Olas de calor, heladas, inundaciones, grandes incendios forestales, huracanes o persistentes sequías... Los fenómenos climáticos extremos se multiplican provocados por el calentamiento global, ¿o se trata de una percepción generada por el alarmismo de los medios de comunicación?

Para tratar de despejar dudas, el Centro Nacional de Datos Climáticos de Estados Unidos, dependiente de la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica (NOAA en sus siglas inglesas), ha publicado un mapa con los fenómenos climáticos anómalos y extremos registrados solamente durante enero de 2014.

El NOAA es un organismo oficial de un país que no es especialmente sensible a las demandas de políticas de reducción de gases de efecto invernadero y una institución científica totalmente alejada de cualquier voluntad alarmista o espectacular. Y éstas son sus conclusiones.

Los fenómenos inusuales han causado muertes y pérdidas materiales cuantiosas

El pasado mes de enero registró las cuartas temperaturas más elevadas en la atmósfera y los océanos desde que existen registros, o sea, desde 1880. En los últimos nueve años se han sucedido los 10 eneros más cálidos del último siglo. La media global en superficie terrestre y marina fue de 12,7 grados; 0,65 grados por encima de la media del siglo XX. Una situación que llegó a poner en peligro los Juegos Olímpicos de Invierno, celebrados recientemente en la ciudad meridional rusa de Sochi.

También ha sido un invierno especialmente cálido en China, país cuyas temperaturas medias han superado en 1,6 grados la habitual, lo que provocó indirectamente decenas de muertes. Este ha sido el segundo enero más cálido –el primero fue en 2002– desde que empezaron a anotarse los registros en el país asiático, en 1961.

Argentina también ha notado persistentes oleadas de calor en el centro y el norte del país –que se halla en pleno verano– estableciendo récords de máximos y mínimos. Otros países tan alejados como España –tercer enero más cálido desde 1961– y Australia han sufrido temperaturas claramente por encima de sus medias habituales para esta época del año.

30 grados bajo cero

Estas medias elevadas no han impedido que el norte y noroeste de los Estados Unidos hayan experimentado una histórica ola de frío con temperaturas de hasta 30 grados bajo cero y fuertes rachas de viento. En Chicago, con 26,1 grados bajo cero, se superó el récord absoluto de temperaturas mínimas, que databa de 1884.

El frío vino acompañado de intensas tormentas de nieve que dejaron buena parte del país cubierto de un gélido manto blanco y las espectaculares imágenes de las cataratas del Niágara heladas dieron la vuelta al mundo. Pero el balance fue más trágico, con al menos 21 muertes relacionadas con accidentes y a causa del intenso frío, además de millones de dólares en pérdidas económicas.

Estados Unidos sufre olas de calor y heladas; Inglaterra graves inundaciones

Esta combinación de un calentamiento global constante con bajadas bruscas y severas de las temperaturas es una de las consecuencias del cambio climático que los científicos ya predijeron en la década de los 90.

El centro y el oeste de los Estados Unidos ha experimentado precipitaciones por debajo de la media, siendo éste el enero más seco desde 2003 y el quinto con menos lluvias desde que se toman registros en el país. En California –principal productor de fruta y verdura de la nación–, la sequía más intensa que se recuerda hizo declarar el estado de emergencia.

Pero la falta de lluvias ha sido una constante muy extendida a lo largo del planeta. También las han sufrido el nordeste de Brasil, partes de Chile, el sur de China, África Central y amplias zonas del sudeste australiano. En el caso brasileño, la mayor pérdida de cosechas en 50 años provocó tensiones y enfrentamientos por el control del agua –que causaron incluso muertos– además de aumentos desorbitados en la cotización internacional de los precios de alimentos básicos como el café, el azúcar o la soja.

Comienzo más lluvioso en 250 años

En el otro lado de la balanza, ha habido precipitaciones extremas en el norte de Argentina, el noroeste de África, las islas Británicas y el oeste de Australia, donde llegó a doblarse la media, convirtiéndose éste en el quinto enero más húmedo desde que hay registros.

En muchos de estos sitios, la pluviosidad inusual ha causado fuertes inundaciones, como en Inglaterra, donde unas lluvias un 50% por encima de su media habitual para un mes de enero provocaron desbordamientos en el área del Támesis. Miles de personas tuvieron que ser evacuadas –en algunos casos en botes–, se interrumpieron servicios ferroviarios y se anularon vuelos en las que fueron las peores crecidas en décadas.

Mientras el hielo ártico cae bajo mínimos, el antártico supera su extensión media

“Es un enorme desafío. Hemos tenido el comienzo más lluvioso del año en 250 años, con el clima más extremo en décadas”, declaró el primer ministro británico, David Cameron, ante el desastre nacional provocado por las precipitaciones.

Según el Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo estadounidense, este invierno ha sido el cuarto peor para los hielos árticos desde que empezaron los registros por satélite en 1979. La extensión de hielo marino en el Polo Norte alcanzó los 5,3 millones de kilómetros cuadrados, un 5,5% por debajo de la media habitual entre 1981 y 2010.

Por el contrario, el hielo antártico alcanzó una extensión un 30% por encima de su media habitual entre estos mismos años, superando los 2,5 millones de kilómetros cuadrados. Sólo en enero de 2008 se superó esta cifra.

El Laboratorio Rutgers de Nieve Global calculó la superficie del planeta cubierta de nieve en enero. Está llegó a superar los 17,7 millones de kilómetros cuadrados, quedando más de 400.000 metros cuadrados por debajo de la media de los últimos 20 años. El hemisferio norte registró la menor extensión de nieve desde 2007 y 2013 fue el décimo peor año en 48 de registro.