Su organización acaba de ser distinguida con el Premio Nacional de Derechos Humanos de España y hace unas semanas quedó finalista en el Premio Sajarov, que convoca el Parlamento Europeo. Todo ello en un momento en que el respeto a los derechos humanos parece estar en regresión en el continente...

Sin duda que lo está. Actualmente tenemos que defender lo que hace años constituía un principio básico de la Unión Europea, y es como si lo hiciéramos por primera vez... Asistimos a una evolución de las políticas que va en contra de los derechos de la ciudadanía: hay sentencias condenatorias contra músicos, humoristas o tuiteros por sus opiniones, se ejerce la violencia contra personas que reclaman que se cubra una línea férrea o que quieren votar en una consulta... Se cuestionan libertades que deberían ser inalienables e indiscutibles. Y no hablemos ya de los derechos de las personas que vienen de fuera de la UE. Y debemos tener muy claro que cuando se vulneran los derechos de refugiados o migrantes, se vulneran tambien los nuestros...

Asistimos a un ascenso de las formaciones políticas que defienden ideas xenófobas, racistas, autoritarias... ¿A qué lo atribuye?

Hemos sufrido una década de crisis, de paro, de pérdida de derechos... Después de eso resulta más fácil hacer calar esta clase de discursos contra los migrantes entre la parte de la sociedad que más ha sufrido y que tiene menos cultura... y que lleguen al poder los Trumps, Putins, Macrons u Orbans... Tras una década apretándolos, no cuesta demasiado calentar a estas personas, convencerlas de que con nuestros impuestos se mantiene a árabes o africanos... y que en cambio no se cuestionen el volumen inmensamente mayor de dinero empleado en rescatar a la banca.

Nos gobiernan políticos mediocres solamente preocupados por su carrera y su lucro, que no plantean soluciones a los problemas a largo plazo: aplican la máxima 'el que venga después ya se espabilará'. No tenemos estadistas y ya no hay ideologías: la diferencia entre derechas e izquierdas ha desaparecido.

Algunos estudios y encuestas concluyen que una parte de ese electorado que vota ideas xenófobas tiene un nivel sociocultural más bien elevado...

Yo honestamente dudo de que eso sea cierto.

En algunos países se ha empezado incluso a perseguir a organizaciones como la suya...

La UE castiga a los países que no aplican una política de austeridad y en cambio no lo hace con los que vulneran los derechos humanos... Vuelve a ser más un mercado común que una verdadera unión... Y, en efecto, ahora se judicializa a la gente que intenta ayudar a las personas que emigran... Se ha pasado de una inacción deliberada de la UE y los países de la frontera sur europea a una estrategia contra nosotros, primero de difamación y después de persecución y criminalización, acusándonos de connivencia con los traficantes de personas. En estos momentos, a petición de Italia, Francia mantiene retenido en Marsella al buque Aquarius por motivos que la fiscalía podría aplicar a la misma marina italiana...

¿Cuál es la verdadera actitud del Gobierno español? Parecía que iba a protagonizar un giro en este terreno, pero en pocos meses ha pasado de acoger a los refugiados del Aquarius en Valencia a rechazar el desembarco de los rescatados por el pesquero Nuestra Madre Loreto...

El Gobierno español también está tratando de neutralizarnos. Hace poco nos han impuesto unas exhaustivas inspecciones y nos han reclamado un montón de documentación, lo que nos ha mantenido paralizados durante semanas en el estrecho de Gibraltar. Incluso han revisado nuestra situación respecto de la Seguridad Social... Mientras estamos en el puerto no hay noticias sobre naufragios de migrantes, y así se normaliza la idea de que en el Mediterráneo ya no pasa nada. Pero ayer mismo [el 4 de diciembre] ha aparecido en las costas libias una patera que llevaba quince días a la deriva, con la mitad de sus 25 pasajeros muertos... El actual Gobierno no tiene ninguna voluntad de cambio: si la tuviera no ejecutaría devoluciones en caliente en las fronteras. Lo del Aquarius fue solamente una operación de marketing oportunista.

