Científicos del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (con sede en la ciudad alemana del mismo nombre) han logrado explicar cómo la oscuridad y el frío que causó el impacto de un asteroide contra la Tierra fueron los causantes de la extinción de los dinosaurios.

Concretamente, los expertos han reconstruido unas pequeñas gotas de ácido sulfúrico que se formaron a gran altura en la atmósfera tras el impacto, que se produjo al final del periodo Cretácico, hace unos 66 millones de años. A través de simulaciones por ordenador, concluyeron que estas gotitas provocaron un enfriamiento de larga duración que, según afirma el estudio, contribuyó con mucha probabilidad a la muerte de los dinosaurios presentes en la Tierra en esa época.

Del mismo modo, el choque entre la roca y el planeta sumió a este último en una larga oscuridad que duró años y que habría tenido una gran influencia en el desarrollo de la vida existente.

Julia Brugger, autora principal del estudio, que se ha publicado en la revista Geophysical Research Letters, ha señalado que este trabajo aporta "nuevas perspectivas" para la comprensión de una extinción sobre la que existen diversas teorías. Porque, según ha destacado, se ha usado por primera vez un tipo específico de simulación por ordenador que normalmente se aplica a otros contextos: un modelo climático que combina atmósfera, océano y hielo marino.

"Se basa en investigaciones que muestran que los gases que contienen azufre, y que se evaporan tras el impacto violento del asteroide, fueron el factor principal para bloquear la luz del Sol y el enfriamiento de la Tierra", ha apuntado la científica.

Hielo en los trópicos

Brugger explicó que la media de la temperatura del aire en la superficie descendió en al menos 26 grados centígrados. De este modo, los dinosaurios, que estaban adaptados a un clima caluroso, se tuvieron que enfrentar a una media anual por debajo de 0 grados durante unos tres años. "Evidentemente, las capas de hielo se expandieron, incluso en las zonas tropicales, por lo que las temperaturas medias anuales, que eran de 27 grados, pasaron a ser de tan sólo 5 grados", expuso.

A largo plazo, el enfriamiento causado por los aerosoles de sulfato fue mucho más importante para la extinción masiva que el polvo levantado por el impacto, que, según defiende otra de las teorías de la extinción, permaneció en la atmósfera durante un tiempo relativamente corto. Para Brugger también ha sido más importante que los eventos locales, como incendios forestales o tsunamis, a los que también apuntan otros trabajos científicos.

"El clima tardó unos 30 años en recuperarse", señala el coautor del trabajo, Georg Feulner, basándose en los datos que ha facilitado la simulación informática del evento.

El enfriamiento no sólo afectó a la superficie del planeta: la circulación oceánica también se vio alterada. Los científicos han explicado que la temperatura de las aguas superficiales bajó en extremo, y las convirtió en más densas y más pesadas. Estas masas de agua más frías se hundieron en las profundidades, y el agua más caliente de las capas más profundas del océano subió a la superficie, transportando nutrientes que probablemente propiciaron las floraciones masivas de algas.

Es probable que estas floraciones masivas de algas produjeran sustancias tóxicas, que afectaron aún más a la vida en las costas. "Sin embargo, en cualquier caso, los ecosistemas marinos se vieron gravemente alterados, y esto probablemente contribuyó a la extinción de especies en los océanos, incluyendo los ammonites", apunta el texto.

Los dinosaurios, hasta entonces los dueños de la tierra, dejaron paso al surgimiento de los mamíferos, y, finalmente, a la humanidad. "Es fascinante ver cómo la evolución está, en parte, impulsada por accidentes como el del asteroide, lo que, además, demuestra lo vulnerable que es la vida en la Tierra", reflexiona Feulner.