La cita es el próximo sábado. Miles de voluntarios se congregarán en los más de 400 puntos establecidos por todo el territorio peninsular y los archipiélagos canario y balear para recoger basura vertida en la naturaleza, la que ha sido denominada como basuraleza. Se trata de la segunda edición del proyecto Libera, impulsado por la ONG conservacionista SEO/Birdlife y el gestor de residuos Ecoembes, cuyos objetivos son limpiar los espacios naturales pero, sobre todo, concienciar a la sociedad de la necesidad de no seguirlos ensuciando en un país que es sin discusión de los menos respetuosos de Europa en este terreno.

De nuevo serán las colillas, los envases de plástico (botellas, bandejas, láminas y embalajes de todo tipo, tapones) y las toallitas húmedas los residuos más abundantes que los voluntarios hallarán y retirarán del medio. De los 50.000 elementos recogidos el año pasado que los participantes en el proyecto han identificado y analizado, la mayor parte pertenece a estas tres categorías. Porque para prevenir y concienciar es importante saber cuáles son los residuos que más se tiran, y dónde se tiran, y los efectos que tienen en el ecosistema. Así que el año pasado se puso en marcha una ardua labor de caracterización de los materiales retirados en las acciones de limpieza.

El proyecto Libera convoca este sábado acciones en 400 puntos de todo el país

La primera convocatoria de la campaña Un metro cuadrado por la naturaleza (cuyo nombre obedece al razonamiento de que si cada uno de los habitantes del país limpiase esa superficie, algo que le llevaría menos de una hora, se librarían de residuos 46 millones de metros cuadrados, una extensión superior a la de muchos de nuestros parques naturales), hace justamente un año, congregó a 5.000 voluntarios en 175 espacios naturales de 48 provincias.

A finales de setiembre se llamó de nuevo a la movilización con Un metro cuadrado por las playas y los mares, que contó durante una semana con la participación de unas 70 organizaciones ecologistas y ciudadanas y recogió en 47 parajes de 23 provincias de la España litoral una tonelada de residuos, integrada por casi 15.000 objetos, entre los que predominaron las colillas (2.042), seguidos de los embalajes y láminas de plástico (1.585), tapas y tapones de plástico (1.181), botellas del mismo material (1.125) otras muchas pequeñas piezas de plástico y las redes y aparejos de pesca también de la misma composición (651).

Los voluntarios, a los que se dota en cada ocasión de un kit con bolsas para los residuos, petos identificativos, guantes protectores y una balanza para pesar los objetos recogidos, tenían que rellenar un formulario con los datos y la ubicación de los mismos, y la información se transfirió a una base de datos del entonces competente en la materia Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente para convertirse en materia prima de estudios científicos sobre este grave problema de contaminación y sus serias consecuencias ambientales: distintas ONG y universidades participan en el desarrollo de herramientas y estrategias para combatir la lacra de la basuraleza.

Productos de higiene personal

Cada año acaban en los mares y océanos del planeta más de ocho millones de toneladas de plásticos, y se estima que el 80% de esa basura procede de vertidos en tierra firme, así que su control y prevención resultan fundamentales para evitar el negro vaticinio de la ONU de que en 2050 pueda haber ya más fragmentos de plástico que peces en la parte azul del planeta.

Yanira Cáceres, de la Asociación de Voluntarios de Ayuda a la Naturaleza de Fuerteventura (Avanfuer), participante en las campañas de Libera, ofrece un testimonio desolador: “Llevamos 12 años limpiando el litoral de la isla y los residuos no dejan de aparecer, aumentando cada vez más los derivados de plástico”. “Casi la totalidad de la basura que hemos detectado son objetos de higiene personal. Entre estos destacan sin duda las compresas y toallitas de un solo uso”, denuncia el biólogo y buceador Carlo Tidu, de la asociación S'Agulla, que vela por el medio ambiente marino en el sur de la Costa Brava.

Los expertos calculan que más de un millón de aves marinas y 100.000 mamíferos marinos y tortugas mueren cada año enredados o asfixiados por estos plásticos tras ingerirlos confundiéndolos con algo comestible. Y que, en 2050, el 99% de las aves marinas podrían verse afectadas por esta plaga.

Colillas, envases de plástico y toallitas forman la mayoría de los objetos recogidos

Pero tampoco las zonas interiores, ni siquiera las montañas más altas, escapan a la presencia de la basuraleza. Por ello, a finales del año pasado se convocó Un metro cuadrado por el campo, los bosques y el monte, que se hizo coincidir con el Día Internacional de las Montañas (el 11 de diciembre). Esta vez se sumaron 80 organizaciones, grupos y entidades en 35 provincias. Y en marzo se llevó a cabo otra movilización de este tipo en ríos, embalses y pantanos. “Encontramos latas, botellas, plásticos, hierros, corchos, colillas, telas, papel, vidrio, cartón, esponjas”, recuerda Pilar Romeo, de Apadrinaunolivo.org, entidad que limpió las ribas del río Martín en Oliete (Teruel).

No sólo se limpia en estas fechas de convocatorias con cierto eco mediático. Las entidades participantes suelen trabajar de forma esforzada y anónima en la retirada de residuos de espacios naturales todos los meses. Es el caso del autodenominado Batallón Basurista de Granada, que, con escasos efectivos humanos y medios materiales, y ninguna ayuda oficial (salvo 1.000 euros del pequeño ayuntamiento de Güéjar Sierra) lleva años liberando de toneladas de porquería el Parque Nacional de Sierra Nevada y otros parajes de la provincia.

A primeros de este mes, junto a Ecopuertos, organización nacida para concienciar a los pescadores de que lleven a tierra los residuos que capturen sus redes, y el Grupo de Actividades Espeleológicas de Motril, lograron completar la retirada de 1.041 neumáticos y otros objetos tirados en los acantilados de la localidad costera granadina de Castell de Ferro, iniciada el año pasado.  Desde 2014, los miembros del batallón han llevado a cabo 117 acciones, en las que han recogido 60.000 kilos de basura del medio ambiente.

Asun Ruiz, directora ejecutiva de SEO/Birdlife, resume que el gran objetivo de Libera, del que fue una de las principales impulsoras, es que, en nuestros paseos por la naturaleza, seamos capaces de pasar del “no lo cojas, que es basura” al “cógelo, que es basura” para depositarlo en el contenedor de residuos correspondiente para su correcto tratamiento o, si es posible, su reciclaje. La basuraleza no sólo afea el paisaje, y dice muy poco de la cultura y los valores de una sociedad. También es un serio peligro ambiental, al que este sábado se intentará hacer frente de nuevo.