Las autoridades de Turquía han elevado este jueves a cerca de 36.200 el balance de muertos a causa de los terremotos registrados el 6 de febrero en el sur del país, cerca de la frontera con Siria, país en el que han fallecido cerca de 3.800 personas, según las cifras oficiales.

La Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD), dependiente del Ministerio del Interior de Turquía, ha detallado que 36.187 personas han muerto a causa de los seísmos, mientras que más de 108.000 han resultado heridas.

El organismo ha especificado que estas cifras corresponden a los daños en las diez provincias afectadas por los terremotos, que tuvieron su epicentro en Kahramanmaras, según ha informado el diario turco 'Hurriyet'. Asimismo, 216.347 damnificados han sido evacuados a otros puntos del país.

Por otra parte, al menos 1.414 personas han muerto en las zonas de Siria controladas por el Gobierno, a las que hay que sumar 2.274 fallecidos en las zonas en manos de los rebeldes, según datos de la Defensa Civil Siria, conocida como 'cascos blancos'.

El director regional de emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Rick Brennan, afirmó el domingo desde Damasco que el organismo calcula que al menos 9.300 habrían muerto en Siria --unas 4.800 en zonas controladas por las autoridades y 4.500 en áreas en manos rebeldes--, si bien matizó que ahora mismo no hay forma de realizar una proyección ajustada.

 

Aafectan "desproporcionadamente" a los niños

 

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha subrayado este miércoles que los últimos terremotos que han sacudido el sur de Turquía y el noroeste de Siria han puesto de relieve la ya de por sí "precaria" situación de esa zona, al mismo tiempo que han afectado de manera "desproporcionada" a los menores.

"La infancia se ha visto afectada desproporcionadamente por el conflicto armado y ahora por el terremoto", ha lamentado Carmen Monclus, portavoz de UNICEF desde la ciudad turca de Gaziantep, una de las zonas sacudidas por unos terremotos que han dejado hasta ahora más de 38.700 muertos entre Turquía y Siria.

Monclus ha explicado en una conversación con Europa Press que la situación es especialmente difícil en la parte siria, pues se trata de zonas sin presencia gubernamental y controladas por grupos armados, algunos de ellos considerados terroristas por Naciones Unidas.

"Desde hace unos años y por la ausencia del Gobierno, en el noroeste de Siria los servicios han sido implementados por las ONG apoyadas por la ONU (...) La recuperación en esta parte será mucho más tardía en base a una precaria situación que afecta a 4,5 millones de personas, de las cuales 1,8 millones son niños", ha contado.

Por tanto, la gestión de esta crisis humanitaria está siendo muy desigual según las dos zonas golpeadas. Si bien Turquía cuenta con amplias redes y alianzas internacionales, en el caso de Siria es todo lo contrario, con un Gobierno no reconocido por un lado y por el otro con grupos armados ilegales.

"Es muy complejo entramar así una relación bilateral. No se puede siquiera garantizar la seguridad de los trabajadores humanitarios", lamenta Monclus, quien cifra en un 25 por ciento los niños en todo Siria que viven en zonas controladas por estos grupos armados.

Ante esta situación, Monclus ha enfatizado que es "imperativo" más que nunca que se permita el acceso humanitario a unas zonas que antes del terremoto ya padecían una crisis a todos los niveles y ha celebrado que se hayan abierto otras dos vías de acceso, las de Bab al Salamé y Al Rai, a la ya existente de Bab al Hawa.

Es importante que la ayuda siga fluyendo y que las provisiones sigan entrando. Mantener vivas estas vías de acceso es vital", ha enfatizado Monclus, quien ha compartido la cifra de 397 millones de dólares necesaria para dar una respuesta rápida a las necesidades más agudas durante los próximos tres meses solo en el noroeste de Siria, según el último llamamiento urgente de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA).