Representantes de la industria del cine han impulsado en los últimos años distintas medidas para favorecer la sostenibilidad de los rodajes, reducir la huella ecológica de los mismos y lograr reducir el impacto ambiental de un sector cada vez más consciente de su papel para influir en los posibles cambios sociales necesarios para luchar contra el cambio climático.

Representantes del sector explicaron en las Jornadas de Cine y Cambio Climático celebradas el viernes en la LXIV Semana Internacional de Cine de Valladolid (SEMINCI) las diferentes posibilidades para reducir este impacto y las medidas que adopta el sector.

En ese sentido, el director de Santuario, Álvaro Longoria, señaló que en los rodajes ha implantado "la ley del botijo" para acabar con el "sinsentido" de utilizar miles de botellas de agua de plástico de un solo uso e incluso el hecho de que cada miembro del rodaje contase con una botella reutilizable. "El botijo vuelve a estar de moda en los rodajes. Es mejor, es más barato, más ecológico y más sostenible", aseguró.

Longoria añadió que otras iniciativas para reducir la huella ambiental implantadas en sus rodajes son la prohibición del uso de aviones privados para el traslado de actores, la búsqueda de sistemas de electricidad más eficientes, el uso de ropa alquilada o reutilizada, los maquillajes ecológicos o la reducción de efectos especiales reales. En ese sentido, recordó cómo por ejemplo en la película Gladiator se quemó "realmente" un bosque.

En general, Longoria opina que el sector está "avanzando mucho" y en parte, a este progreso contribuye el hecho de que "los que mandan", empresas como Amazon, Netfix o Universal, tienen o están introduciendo "reglas verdes". Longoria dijo que si todas las empresas se autoimpusieran normas sostenibles, todo el sector seguiria esta política sin necesidad de esperar a que las autoridades cinematográficas lo hagan.

Conciencia sin coherencia

En este contexto, la productora de cine Ana Amigo manifestó que los integrantes de la profesión cinematográfica son personas preocupadas por el medio ambiente, sin embargo, considera que "hasta la fecha los rodajes no eran muy coherentes con esta idea".

Por su parte, la asesora ecológica de rodajes Janira Cáceres, tiene la misión, precisamente, de implantar el reto "apasionante" de la sostenibilidad en el mundo del cine. En concreto, su trabajo pasa por establecer una evaluación de impacto ambiental para los rodajes, especialmente los que tienen lugar en espacios protegidos como por ejemplo Canarias, donde más del 30 por ciento del territorio es un "plató natural protegido".

El productor de cine Paulino Cuevas, comentó otras medidas para reducir el impacto ambiental como eliminar la coloración artificial del agua para los chromas y sustituirlo por telas impermeables de colores que se reutilizan en distintos rodajes o el uso de coches eléctricos en los desplazamientos

Asimismo, propuso en el marco del debate que el sector elabore un catálogo de proveedores "verdes", que incluya a las empresas concienciadas y que estén haciendo "las cosas bien" para fomentar que la industria trabaje con estas corporaciones. A su juicio el cine es un sector "potencialmente verde".

En la misma línea, el director de cine y ganador de dos Espigas de Oro en anteriores ediciones de Seminci Gerardo Olivares mostró su positiva visión de que hacer un rodaje con medidas ambientales "es posible" y narró su experiencia en lugares de especial protección como Mongolia, Níger o la Península de Valdés, donde para él una de las mayores satisfacciones es que cuando el rodaje termina, el lugar se queda "tal cual estaba antes del rodaje".

Olivares está convencido de que dentro de un tiempo las medidas ambientales en los rodajes formarán parte del día a día pero considera fundamental tomarse en serio el reto y adoptar medidas valientes a las que el propio sector se acostumbrará rápidamente. "No es complicado hacer rodajes sostenibles. Hay que hacerlo hasta que al final no haga falta ni recordarlo", apostilló.

Desde Greenpeace, Edurne Rubio explicó la labor de las ONG y su colaboración en los rodajes cinematográficos a la hora de asesorar para introducir medidas ambientales en los rodajes. "El poder del cine para emocionar, concienciar y divulgar es incomparable y tenemos 10 años de emergencia climática urgente para revertir la situación y frenar los peores impactos del cambio climático. La industria del cine tiene un papel desde sus propias prácticas para contar estas prácticas de urgencia, resiliencia y esperanza", dijo.

En el marco del ciclo de cine y cambio climático, durante la SEMINCI se presentó la película documental Santuario, de Álvaro Longoria, Carlos y Javier Bardem. El filme narra el proceso de la campaña internacional de Greenpeace para conseguir firmas que apoyasen su propuesta de proteger una zona del mar de Weddel que ocupa cinco veces el tamaño de Alemania.

La iniciativa, planteada a la Comisión Antártica Internacional, de la que forman parte 50 países, logró durante la campaña casi 3 millones de firmas de ciudadanos de todo el mundo.

En el marco de la campaña, Greenpeace decidió lanzar una expedición a la Antártida con los hermanos Carlos y Javier Bardem como protagonistas y con Álvaro Longoria como director del rodaje. Santuario recoge todo el proceso, desde que surgió la idea de la campaña, la expedición a la Antártida y el trabajo posterior de la campaña de la ONG para lograr la aprobación de su propuesta.

Finalmente, la comisión internacional, reunida en Tasmania (Australia) en octubre de 2018 rechazó la propuesta por la oposición de Noruega y Rusia. La película se presentó en el Teatro Zorrilla de Valladolid y tras su exhibición tuvo lugar un debate con Longoria así como con Cristina Castro, de Greenpeace España, que también relató sus vivencias de la expedición a la Antártida.