¿Preferirías encontrarte con un hombre o con un oso en el bosque? Esta pregunta se hizo viral en redes sociales en 2024. Para sorpresa de muchos, miles de mujeres respondieron “el oso”. El debate que siguió expuso una realidad: para muchas mujeres, la mayor amenaza en la naturaleza no es el entorno salvaje, sino otras personas.

Pasar tiempo en espacios verdes no amenazantes es beneficioso para la salud y el bienestar: reduce el estrés, fomenta la actividad física, favorece mejor salud mental y disminuye el riesgo de enfermedades crónicas

Pasar tiempo en espacios verdes no amenazantes es beneficioso para la salud y el bienestar: reduce el estrés, fomenta la actividad física, favorece mejor salud mental y disminuye el riesgo de enfermedades crónicas. Sin embargo, estos beneficios no se distribuyen de manera equitativa, porque las mujeres tienden a visitar la naturaleza con menos frecuencia que los hombres y se sienten menos seguras en los parques.

 

¿Qué hace que las mujeres se sientan inseguras en la naturaleza?

 

En nuestro estudio reciente en Inglaterra, comparamos las percepciones de mujeres y hombres sobre los espacios verdes. Las participantes observaron imágenes y vídeos de parques rurales con distinta densidad de vegetación (de abiertos a densos) y diferentes amenazas potenciales (desde animales salvajes hasta riesgos sociales).

 

Los resultados fueron claros:

  • Las mujeres dijeron sentir más miedo y percibir más riesgo que los hombres, especialmente en entornos verdes densos.
  • A las mujeres, les dieron más miedo los peligros sociales, como la amenaza de agresión, que los peligros físicos, como los animales salvajes. Esto no ocurrió con los hombres.
  • Estas percepciones influyeron en el comportamiento: las mujeres fueron menos propensas que los hombres a decir que visitarían o regresarían a esos entornos.

En resumen, la relación de las mujeres con la naturaleza no solo está marcada por el paisaje físico, sino también por los riesgos sociales que anticipan en él.

 

Por qué esto importa para la salud y la equidad

 

Sentirse insegura en la naturaleza no es solo un inconveniente: es un problema de salud pública.

Si la mitad de la población mundial se siente menos capaz de usar estos espacios, el acceso a estos beneficios para la salud se vuelve profundamente desigual.

Esto contribuye directamente a inequidades de género en salud y bienestar.

 

¿Qué se puede hacer para mejorar la seguridad de las mujeres en los espacios verdes? 

 

Cerrar esta brecha de género requiere acción en múltiples niveles:

  • Diseñar y mantener el paisaje, para evitar que la vegetación se vuelva excesivamente densa. Esto puede ayudar, aunque el verdadero problema es social: las mujeres no tienen miedo de los árboles, sino de los desconocidos.
  • Abordar el acoso y la violencia de género.  Esta es la prioridad real. Se necesita más protección, campañas de concienciación pública y un cambio cultural profundo para conseguir que los parques resulten seguros.
  • Promover los espacios verdes como seguros y acogedores para las mujeres. Las normas sociales influyen en cómo las niñas y los niños usan los espacios exteriores desde la infancia. Cambiar estas expectativas puede garantizar que las mujeres se sientan igualmente con derecho a la naturaleza.

Y estos no son solo problemas de género. Los niños, niñas, las personas mayores, las minorías étnicas o las personas LGBTQ+ también pueden sentirse inseguras en la naturaleza, y se beneficiarían de espacios verdes más seguros e inclusivos.

 

Naturaleza para todas y todos: conseguir espacios verdes seguros e inclusivos

 

La naturaleza puede ser una herramienta poderosa para la salud global. Si las mujeres y otros grupos vulnerables evitan la naturaleza por miedo a la violencia, pierden oportunidades de bienestar. Abordar la seguridad en los espacios verdes no es solo un asunto de urbanismo, sino de salud pública y justicia social.

Si queremos que la naturaleza sea una fuente de salud para todas las personas, los esfuerzos por promover el acceso a espacios verdes deben ir de la mano con los esfuerzos para prevenir la violencia. Y hacer la naturaleza más segura para las mujeres significa hacerla más saludable para toda la sociedad —y construir ciudades más justas e inclusivas.