Un 25 % de la población mundial no tendrá acceso a una vacuna contra la covid-19 hasta 2022 si se cumplen los acuerdos de compraventa de dosis entre gobiernos y empresas que desarrollan y distribuyen estos viales. Incluso si las farmacéuticas alcanzan su capacidad máxima de producción, una quinta parte de las personas de nuestro planeta no tendrán garantizado el acceso a estas vacunas hasta dos años después de la declaración de pandemia, según un artículo publicado en el último número del BMJ.

Otra investigación publicada en esta misma revista estima que el 68 % de la población mundial espera recibir una vacuna contra la covid-19, por lo que resulta vital diseñar estrategias equitativas para asegurar que la oferta de vacunas puede satisfacer la demanda, especialmente en países de rentas medias y bajas.

Ambos estudios son observacionales, por lo que los autores reconocen las implicaciones que tiene la incertidumbre y la información incompleta para sus análisis. No obstante, son una muestra de que los retos para hacer una campaña de vacunación global contra la covid-19 serán tan duros como las dificultades científicas que ha tenido –y tiene– el desarrollo de las vacunas.

El investigador Anthony So, del Departamento de Sanidad Internacional de la Escuela de Salud Pública de Johns Hopkins Bloomberg (Baltimore, EE UU), explica a SINC que el trabajo de su equipo  revela cómo los países de rentas altas se han asegurado, con acuerdos de compra antes de completar los ensayos clínicos en fase 3, los suministros de las vacunas contra la covid-19, pero han dejado al resto del mundo en la incertidumbre.

“Si queremos garantizar una asignación equitativa de estas vacunas, los responsables políticos y el público necesitan mucha más transparencia y responsabilidad sobre estos acuerdos. Esta transparencia también es necesaria para los fabricantes, los constes de investigación y desarrollo, la financiación por parte del sector público y los acuerdos de precios”, opina.

A fecha de 15 de noviembre, algunos países habían reservado un total de 7.480 millones de dosis a 13 fabricantes (o lo que es igual, 3.760 millones de vacunas, contando las que precisan dosis doble o única). Más de la mitad (51 %) de estas dosis están destinadas a países de rentas altas, que representan el 14 % de la población mundial. Según afirman los autores, los países de rentas medias y bajas obtendrán el resto de dosis, a pesar de que representan el 85 % de la población mundial.

Este trabajo estima que la capacidad de manufacturación es de 5.960 millones de vacunas para finales de 2021, con precios que oscilan de los 6 a los 74 dólares. En torno al 40 % de estas vacunas quedarán disponibles para países de rentas bajas y medias, “aunque esto dependerá, en parte, en cómo los países ricos compartan sus adquisiciones y si EE UU y Rusia participan en esfuerzos coordinados a nivel global”, anticipan.

Incluso en el caso de que las farmacéuticas y distribuidoras alcancen su capacidad máxima de producción, al menos una quinta parte de la población mundial no tendrá acceso a las vacunas hasta 2022. Este escenario idílico no tiene en cuenta posibles errores humanos en el transporte de viales, frágiles y que precisan de una cadena de conservación en frío; vacunas que aún son candidatas y que no logren completar sus ensayos clínicos; recortes de presupuesto o retos logísticos no contemplados hasta ahora.

“Los desafíos logísticos y de financiación que conlleva la distribución de estas vacunas hacen que no sea tan fácil compartir las existencias de estas dosis”, argumenta So, quien confía en que el Fondo de Acceso Global para Vacunas covid-19 COVAX pueda intensificar una coordinación global en este sentido.

Pese a este esfuerzo, EE UU y Rusia prefieran no participar en COVAX, a pesar de que en estos dos países se encuentran las compañías responsables de una gran cantidad de vacunas covid-19: Moderna, Pfizer y Centro Gamaleya, entre otros.

El 68 % de la población espera recibir una vacuna covid

 

En un segundo estudio publicado en el BMJ, investigadores de China y Estados Unidos han realizado una estimación de cuántas personas esperan recibir una vacuna contra el coronavirus.

