Un estudio elaborado por la federación de asociaciones ecologistas europeas Transport and Environment sitúa a Madrid Central como la zona de bajas emisiones europea que más NO2 reduce, con una caída del 32 por ciento.

El informe Low-Emission Zones are a success but they must now move to zero-emission mobility, consultado por Europa Press, destaca que todas las pruebas científicas demuestran que las zonas de bajas emisiones reducen efectivamente la polución del aire y que la rebaja más significativa observada en lo que a NO2 se refiere tiene a Madrid Central como protagonista al alcanzar un 32 por ciento.

Son más de 250 las ciudades europeas que han apostado ya por estas zonas de bajas emisiones, una respuesta a la evidencia científica que, como apunta el informe, señala que la expectativa de vida de cada ciudadano europeo se reduce en casi un año debido a la contaminación. Además la contaminación se convierte en la segunda preocupación ambiental de la ciudadanía europea según el Eurobarómetro de 2017, sólo por detrás del cambio climático.

A esto se añade que un estudio dirigido por la Alianza Europea de Salud Pública estima que las consecuencias en la salud derivadas de la contaminación de manera indirecta suponen un coste de entre 67 y 80 billones de euros anualmente.

Las ciudades suecas fueron las primeras

El informe, que aboga por ir pasando gradualmente de las zonas de bajas emisiones a zonas de movilidad cero emisiones, recuerda que las ciudades suecas fueron las primeras, allá por la década de los 90, en implementar estas medidas de bajas emisiones. Comenzaron poco a poco a extenderse por el Viejo Continente y en los últimos tiempos han cogido impulso una vez que estalló el escándalo de los diésel.

Uno de los elementos que tienen en común las zonas de bajas emisiones, recoge el informe, es que son habitualmente criticadas y atacadas por grupos de interés, que a su vez ponen en duda las evidencias científicas.

Tampoco obvia que las zonas de bajas emisiones muchas veces son vistas de manera impopular desde ciertos sectores pero las experiencias locales demuestran el apoyo ciudadano que tienen, "con ciudadanos a menudo apoyando la expansión de las restricciones al tráfico".

A lo que se une que "las encuestas ciudadanas confirman el apoyo vecinal a las zonas de bajas emisiones". En concreto, el 76 por ciento de las personas encuestadas en nueve países europeos mostraban su fuerte apoyo a estas medidas.