La Comisión Europea quiere endurecer las reglas y el control de la calidad del aire y de las aguas en el territorio de la Unión Europea con límites más estrictos para los principales contaminantes (como las partículas finas o el dióxido de nitrógeno) con el objetivo de allanar el camino al reto ya asumido de alcanzar una "contaminación cero" en el horizonte de 2050.

 

La mayor amenaza ambiental para la salud

 

El Ejecutivo comunitario advierte de que la contaminación del aire es la mayor amenaza ambiental para la salud y una de las principales causas de enfermedades crónicas, pero también quiere actuar en el tratamiento de las aguas por las ciudades y en la calidad de las aguas subterráneas y de superficie.

Con todo, la revisión de los estándares que promulga Bruselas deja en manos de las autoridades nacionales y locales determinar las medidas específicas que implantar para cumplir con los nuevos criterios. La Comisión Europea tiene abiertos procedimientos de infracción a más de una decena de Estados miembro, incluidos España, por incumplir las reglas de calidad del aire y tratamiento de aguas residuales.

 

El aire limpio no debería ser un lujo

 

"El aire limpio no debería ser un lujo debería ser un derecho básico, por eso queremos que los ciudadanos tengan derecho a indemnización cuando no se haya aplicado la legislación", ha indicado el comisario de Acción Climática, Virginijus Sinkevicius, quien ha estimado en 300.000 el número de muertes anuales por dolencias vinculadas a la mala calidad del aire. Bruselas quiere reducir ese impacto un 75 por ciento en una década.

El comisario ha añadido que quieren ofrecer "herramientas más fuertes" para defenderse en los tribunales, por ejemplo con procedimientos "más sencillos" para que las autoridades locales puedan sancionar a quienes contaminen.

La revisión de los límites de los principales contaminantes, además, buscar acercarse al marco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) pero no lo hace completamente ya que, según fuentes comunitarias, no cuentan con medios científicos suficientes para asumir los cambios que no se han introducido todavía.

 

Consideraciones socioeconómicas

 

Preguntado por ello, el comisario ha precisado que para fijar los objetivos intermedios de 2030 los expertos comunitarios han tenido en cuenta la "viabilidad técnica" de los objetivos y "consideraciones socioeconómicas" para las empresas europeas.

El compromiso es estar "plenamente alineados" con lo que marca la OMS en cuanto lo permita el desarrollo tecnológico y las otras consideraciones, ha apuntado el comisario, quien ha recalcado que el reto de contaminación cero se mantiene para 2050 y que la primera "revisión técnica" se llevará a cabo en 2028.

Por ejemplo, la Comisión quiere reducir a la mitad el valor límite anual de partículas finas (PM2,5) en el horizonte de 2030, de 25 ug/m2 a 10 ug/m2.

 

Aguas urbanas

 

La revisión de la directiva sobre el tratamiento de aguas residuales urbanas incluye novedades como pedir al sector un objetivo de neutralidad energética a más tardar en 2040 así como un esfuerzo para mejorar la calidad de los lodos de modo que se puedan reutilizar, por ejemplo como fuente de energías renovables.

En este contexto, el Ejecutivo comunitario quiere que sea obligatorio recuperar los nutrientes de las aguas residuales, se fijen nuevos umbrales para los microcontaminates y haya nuevas exigencias de monitoreo de los microplásticos.

Bruselas quiere también ampliar el alcance de las normas sobre tratamiento de aguas para que se aplique también a municipios más pequeños --de hasta 1.000 habitantes frente a los 2.000 que marca actualmente el límite--. Además pedirá planes integrados de gestión del agua en las ciudades más grandes como medida para que las urbes estén mejor preparadas ante el riesgo creciente de lluvias torrenciales.

 

Productos farmacéuticos y cosméticos

 

Otra de las novedades que plantean los servicios comunitarios apunta a vigilar "sistemáticamente" las aguas residuales para estudiar la presencia de patógenos, como ocurrió con la Covid-19, y vigilar la resistencia a los antimicrobianos.

Además, el Ejecutivo comunitario plantea un nuevo marco que amplía la responsabilidad de los fabricantes de productos farmacéuticos y cosméticos para que tengan la obligación de asumir el coste de eliminar los microcontaminantes hallados en aguas residuales de la UE que sean responsabilidad de estos laboratorios. Según Bruselas, el 92 por ciento de los microcontaminantes tóxicos presentes en este tipo de aguas provienen de productos farmacéuticos y cosméticos.