Enjambres de terremotos sacuden con creciente intensidad la vasta caldera volcánica de Campos Flégreos, en las afueras de Nápoles y que está habitada por cientos de miles de personas.

Mientras las autoridades debaten las respuestas a eventuales desastres y los protocolos de evacuación, investigadores pueden haber encontrado una manera de contrarrestar por completo los temblores cíclicos: gestionando la escorrentía o bajando los niveles freáticos, reduciendo así la presión del fluido dentro del yacimiento geotérmico.

Mediante imágenes del subsuelo y experimentos de laboratorio, científicos de Stanford han demostrado cómo la acumulación de presión del agua y el vapor en el yacimiento bajo Campi Flegrei puede provocar terremotos cuando la roca de cobertura, o tapa, se sella.

La investigación, publicada en Science Advances (1), muestra que la recurrencia de un yacimiento sobrepresionado fue la causa de la deformación y la sismicidad a principios de la década de 1980 y de nuevo durante los últimos 15 años, lo que finalmente condujo a la identificación del mecanismo subyacente.

 

Desafían la teoría generalizada de que los temblores

 

Los hallazgos desafían la teoría generalizada de que los temblores son impulsados por el magma o sus gases que ascienden a menor profundidad cuando el material fundido de una zona de fusión profunda asciende hacia el subsuelo superior bajo el área volcánica. También revelan cómo la velocidad a la que el agua recarga gradualmente el yacimiento influye en la velocidad de deformación y los cambios en la altura del terreno.

"Para abordar el problema, podemos gestionar la escorrentía superficial y el flujo de agua, o incluso reducir la presión extrayendo fluidos de los pozos", afirmó en un comunicado Tiziana Vanorio, autora principal del estudio y profesora asociada de Ciencias de la Tierra y Planetarias en la Escuela de Sostenibilidad Doerr de Stanford.

Los investigadores analizaron patrones recurrentes y características comunes en las imágenes de estructuras subterráneas y terremotos de los dos períodos más recientes de inestabilidad en Campos Flégreos.

Caracterizada por la elevación del terreno y temblores similares a explosiones, acompañados de ruidos retumbantes que se han convertido en un rasgo distintivo de la población, los científicos sospechan que esta actividad indica explosiones impulsadas por vapor, que se desencadenan cuando el agua líquida se transforma rápidamente en vapor durante la fracturación causada por terremotos. El estudio incluye datos de los disturbios de 1982-1984 y 2011-2024.

La zona volcánica de Campos Flégreos alberga un depósito geotérmico cubierto bajo la ciudad de Pozzuoli, al oeste de Nápoles y el Vesubio. La zona ha sido monitoreada continuamente desde los disturbios de 1982-1984, cuando el terreno se elevó más de 1,8 metros y el puerto de Pozzuoli se volvió tan poco profundo que los barcos ya no podían atracar. Después de eso, un terremoto de magnitud 4 y miles de microterremotos provocaron la evacuación de 40.000 personas de Pozzuoli.

 

Acumulación de agua

 

Campos Flégreos es una caldera de 13 kilómetros de ancho, una vasta depresión formada por grandes erupciones hace unos 39.000 y 15.000 años, que causaron el colapso de la superficie terrestre.

La caldera experimenta elevaciones y hundimientos, con el terreno ascendiendo y hundiéndose, incluso sin erupción. Tras los acontecimientos de 1982-1984, la zona se hundió aproximadamente 90 centímetros. Para que se produzca la subsidencia, es necesario liberar masa del subsuelo, que puede incluir magma, agua, vapor y dióxido de carbono.

Históricamente, se ha aceptado ampliamente que la elevación en zonas volcánicas está relacionada con los procesos de recarga relacionados con el magma, lo que supone que el magma o sus gases son los principales impulsores de la deformación y, posteriormente, de los terremotos. Sin embargo, según los hallazgos del estudio, esto podría no ser siempre así.

Si bien algunos investigadores comenzaron a explorar la relación entre la precipitación y la sismicidad en la última década, el estudio aclara que no es la lluvia en sí, sino la presión resultante de la acumulación lenta pero constante de agua en un depósito sellado, lo que provoca la fracturación y, en consecuencia, el temblor, explicó Vanorio.

Referencias