Durante años se ha tratado de estudiar la relación que existe entre la salud y la forma de alimentarnos. En nuestros días, parece claro que una alimentación adecuada, variada y equilibrada, ayuda a mantener el bienestar físico y mental.

Sin embargo, cuando hablamos de alimentos funcionales, estamos yendo un paso más allá. Se trata de alimentos o nutrientes a los que se les atribuye un papel específico en la prevención de enfermedades, en la reducción de factores de riesgo de contraerlas y en la mejora del estado físico de las personas.

Para considerar que un alimento pertenece al grupo de los funcionales, deben existir estudios científicos que avalen sus cualidades en este sentido.

En la actualidad, los estudios que se han realizado sobre distintos alimentos, dirigidos a identificar su posible relación con la prevención y tratamiento de enfermedades, se desarrollan fundamentalmente en seis campos:

Estrés oxidativo: Antioxidantes con efectos sobre los radicales libres. Su consumo se asocia a la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares, degenerativas e incluso de cáncer. Alimentos ricos en vitamina C, vitamina E y carotenos, entre otros.

Crecimiento y desarrollo: Especialmente importantes en el caso de mujeres embarazadas y niños. Alimentos ricos en calcio, vitamina D o ácidos grasos omega 3.

Metabolismo: Control de glucemia, control de niveles de colesterol en la sangre. Alimentos con ácido oleico, ácidos grasos omega 3.

Salud cardiovascular: Alimentos que ayudan a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como los que contienen ácidos grasos mono y poliinsaturados, fitoesteroles o algunas vitaminas del grupo B.

Funcionamiento del sistema digestivo: Alimentos probióticos, que contienen microorganismos que mejoran la función intestinal (yogures y otras leches fermentadas con bacterias ácido-lácticas). Alimentos prebióticos ricos en fibra soluble
y alimentos con fibra insoluble como las legumbres.

Bienestar psicológico: Alimentos con efectos tranquilizantes o excitantes.

Todos los alimentos que contienen de manera natural o añadida estos nutrientes pueden resultar de gran ayuda para la mejora de nuestra salud, pero siempre en el contexto de una dieta equilibrada. Debemos tener muy claro que ningún alimento por si solo es capaz de curar ni de prevenir nada. Por eso es importante entender que, si bien puede ser útil la inclusión de alimentos de este tipo en nuestra dieta, los mismos nunca pueden sustituir una alimentación variada y equilibrada.

El problema surge cuando se utilizan sus propiedades como reclamo publicitario y se alaban en exceso, haciendo creer a la población que existen alimentos capaces de curar y prevenir por sí solos. No es así.

Una dieta variada y equilibrada, que incluya alimentos de todos los grupos, es importantísima para mantener un correcto estado de salud, y no debemos dejarnos llevar por reclamos que sobrevaloran la capacidad que tienen determinados alimentos o nutrientes concretos de contribuir a mejorar nuestra salud.