Con esta receta recuperamos los beneficios de este antiguo cereal, considerado como alimento sagrado y como un activo agente terapéutico por la medicina tradicional china.

El mijo, que se consume habitualmente en el Extremo Oriente, tiene propiedades alcalinizantes, además de ser un gran remineralizante.

Ingredientes (para unas 4 personas):

• 1 taza de mijo

• 3 tazas de agua

• 1 cebolla cortada en cubitos

• 1 zanahoria cortada a cubitos

• Alcaparras

• Nabo rallado

Elaboración:

Hervimos el mijo en el agua con una pizca de sal. Esperamos que arranque a hervir, y después bajamos el fuego. Reservamos.

Salteamos la cebolla en un chorrito de aceite caliente con una pizca de sal. Cuando esté dorada, añadimos la zanahoria y salteamos durante 10 minutos más. Añadimos las alcaparras, el mijo, removemos bien y apagamos el fuego. Dejamos enfriar la masa durante unos 30 minutos.

Con las manos mojadas (y previamente lavadas, por supuesto) hacemos las croquetas. Las manos tienen que estar siempre mojadas para poder moldear bien y para que no se nos pegue el mijo.

Freímos las croquetas en abundante aceite caliente (han de sumergirse totalmente en él) hasta que estén doradas y crujientes. Las depositamos en papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Servir junto a nabo rallado.

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