Un nuevo informe publicado por el Ministerio Federal de Salud y Servicios Humanos de Somalia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF sugiere que en 2022 podría haberse producido un exceso de 43.000 muertes en Somalia debido al agravamiento de la sequía (1), una cifra superior a la del primer año de la crisis de sequía de 2017-2018.

La mitad de estas muertes pueden haberse producido entre niños menores de 5 años, según las conclusiones del informe. Por primera vez, a partir del mismo estudio se elaboró un modelo de previsión basado en escenarios para permitir la adopción de medidas anticipatorias y evitar las muertes relacionadas con la sequía.

La previsión, que abarca de enero a junio de 2023, estima que también podrían morir 135 personas al día debido a la crisis, y se prevé que el total de muertes se sitúe entre 18 100 y 34 200 durante este periodo. Estas estimaciones sugieren que, aunque por ahora se ha evitado la hambruna, la crisis está lejos de terminar y ya es más grave que la crisis de sequía de 2017-2018.

Estas cifras se derivan de un modelo estadístico que estimó que la tasa bruta de mortalidad aumentó en toda Somalia de 0,33 a 0,38 muertes por 10-000 personas-día durante el periodo de enero a diciembre de 2022; la tasa en niños menores de 5 años fue casi el doble de estos niveles. Para 2023, se prevé que la tasa bruta de mortalidad alcance 0,42 muertes por 10.000 personas-día en junio de 2023.

 

Tasas de mortalidad más elevadas centro-sur de Somalia

 

El estudio, encargado por la Oficina Regional de UNICEF y la oficina de la OMS en Somalia y realizado por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y el Imperial College de Londres (Reino Unido), presenta estimaciones retrospectivas de la mortalidad en toda Somalia entre enero y diciembre de 2022. Se estima que las tasas de mortalidad más elevadas se produjeron en el centro-sur de Somalia, especialmente en las zonas próximas a las regiones de Bay, Bakool y Banadir, epicentro actual de la sequía.

"Seguimos preocupados por el nivel y la magnitud del impacto en la salud pública de esta crisis alimentaria cada vez más profunda y prolongada en Somalia. Al mismo tiempo, somos optimistas en cuanto a que si podemos mantener nuestras acciones sanitarias y nutricionales en curso y ampliadas y la respuesta humanitaria para salvar vidas y proteger la salud de nuestros vulnerables, podremos alejar para siempre el riesgo de hambruna, pues de lo contrario los vulnerables y marginados pagarán con sus vidas el precio de esta crisis.

Por lo tanto, instamos a todos nuestros socios y donantes a que sigan apoyando al sector sanitario en la construcción de un sistema sanitario resistente que funcione para todos y no para unos pocos. Construir un mundo más sano y feliz para todos los somalíes sigue estando en el corazón de nuestro gobierno", ha comentado el ministro de Salud de Somalia, Ali Hadji Adam Abubakar.

 

"Estamos en una carrera contrarreloj"

 

Por su parte, Mamunur Rahman Malik, representante de la OMS, ha advertido de que "estamos en una carrera contrarreloj para prevenir muertes y salvar vidas que son evitables". "Hemos visto que las muertes y las enfermedades prosperan cuando el hambre y las crisis alimentarias se prolongan. Si no actuamos ahora, morirán más personas por enfermedad que por hambre y desnutrición juntas. El coste de nuestra inacción significará que niños, mujeres y otras personas vulnerables pagarán con sus vidas mientras nosotros asistimos desesperados, impotentes, al desarrollo de la tragedia", ha añadido al respecto.

Somalia está soportando cinco temporadas consecutivas de lluvias escasas, las más largas que se recuerdan, lo que ha dejado a 5 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria aguda y a casi 2 millones de niños en riesgo de malnutrición. Naciones Unidas cifra en más de 2.600 millones de dólares (2.421 millones de euros) la aportación para cubrir las necesidades prioritarias de 7,6 millones de personas en 2023.

Referencias