El nivel del mar ha subido casi ocho centímetros de media en todo el mundo desde 1992 y, en algunos lugares, como las costas del Pacífico de Asia y Oceanía, hasta 22 centímetros, según los últimos datos de la Agencia Nacional del Espacio estadounidense (NASA, en sus siglas en inglés). Es una de las más graves consecuencias del calentamiento global. De seguir esta tendencia, las casas flotantes podrían convertirse en una buena alternativa para millones de personas que viven en las regiones afectadas. Y si están hechas con materiales reciclados, son atractivas y se minimiza su impacto ambiental, como las WaterNest 100, mucho mejor.

El arquitecto romano Giancarlo Zema, famoso por sus creaciones, en las que combina la tierra y el agua, ha diseñado unas viviendas modernas y elegantes que pueden ser ubicadas en aguas tranquilas de ríos, atolones, lagos y mares y que devuelven al ser humano a la naturaleza, para vivir en armonía con ella lejos de las estresantes urbes de cemento, acero y asfalto.

El nivel del mar ha subido ocho cm de media en todo el mundo desde el año 1992

Estas viviendas flotantes, que son el resultado del trabajo de años de investigación de la empresa EcoFloLife, especializada en la fabricación y venta de estructuras residenciales sobre el agua, tienen una estructura muy similar a la de los catamaranes pero son de forma redondeada, están hechas con madera laminada y aluminio reciclados y reciclables y tienen 100 metros cuadrados de superficie, 12 metros de diámetro y cuatro metros de altura. Cuentan con amplios ventanales y balcones que permiten a sus huéspedes relajarse con el color y el sonido del agua sobre la que se asientan.

La construcción dispone de un generador fotovoltaico de 60 metros cuadrados, capaz de generar cuatro kilovatios de energía, que cubren con creces las necesidades de la vivienda gracias a que un sofisticado sistema de microventilación natural y aire acondicionado hacen que la vivienda sea de muy bajo consumo energético. Además, está dotada de un sofisticado sistema integrado para tratar las aguas residuales que sólo requiere de un fácil mantenimiento cada seis meses.

El interior de la casa es moldeable y se puede adaptar a las necesidades del propietario: puede utilizarse como vivienda para familias de cuatro personas o para parejas, como oficina, laboratorio o incluso como bar o restaurante. El mobiliario sostenible y futurista del interior también ha sido diseñado por el mismo Zema.

La vivienda verde, cuyo precio oscila entre los 500.000 y los 800.000 euros, está equipada con la más moderna tecnología domótica: es una casa inteligente que dispone de un sistema de alarma gestionable a través del teléfono móvil, al que envía alertas en caso de robo, fugas de gas o agua o cortes de energía.

Giancarlo Zema se ha especializado en el diseño de edificios destinados a un entorno acuático, como la Jelly-fish 45, una casa circular sostenible de cuatro niveles con una sala de estar bajo la superficie terrestre, y el proyecto Amphibious 1000, el primer complejo hotelero semisumergido, que se ubicará en las costas de Qatar, en el golfo Pérsico.

Microhogares

Para quienes prefieren la montaña al mar y no les preocupa demasiado el tamaño de su vivienda, estará disponible a principios de 2016 una alternativa a las viviendas flotantes: las ecocápsulas. Se trata de casas ecológicas e independientes que se pueden transportar a cualquier lugar enganchándolas al coche como un remolque, igual que si de una caravana se tratase. Están construidas con materiales de alto aislamiento térmico y funcionan con energía solar y eólica.

Las mini viviendas se transportan fácilmente y funcionan con energía solar y eólica

Sus creadores, del estudio eslovaco Nice Architects, las definen como “el primer microhogar realmente independiente”. Lo de micro se refiere a sus reducidas dimensiones: ocho metros cuadrados de espacio habitable, con dos de altura, que las hacen perfectas, según sus diseñadores, para usarse en situaciones de catástrofe, como base de proyectos de investigación en lugares de difícil acceso o como alojamientos turísticos.

La casa portátil, con forma de huevo, tiene sobre su techo 2,6 metros cuadrados de paneles solares, de 600 vatios de capacidad de producción, un poste plegable con una turbina de viento de 750 vatios y una batería integrada con una capacidad de 9.744 vatios. También cuenta con un sistema que filtra y almacena el agua de lluvia para reusarla en un depósito bajo la cápsula.

Dentro de la diminuta morada, que pesa 1.500 kilos, hay espacio para una cama plegable, una pequeña cocina, una ducha y un inodoro, y puede albergar a dos adultos, quienes lo tendrán fácil para esquivar las visitas no deseadas. Su precio no se dará a conocer hasta el último trimestre de este año.