El trabajo encuentra que la población a la que se destinará estos fármacos varía mucho según la región geográfica, el objetivo que se espera lograr de una campaña de vacunación (mantener servicios esenciales, reducir la covid-19 grave, detener la transmisión)  y el impacto que puede tener las reticencias a vacunarse.

Por todo ello, calculan que el 68 % de la población mundial (entre los que cuentan, al menos, a 3.700 millones de adultos) esperan recibir un fármaco preventivo contra la covid-19.

“Cada país debería evaluar diferentes estrategias basadas en la epidemiología local, la salud de su población, las dosis de vacunas disponibles y la preferencia por campañas que favorezcan los beneficios directos o indirectos de la vacunación”, concluyen los investigadores.

“Esperar hasta 2024”

 

La directora ejecutiva de Salud por Derecho, Vanessa López, señala a SINC que si se cumplen las actuales estimaciones y contratos entre farmacéuticas y países, muchas naciones en desarrollo no van a recibir una vacuna en todo 2021 o tendrán que esperar hasta 2024 “si las cosas siguen como hasta ahora”.

Esta experta en VIH y acceso a medicamentos –que no ha participado en la redacción de estos artículos científicos– ya ha mostrado su preocupación sobre las estrategias comerciales de las compañías farmacéuticas, que no van en paralelo con lo deseable: unas vacunas contra la covid-19 accesibles en todo el mundo. Esta “carrera desequilibrada”, como ella define, se evidencia con casos como el de Canadá, “que ha comprado suficientes dosis para vacunar hasta cinco veces al total de su población”, mientras que el 90 % de habitantes de países en desarrollo no van a recibir ni una dosis en el año próximo según las estimaciones de su fundación.

En su opinión, una de las mejores soluciones para lograr una distribución equitativa y rápida de vacunas es la medida propuesta por India y Sudáfrica en la Organización Mundial del Comercio (OMC): “Suspender temporalmente las patentes de vacunas, medicamentos y diagnósticos dirigidos a luchar contra la covid-19 mientras dure la pandemia y hasta alcanzar la inmunidad de grupo a nivel mundial”.

Según López, si se alcanzarse este consenso, esta suspensión ofrecería a los países “un espacio de colaboración muy necesario para potenciar la investigación, el desarrollo y la capacidad de producción”, no solo de vacunas, sino de medicamentos o diagnósticos. En este sentido, lamenta que países de rentas altas como Australia, Brasil, Canadá, Noruega, Suiza, Estados Unidos, Japón Reino Unido y la Unión Europea (incluyendo España) se opongan a esta idea, a pesar de que un centenar de países de la OMC sí la apoyan.

Compromiso con el fondo COVAX

 

En una carta editorial enlazada con estos dos artículos, Jason Schwartz, profesor asistente de política sanitaria de la Escuela Yale de Salud Pública (New Haven, EE UU), señala que muchos países han mostrado su compromiso con un acceso global justo a las vacunas covid, comprando a través de la iniciativa COVAX, que invierte parte de sus fondos a distribuir dosis en países menos desarrollados.

No obstante, asegura que hará falta un ejercicio de vigilancia “para asegurarse de que estas aspiraciones se cumplan en los próximos meses y años”. “Los programas de vacunación –continúa– requerirán una coordinación global sin precedentes y un compromiso de los recursos logísticos, técnicos y financieros por parte de los países ricos”.

Señalando particularmente a Estados Unidos, argumenta que “su participación será inestimable para garantizar que todas las poblaciones del mundo tengan acceso a las vacunas covid-19 que, en última instancia, ayudarán a poner fin a esta devastadora crisis sanitaria mundial".

Australia, Reino Unido, Canadá y Europa ya han hecho compromisos financieros con COVAX, según publica este miércoles el New York Times, sin que se tengan noticias por parte de Estados Unidos a día de hoy.