Una flota estratosférica de drones gigantes capaces de volar ininterrumpidamente durante tres meses abasteciéndose únicamente de energía solar para hacer llegar internet a algunas de las áreas rurales más remotas del planeta. Es el proyecto Aquila de Facebook (FB), que, en una de las amargas paradojas de nuestro siglo, podría dotar de señal de internet inalámbrica (wifi) a rincones del mundo cuyos habitantes no tienen todavía acceso al agua potable o a una alimentación suficiente y digna.

Según los responsables de la red social, que tiene ya casi 1.500 millones de usuarios en todo el globo, hay otros 4.000 millones de personas en el mundo sin acceso a internet pero que viven cerca de una torre de transmisión 3G, y otro 10% de la población mundial carece de la infraestructura necesaria para acceder a la red. Así que la empresa ha decidido intentar llegar hasta ellos para incrementar su cartera de clientes, cuyo crecimiento parece haber alcanzado ya sus límites en el mundo desarrollado.

Los aparatos pueden enviar datos por láser a un objetivo del tamaño de una moneda

"Estamos explorando una serie de diferentes enfoques de este desafío, incluyendo aviones, satélites y soluciones terrestres. Nuestra intención no es construir redes y luego operar nosotros mismos, sino avanzar rápidamente en el desarrollo de estas tecnologías para que se conviertan en soluciones viables para los operadores y otros socios", afirmó Jay Parikh, vicepresidente de Ingeniería Global e Infraestructuras del gigante de las comunicaciones, por medio de un comunicado

La solución aportada por el Laboratorio de Conectividad de FB es el despliegue de esta red de aparatos voladores a hélice, enormes aviones solares sin tripulación cuyo prototipo, desarrollado tras 14 meses de trabajo por especialistas aeroespaciales en el Reino Unido, fue presentado recientemente y está "listo para pruebas en vuelo", que empezaron en marzo en la Gran Bretaña, obteniendo un completo éxito, y proseguirán a lo largo de lo que queda de año en Estados Unidos.

Para desarrollar el proyecto, FB compró a principios del año pasado la empresa británica fabricante de drones Ascenta,  de la misma forma que Google adquirió con similares intenciones la firma de drones de gran altitud operacional estadounidense Titan Aerospace. 

La envergadura, o distancia entre las puntas de las alas, del dron presentado por FB es similar a la de un Boeing-737, unos 30 metros, y su diseño recuerda al de los bombarderos fantasma B-2, indetectables para el radar. Pero su peso es centenares de veces inferior al de los grandes aparatos de pasajeros, incluso menor al de un coche, gracias a su ultraligera estructura de fibra de carbono, que hacen que su consumo energético sea infinitamente menor y así pueda ser abastecido solamente con energía fotovoltaica.

Globos de helio

Según FB, gracias a un sistema de comunicaciones ideado por su laboratorio de Woodland Hills (California, Estados Unidos), estos drones podrán enviar datos a decenas de Gigabytes por segundo a un objetivo "del tamaño de una moneda de un centavo a 10 millas (16 kilómetros) de distancia" por medio de un láser, y así comunicarse entre ellos y con tierra para cubrir enormes superficies de terreno, a lo que contribuiría su gran autonomía de vuelo sin bajar a tierra, de 90 días.

Los aviones no tripulados de FB operarían entre 60.000 y 90.000 pies de altitud (18.288 a 27.400 metros, del doble al triple que un avión comercial, para no convertirse en un peligro para la navegación aérea). El dron alcanzaría la máxima altitud durante el día, para descender ligeramente a cotas más bajas para ahorrar energía durante las horas nocturnas, durante las que sus paneles solares no recibirán los rayos del Sol.

El dron, que ni siquiera dispone de ruedas, no puede elevarse a las altitudes a las que trabajará por sí solo. Así que debe ser llevado hasta las mismas con la ayuda de globos de helio que arrastrarán hasta la estratosfera su peso, que totalmente cargado de equipos de comunicaciones no superará los 400 kilos.

La envergadura de sus alas es la de un B-737 y la autonomía de vuelo, de tres meses

Precisamente son los globos los artilugios en los que confía Google para hacer realidad su empeño por llevar internet a todos los rincones de la Tierra. Su proyecto Loon trabaja en el desarrollo de globos de helio dotados de equipos de transmisión que operarían a alturas similares a las de los drones de FB, pero cuyo principal inconveniente sería su dependencia de las corrientes de aire. Pero los especialistas afirman que un estudio preciso de la velocidad y dirección del viento permitiría situarlos donde se desee. Los primeros modelos fueron probados en Nueva Zelanda en 2013.

Dejando a un lado el amargo contraste del anhelo por llevar internet a toda la humanidad mientras más de 1.000 millones de personas siguen pasando hambre, lo que mata a unas 80.000 cada día (más de tres millones de niños y niñas al año), y otros 1.000 millones carecen de acceso al agua potable, el imparable crecimiento del uso no siempre racional de la red ya es la causa de un serio impacto ambiental: Gartner, compañía especializada en el análisis del mercado tecnológico global, ha calculado que la industria de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) genera el 2% de las emisiones de dióxido de carbono a nivel mundial.

Según una investigación de The New York Times,  un data center puede consumir la misma energía que una ciudad mediana, la mayor parte en la refrigeración de sus enormes ordenadores. Por ello, cada vez se construyen en latitudes más septentrionales, como las regiones árticas europeas y norteamericanas. En Facebook se cargan cada día más de 300 millones de fotografías. Las selfies contaminan, y mucho.