El flujo de migrantes por el Mediterráneo, ¿aumenta, disminuye, se mantiene?

Se difunde un mensaje alarmista, pero la realidad es que este año han llegado solamente 100.000 personas a toda Europa, cuando el año pasado fueron 170.000. Es un 70% menos. En gran parte se debe a que Europa ha externalizado su control de fronteras, y paga a otros para que se las vigilen a cambio de dinero: ¡eso sí que tendría que ser considerado tráfico de personas! A la Turquía de Erdogan le dieron 6.000 millones de euros, y a los libios y marroquíes les faltó tiempo para reclamar su tajada. Muere más gente en el Sahel y el Sáhara que en el Mediterráneo.

¿Cuál es la situación actual de Proactiva Open Arms?

Seguimos empantanados en Italia. Aunque hemos recuperado nuestro barco, continúa la causa contra nosotros. Llevan tres años investigándonos. Somos el objetivo predilecto de [Matteo] Salvini [ministro del Interior de la derechista Liga Norte]. Como no pudieron demostrar nuestros supuestos contactos con las mafias de tráfico de personas, ahora insinúan que nuestra financiación es irregular... pero nadie ha judicializado las amenazas de muerte de que fuimos objeto por parte de guardacostas libios. En Roma nos impusieron un código ético que no era más que poner por escrito lo que ya veníamos haciendo: cumplir escrupulosamente las leyes italianas.

Salvar vidas no puede estar reglamentado: es una obligación civil, legal y penal. Hemos pasado de ser socorristas a activistas y, de mantenerse esta deriva, pronto vamos a estar fuera de la ley, en la clandestinidad. Tampoco las personas abandonadas en el mar pueden ser consideradas ilegales: allí no puedes aplicar el derecho, son solamente vidas en peligro. Las cifras oficiales hablan de más de 2.000 muertos este año, pero nosotros creemos que han sido muchos más. 

¿Están operando de nuevo en el Mediterráneo?

Sí, con nuestros dos barcos, el Astral, un pequeño velero, y el Open Arms, un viejo remolcador, pero ahora, en invierno, debido a las condiciones meteorológicas, solamente podemos utilizar el segundo, que en breve regresará a puerto para llevar a cabo un cambio de tripulación y volver a partir. También hemos puesto en marcha la alianza United4Med, junto a la organización de rescate Sea Watch, la plataforma ciudadana italiana Mediterranea y algunas ciudades, entre ellas Madrid, Barcelona, Valencia y Zaragoza. Defiende que la dignidad humana es inviolable, que todas las personas tienen derecho al asilo y a protección en caso de devolución. Y estamos tratando de convencer a Greenpeace de que sume alguno de sus barcos a las labores de rescate.

¿A cuánta gente han rescatado ya?

Desde 2015, cuando empezamos, a unos 59.500, de ellos 30.000 en la isla griega de Lesbos, en el Egeo, y el resto posteriormente en el Mediterráneo central. Solamente con cuatro locos y un barco, a veces prestado, y los donativos espontáneos de más de 51.000 personas que aportan el 96% de nuestros ingresos. Nuestro presupuesto es de 3 millones de euros, aunque únicamente el barco nos cuesta 7.500 euros al día. El principal gasto es el combustible, seguido de los sueldos de los tripulantes: la ley nos obliga a mantener a dos tripulaciones profesionales.

¿Cómo nació el proyecto?

Cuando, en 2015, se difundieron las terribles imágenes del pequeño Aylan Kurdi, cuyo cuerpo fue devuelto por el mar a una playa, mi hijo pequeño tenía su misma edad, tres años. Aquello me sobrecogió. Cogí 15.000 euros ahorrados, el traje de neopreno y las aletas, y con mi compañero Gerard Canals viajamos al norte de Lesbos. A la media hora ya estábamos en el agua rescatando gente. La BBC nos entrevistó y a los pocos días vino el coordinador de Emergencias de Human Rights Watch y nos recomendó que creásemos una ONG y una página de micromecenazgo.