"Camiseta, mujer, invierno, primera", "falda, mujer, verano". Tras echar un fugaz vistazo al artículo, y con estas escuetas palabras, el operario, situado frente a la cinta transportadora con un micrófono ante los labios, hace que el sistema envíe automáticamente cada objeto a su punto de tratamiento específico. 

Son clasificados de manera 60 veces más rápida que mediante los sistemas tradicionales

Un programa de reconocimiento de voz instalado en el ordenador que rige la cinta permite a los trabajadores de una planta pionera clasificar con facilidad las grandes cantidades de residuos domésticos que llegan a la misma totalmente mezclados. La localidad vizcaína de Mungia, a unos 20 quilómetros de Bilbao, es la primera en España en contar con una planta de tratamiento automatizado para la gestión, reciclaje o reutilización de objetos de uso doméstico desechados por sus propietarios. La iniciativa es un proyecto de Koopera, un colectivo de cooperativas sociales y empresas de inserción que luchan contra la exclusión social por medio de actividades principalmente medioambientales.

Desde el mes pasado, el Koopera Reusing Center recoge y pone en valor prendas de vestir, zapatos, juguetes, libros o electrodomésticos, que los ciudadanos depositan en unos contenedores únicos para todos los materiales repartidos por la provincia y que posteriormente son clasificados en la instalación de manera 60 veces más rápida que mediante los sistemas tradicionales.  Finalmente, se procede a su recuperación –si son aprovechables, o es posible repararlos– o al reciclaje de los materiales con que están hechos. Hay más de medio centenar de categorías distintas. Para que el objeto llegue a la suya basta con enumerar los datos correctos de forma inteligible para el ordenador.

El objetivo es potenciar el consumo responsable y combatir el hábito de usar y tirar

La nueva infraestructura ha permitido crear empleo para 264 personas que en muchos casos eran perceptores de prestaciones sociales no contributivas o se encontraban en riesgo de exclusión social, y se espera que cada mes se puedan procesar 250.000 quilogramos de ropa usada, 46.000 de zapatos, 6.000 de juguetes, 5.000 de libros y unos 3.000 quilogramos de aparatos electrónicos o artículos de menaje. "Convertimos lo que ya no se usa en empleo, y en empleo para personas vulnerables", afirma Javier Mariño, director de servicios ambientales de Koopera.


El objetivo del proyecto es potenciar el consumo responsable y combatir el hábito de usar y tirar. Los responsables de la planta calculan que más o menos la mitad de lo que se gestione podrá ser reparado o acondicionado para su reutilización y vendido en tiendas de segunda mano de la provincia o distribuido a través de sendos proyectos solidarios en Rumania y Chile. Y se espera que el volumen de artículos reutilizados se incremente en Vizcaya nada menos que en un 90%.