En Estados Unidos hay más tiendas de armas que de comestibles. Según la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos norteamericana, en diciembre de 2015 había en el país 64.747 vendedores de armas con licencia federal para ejercer esta actividad.  O lo que es lo mismo, seis por cada cafetería de la cadena Starbucks (que eran 10.843 en 2013), y muchos más que tiendas de alimentación (37.716 en 2014) o McDonald's (14.098 en 2014), o que cafeterías en general (55.246 el año pasado), según datos recogidos y comparados la agencia 1Point21, que desarrolló un proyecto para situar estos establecimientos en un mapa interactivo. 

La empresa, especializada en la presentación gráfica de información, señala que si se contabilizaran como comerciantes de armas todos los fabricantes, importadores y coleccionistas, el número de empresarios que viven de la venta de armamento ascendería a 138.659 según datos de diciembre pasado, una cifra superior a la de las escuelas públicas repartidas por la geografía estadounidense, que eran 98.328 en 2011-12, o a la de farmacias, 67.000.

En 2010, los norteamericanos compraron casi 8,7 millones de unidades

La cosa ya viene de lejos. En 2012, tres periodistas de la cadena ABC News llevaron a cabo un recuento similar y llegaron a la conclusión de que en el país había 51.438 comercios que vendían armas de fuego frente a 36.536 establecimientos dedicados a la venta de alimentos, llamados groceries por los estadounidenses.

Las estadísticas recopiladas por los tres informadores de la cadena televisiva revelaron también que en los 50 estados de la Unión había casi tantos vendedores de armas como estaciones de servicio. En aquel momento estaban registrados 129.817 comerciantes dedicados a vender armamento con licencia federal frente a 143.849 gasolineras. O que había más del triple de tiendas minoristas de armas que de restaurantes de la franquicia de comida rápida McDonald's, de los que en ese momento existían 14.098.

Los negocios dedicados a la venta de armamento se desglosaban según los periodistas en 51.438 tiendas al por menor, 61.562 vendedores individuales y 7.356 casas de empeño, sin contar a los fabricantes e importadores. Las empresas de armamento norteamericanas produjeron en 2010 la cifra de 5.429.240 armas nuevas, de las que el 95% se vendió en el mercado nacional, y como con ellas no hubo suficiente para atender la demanda, se comercializaron en el país otras 3.252.404 armas importadas. Por supuesto, la cifra real, que sumaría a todas estas las vendidas ilegalmente, será mucho mayor, pero lógicamente imposible de cuantificar. 

Consagrado en la Constitución

El derecho a la posesión de armas está firmemente arraigado en las leyes norteamericanas, de hecho está consagrado en la Constitución, y organizaciones como la Asociación Nacional del Rifle (NRA), con más de cinco millones de miembros, son toda una institución en el país, además de constituir uno de los grupos de presión más poderosos. La última edición de la feria Shot Show en Las Vegas, limitada a visitantes profesionales, reunió a 1.600 expositores y 62.000 asistentes

Estados Unidos es, con diferencia, el país del mundo con más armas de fuego por habitante en manos privadas. Mientras representa el 4,4% de la población mundial, sus ciudadanos poseen el 42% de las armas en manos civiles de todo el mundo. De hecho, hay bastantes más que habitantes: 112,6 por cada 100 personas, a gran distancia de Chipre, con 69,7; de Yemen, donde hay 54,8; y de Suiza, cuarto país de población más armada del planeta, con 45,7; aunque las cifras del estado alpino incluyen el equipo del servicio militar anual que los ciudadanos guardan en sus casas. Sin contarlas, la cifra sería de unas 25. Pero mientras en Estados Unidos hay 29,7 homicidios al año por cada millón de habitantes, en Suiza son 7,7.

Los telediarios nos muestran con relativa frecuencia las imágenes de masacres cometidas en Estados Unidos por ciudadanos armados, a veces jóvenes e incluso niños, algo que tampoco sucede en Chipre o en Suiza. En diciembre pasado, la de San Bernardino (California), con 14 muertos y 17 heridos, fue la última de una larga lista en la que resultan inolvidables los nombres de Wisconsin, Aurora, Newtown, Virginia Tech, Fort Hood, Tucson o Columbine. Y la peor desde la de la escuela infantil Sandy Hook en Connecticut, en 2012, con 28 muertos, 20 de ellos niños. Entre una y otra, en 1.066 días se registraron en el país 1.052 tiroteos con un balance de al menos cuatro muertos cada uno, según recontó el Observatorio de Masacres de la organización Gun Violence Archive.

Una ley impulsada por un lobby con 5 millones de socios protege al sector de pleitos

En Estados Unidos mueren una media de 92 personas al día por arma de fuego. Desde 1970 se han registrado por esta causa 1,45 millones de muertes, sea por asesinato, suicidio o accidente. Nada menos que una persona cada 16 minutos. El columnista de The New York Times Nicholas Kristof recuerda que son más fallecidos que los sufridos en todas las guerras en las que ha participado el país en toda su historia. La cifra se mantiene bastante estable desde finales del pasado siglo: en 2014 fueron 33.599; en 2013, 33.636; en 2012, 33.563; en 2011, 32.531, pero en 1999 habían sido 28.874 y en 2000 28.663. 

Un estudio realizado por investigadores de las universidades de Duke, Harvard y Columbia y que fue publicado a principios de 2015 en la revista Ciencias de la Conducta y la Ley revelaba que casi uno de cada 10 estadounidenses que tienen acceso a las armas también son propensos a arrebatos impulsivos de rabia. Por tanto, estaríamos hablando de casi cuatro millones de personas que portan armas en público y admiten tener accesos de cólera o admiten que suelen involucrarse en peleas. Y se trata, en teoría, de personas psicológicamente sanas. El psiquiatra de Duke Jeffrey Swanson afirma que las personas con problemas de salud mental son responsables tan sólo del 4% de la violencia armada en Estados Unidos.

Los intentos del presidente Barack Obama durante sus dos mandatos por legislar de manera más restrictiva sobre la tenencia de armas se han estrellado contra el poder de los fabricantes, los grupos de presión y la opinión pública en general.  Una campaña de recogida de firmas a través de la plataforma Change.org reclama que los fabricantes y vendedores de armas dejen de ser "los únicos protegidos de demandas judiciales cuando sus productos provocan violencia y muerte". En 2005, a iniciativa de la NRA, el Congreso aprobó la Ley de protección del comercio de armas legal, que los blinda frente a posibles pleitos.  Así que parece previsible que las imágenes de nuevas masacres en Estados Unidos volverán a las pantallas de nuestros televisores de forma periódica.