Guantes, mascarillas, toallitas desinfectantes utilizadas durante la crisis del coronavirus se han sumado a las ya conocidas como el 'monstruo de las cloacas', y generan daños a los servicios e instalaciones de abastecimiento y saneamiento de agua ascienden, al menos, a 1.000 millones de euros anuales en Europa, según ha advertido Aqualia, que advierte de que estos residuos no deben, en ningún caso, tirarse al inodoro.

Así, la entidad del agua recuerda que ya existe un protocolo específico para deshacerse de estos elementos cuyo uso se ha multiplicado por la pandemia del coronavirus y añade que en ningún caso pueden arrojarse por el water y contribuir así a mantener un saneamiento limpio.

Desde 2016, Aqualia mantiene la campaña #NoLoTires que busca acabar con el uso del inodoro como una papelera. Así, recuerda que el impacto negativo de los residuos arrojados al inodoro sobre el alcantarillado y las depuradoras de los servicios de agua urbana genera un gasto cercano a los 1.000 millones de euros al año, según datos de la asociación continental de empresas de abastecimiento y saneamiento.

A veces los residuos se tiran a los desagües domésticos y estos llegan al alcantarillado urbano y pueden provocar importantes daños ambientales y económicos.

Por ello, recuerda ante la crisis sanitaria los elementos de protección contra el contagio de COVID-19 como guantes y mascarillas deben desecharse de manera correcta para evitar que acaben abandonados en entornos naturales y puedan convertirse en focos de contagio y, por supuesto, nunca arrojarse al inodoro.

De acuerdo con la instrucción dictada por el Ministerio de Sanidad en el marco del estado de alarma, guantes y mascarillas que hayan estado en contacto con personas que hayan dado positivo en coronavirus habrán de depositarse "siempre" en el contenedor de resto para su posterior eliminación.

Bolas de grasa que atascan las cañerías

En caso de que no estén contaminados, tan solo hay que mantener separados correctamente los residuos normales de las mascarillas y guantes utilizados e introducirlos en una bolsa de plástico y en una segunda bolsa de basura, dentro de un cubo diferente al del resto de residuos.

Aqualia insiste en que de ninguna manera estos elementos "nunca" deben tirarse al inodoro, porque se podría ocasionar problemas a los elementos que componen los sistemas de saneamiento, tanto de nuestros domicilios como de los sistemas municipales, que transportan el agua sucia hasta las depuradoras para su posterior desinfección y devolución al medio ambiente en perfectas condiciones.

Toallitas húmedas, bastoncillos y otros textiles llegan hasta las depuradoras y el impacto negativo y provocan un impacto negativo a los servicios de agua urbana en toda Europa que según datos de la asociación continental que engloba a las empresas de abastecimiento y saneamiento, genera un gasto anual de 1.000 millones de euros.

Por último, recuerda que los daños al agua también llegan desde aceites vegetales y grasas, fármacos, cosméticos o pinturas, son productos que arrojados al inodoro o al fregadero pueden ocasionar consecuencias muy negativas también en el medioambiente y en la salud.

Así, apunta que, por ejemplo, los aceites vegetales, las grasas alimentarias y los aceites para coches, si se vierten por el desagüe provocan bolas de grasa que atascan los colectores, dificultan la salida de los gases y provocan malos olores, mientras que un litro de aceite puede llegar a contaminar hasta 1.000 litros de agua.