".

Se constata la tendencia a "mantener concentraciones bajas de nutrientes en la columna de agua, gracias a los mecanismos de control de la red trófica del ecosistema, pero con un ligero aumento a finales de invierno con respecto a 2024, asociado a las lluvias de marzo de 2025".

Referencias