La particular batalla que libran los defensores de los alimentos ecológicos y sus adversarios vive un nuevo episodio con la llegada del último estudio sobre la materia. Esta vez, ha sido un equipo internacional dirigido por expertos de la Universidad de Newcastle (Reino Unido) el encargado de aportar nuevos datos al debate y de inclinar la balanza a favor de los productos cultivados de forma más respetuosa con el medio ambiente.

Sus autores han repasado 343 estudios anteriores sobre los efectos de la agricultura ecológica en la calidad de los alimentos —la mayor revisión llevada a cabo hasta la fecha en este campo— y han elaborado un metaestudio resumiendo los resultados de todas estas investigaciones.

Sus conclusiones, publicadas en la revista científica British Journal of Nutrition, avalan las tesis de los expertos y consumidores que consideran que, independientemente de su precio, los alimentos producidos sin insecticidas ni tratamientos químicos de síntesis aportan importantes beneficios nutricionales y de salud en comparación con los procedentes de la agricultura convencional.

Las frutas, verduras y cereales orgánicos tienen un 69% más de antioxidantes

La calidad de los alimentos está fuertemente influenciada por la forma en que se producen, sostienen los científicos. Frutas, verduras y cereales orgánicos y los productos elaborados con ellos contienen hasta un 69% más de antioxidantes —entre ellos ácidos fenólicos, flavanonas, estilbenos, flavonas, flavonoles y antocianinas— que los alimentos producidos de forma industrial. Estos últimos también muestran, según el estudio, niveles significativamente más altos de metales pesados tóxicos que los vegetales ecológicos.

Según el análisis de los cientos de investigaciones realizado, existe una creciente evidencia de que cuanto mayor es la cantidad de fertilizantes químicos utilizados en el campo, especialmente el nitrógeno y los producidos a base de fosfatos —cuyo uso está prohibido o muy restringido por las normas de la agricultura ecológica—, más baja es la concentración de antioxidantes en los alimentos producidos.

Así, comer frutas, verduras y cereales de producción ecológica proporcionaría antioxidantes adicionales equivalentes a comer entre una y dos porciones más de frutas y verduras al día, resume de forma gráfica el metaestudio, que también llama la atención sobre el hecho de que las concentraciones de polifenoles, un tipo de antioxidantes, eran entre el 18% y el 69% más altas en los cultivos ecológicos.

Cabe recordar que numerosos estudios han relacionado los antioxidantes con un menor riesgo de enfermedades crónicas, como las cardiovasculares y neurodegenerativas, y algunos tipos de cáncer.

Menos metales tóxicos y pesticidas

En el apartado de metales contaminantes, el informe destaca que la presencia de cadmio era casi un 50% menor en los cultivos de producción ecológica. El cadmio es uno de los tres metales tóxicos, junto con el plomo y el mercurio, para los que la Comisión Europea ha establecido niveles máximos permitidos en los alimentos. También ha constatado que los productos convencionales contienen hasta cuatro veces más restos de plaguicidas que los ecológicos.

Para el profesor Carlo Leifert, director del metaestudio, los datos analizados “demuestran que la elección de los alimentos producidos de acuerdo a los estándares de producción ecológica puede dar lugar a un aumento de la ingesta de antioxidantes nutricionalmente deseables y una reducción de la exposición a metales pesados tóxicos”.

La presencia de cadmio era casi un 50% menor en los cultivos de producción ecológica

Estos datos, sin embargo, contradicen en parte las cifras presentadas en 2009 por la Agencia de Normas Alimentarias (FSA) del Reino Unido, que indicaban no haber encontrado diferencias substanciales o beneficios nutricionales importantes en los alimentos orgánicos.

En el caso de la FSA, no obstante, se revisaron sólo 46 publicaciones científicas sobre cultivos, carne y productos lácteos, mientras que la Universidad de Newcastle ha ampliado el espectro a 343 publicaciones. “La principal diferencia entre los dos estudios es el tiempo; hace cinco años se habían realizado muy pocos estudios de campo sobre este tema”, explica el profesor Leifert, que enseña Agricultura Ecológica.

Otro de los autores del informe, el doctor Gavin Stewart, considera que “la base de datos disponibles, mucho mayor, ha permitido ahora utilizar métodos estadísticos más apropiados para llegar a conclusiones más definitivas en relación con las diferencias entre la producción ecológica y los cultivos convencionales”.

Para Charles Benbrook, profesor en la Universidad Estatal de Washington (Estados Unidos), que también ha participado en la investigación, los datos presentados ahora “son muy relevantes y significativos y ayudarán a los científicos y los consumidores a ordenar la gran cantidad de información disponible sobre el tema, en muchos casos contradictoria”.