Entre 100 y 150 millones de personas dejarían de pasar hambre en el mundo si la mujer liderara la lucha contra el cambio climático, según pone de manifiesto el informe Cambio Climático y Salud que, con el objetivo de demostrar el papel que el medio ambiente juega en la salud y en la calidad de vida de las personas, publicó recientemente el Observatorio de Salud y Medio Ambiente del Instituto DKV de la Vida Saludable, en colaboración con ECODES. El Día Mundial del Medio Ambiente se celebra este 5 de junio.

El cambio climático, según indica el estudio, exacerba la pobreza, aumenta las injusticias sociales; incrementa los desequilibrios en el poder y en la toma de decisiones; y afecta a la seguridad alimentaria de las personas, por lo que pone el foco en los niños y mujeres, quienes sufren las mayores consecuencias.

Precisamente, el informe denuncia que son las mujeres las que más sufren la marginación económica, social y política al quedar excluidas de la toma de decisiones y tener un limitado acceso a recursos financieros, además de sufrir en mayor medida los impactos del cambio climático.

Por todo ello, el estudio concluye que luchar contra el cambio climático podría ser la mayor oportunidad del siglo XXI para lograr una gran mejora en materia de salud y bienestar social mundial y enfatiza en el papel de la mujer, al estimar que deben de ser consideradas como principales agentes del cambio.

Para ello, los autores defienden que deben ser incluidas en la toma de decisiones y en el diseño de las políticas y la economía real y deben participar en las instituciones y colaborar en el diseño de las políticas, normas, instituciones, así como estrategias para contrarrestar la vulnerabilidad de la sociedad en su conjunto ante el cambio climático.

En la misma línea, la ONG Oxfam señala en su informe Desarraigados por el cambio climático que quienes viven en países de ingresos medios y bajos tienen hasta cinco veces más probabilidades de verse obligados a abandonar sus hogares como consecuencia de fenómenos meteorológicos repentinos como tormentas o inundaciones que están fuertemente ligados con el cambio climático.

Para llevar a cabo este estudio, Oxfam analiza el periodo entre 2008 y 2016 y evidencia "la despiadada desigualdad del cambio climático" puesto que las comunidades pobres, cuyas emisiones de gases de efecto invernadero apenas si son medibles, tienen un riesgo mucho mayor de verse obligadas a desplazarse en comparación con las personas que mayor daño están provocando al medio ambiente.

Aumenta el número de desplazados

Según la ONG, los fenómenos meteorológicos extremos provocaron el desplazamiento de 14 millones de personas de los países más pobres (el 0,42% del total de la población de estos países) frente al cerca de un millón de personas de los países de ingresos altos (el 0,08% de la población).

En 2016, un total de 23,5 millones de personas se vieron obligadas a desplazarse por primera vez como consecuencia de fenómenos meteorológicos extremos, si bien Oxfam considera que "es muy probable que esta cifra sea menor que la real, puesto que no tiene en cuenta las personas desplazadas por desastres de evolución lenta como sequías o el aumento del nivel del mar".

Por otra parte, el informe de Oxfam pone de manifiesto que el cambio climático afecta de forma desproporcionada a mujeres y niños, así como a los pueblos indígenas. En el caso de las primeras, el desplazamiento suele implicar un mayor riesgo de violencia y mayores dicultades a la hora de obtener la ayuda necesaria.

Pobreza y cambio climático

Por otro lado, un trabajo publicado en Nature Climate Change por el investigador del Instituto Internacional para Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA), Joeri Rogelj, refleja cómo las condiciones socioeconómicas, como las desigualdades, la demanda de energía y la cooperación internacional, pueden afectar a la viabilidad de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados Celsius para 2100.

Este estudio fijó como barreras clave para alcanzar el objetivo de 1,5 grados las fuertes desigualdades sociales y económicas, un enfoque en el uso continuado de altos combustibles fósiles y las pobres políticas climáticas a corto plazo.

Mientras, investigadores de las universidades de Exeter, Wageningen y Montpellier han difundido un estudio que concluye que la variación climática se cebará sobre todo con los países más pobres. Para su investigación, el equipo analizó 37 modelos climáticos diferentes que se han utilizado para el último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).

Así, por cada grado de calentamiento global, el estudio sugiere que la variabilidad de la temperatura aumentará hasta en un 15% en el sur de África y la Amazonia, y hasta un 10% en el Sahel, India y el sudeste asiático. En cuanto a los países fuera de los trópicos, muchos de los cuales son países más ricos que han contribuido más al cambio climático, deberían ver una disminución en la variabilidad de la temperatura.