A medida que las ciudades crecen, muchas de sus calles y edificaciones se quedan obsoletas y desatendidas, generando así espacios poco funcionales que terminan relacionándose con la marginación y la pobreza.

No obstante, desde las distintas administraciones y gobiernos locales se promueven ayudas de mejora y rehabilitación para las viviendas y comunidades de propietarios envejecidas. Estas están principalmente relacionadas con el parque inmobiliario español más desfavorecido, que fue construido entre las décadas de los 60, 70 y 80.

Sin embargo, no existen ayudas para la mejora de las calles y urbanizaciones envejecidas. Por ello, en la actualidad, las mejoras recaen principalmente en los distintos planes municipales de mantenimiento de la urbanización. Y, en su defecto, en los distintos proyectos de rehabilitación puntual de la accesibilidad.

En los municipios en los que se realizan asambleas de participación ciudadana para decidir el destino de las partidas presupuestarias este aspecto queda reflejado en los portales participativos, como es el caso de Decide Madrid.

 

Aceras estrechas y calles sin alumbrado

 

En las tramas urbanas envejecidas con anchos de acera estrechos e imposibles de transitar es difícil actuar de manera integral. En estas calles, además del problema de tránsito se destaca la falta de papeleras, alumbrado y arbolado que dificultan enormemente tanto los encaminamientos como los descansos de los peatones.

No obstante, en el caso de los centros históricos y calles más representativas se han realizado diversos proyectos integrales de mejora fomentando siempre la peatonalización. En Madrid se han realizado 21 peatonalizaciones que corresponden principalmente a calles y plazas históricas y comerciales.

Este aspecto ha supuesto tanto una mejora de la usabilidad de las calles como un aumento en los valores inmobiliarios de las viviendas. Esta relación de mejora y valor es conocida como la gentrificación, y tiene consecuencias muy negativas para cualquiera de los vecinos con rentas más bajas.

Sin embargo, ¿qué se puede hacer en los barrios menos representativos o socioeconómicamente más desfavorables para mejorar el espacio público? La solución es compleja debido tanto a los elevados costes de reurbanización como a las escasas plazas de aparcamiento público. Esto último representa uno de los mayores retos en las tramas obsoletas, ya que en la mayoría de sus edificaciones no se dispone de garajes. Además, las tramas urbanas obsoletas pueden llegar a representar hasta el 60 % de las calles de un municipio.

Por ello, de cara tanto a las mejoras urbanísticas de los barrios como a la potenciación de su dinamismo económico sin llegar a expulsar a los vecinos de toda la vida por el aumento de sus alquileres, es necesario establecer actuaciones urbanas de alto impacto social pero bajo coste municipal.

 

Cómo funcionan las estrategias de microurbanismo

 

Así, surgen las estrategias de microurbanismo, que suponen una oportunidad para mejorar el espacio público y su usabilidad, evitando que los elevados costes de urbanización sean imposibles de asumir económicamente por los municipios, distritos y barrios más desfavorecidos, tal y como ocurre con muchas de las actuaciones integrales que se realizan al peatonalizar las calles.

Pero ¿qué es una estrategia de microurbanismo? Se trata de actuaciones urbanas puntuales de pequeño tamaño que no suponen un elevado coste para las arcas municipales. De esta manera, con estrategias de microurbanismo se puede mejorar la usabilidad en todas las calles potenciando la accesibilidad universal a lo largo de las ciudades, aumentando de esta forma la calidad de vida de todos los ciudadanos independientemente de su sesgo socioeconómico, edad o condición.

Además, estas pequeñas actuaciones se pueden encaminar a estrategias de tránsito que faciliten la conectividad entre los ciudadanos de distintos barrios, representando las mismas una red de conectividad que facilite las relaciones vecinales y la mejora de la calidad de vida de sus ciudadanos. De esta forma también mejoran las valoraciones objetivas (económicas) y subjetivas (arraigo, embellecimiento, usabilidad, etc.) de sus inmuebles.

 

La oportunidad de los fondos europeos

 

España es uno de los países de la Unión más beneficiados por los fondos europeos como es el caso de los Fondos Next Generation.

Destinados al acceso a la vivienda de los más jóvenes, contemplan las mejoras del parque inmobiliario español para facilitar tanto el acceso como la mejora energética de sus consumos, evitando así el malgasto energético.

Además estas ayudas suponen una gran oportunidad para las tramas urbanas envejecidas, ya que en ellas se contempla también la mejora del espacio público para poder actuar sobre las nuevas viviendas.

De esta forma, se actúa de manera integral tanto la edificación como en la urbanización que la contiene.

Con estos fondos, y gracias a las actuaciones puntuales, se puede favorecer la accesibilidad y usabilidad de la trama urbana y edificatoria más envejecida y desfavorecida, generando así un entorno más amigable para el vecino, peatón y ciudadano. Todos ellos, aspectos muy necesarios para favorecer un futuro mejor, más resiliente y colaborativo en nuestras ciudades.