La antigua costumbre de devolver el casco, presente en España hasta hace tres décadas, vuelve a implantarse temporalmente en Cadaqués (Girona), una localidad turística situada a unos 170 kilómetros al norte de Barcelona. La iniciativa tiene como objetivo demostrar que la opción de reciclaje del Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) es viable y mejor que la actual, el Sistema Integrado de Gestión (SIG), así como conocer cómo funcionaría en toda Cataluña. Si bien antaño sólo se aplicaba a las botellas reutilizables (de vidrio), ahora el SDDR se extiende a todos los envases de bebidas de un sólo uso (también las latas y botellas de plástico PET).

Desde el pasado 15 de abril hasta el 30 de junio, los habitantes del municipio pagan un depósito de cinco céntimos de euro al comprar una bebida en lata o envase de plástico de menos de tres litros (agua, zumos, refrescos y cervezas). Cuando devuelvan el recipiente vacío –de forma manual o mediante una máquina expendedora–, recuperarán la cantidad o un tique a descontar en la próxima compra en cualquiera de la decena de establecimientos adheridos a la campaña (dos supermercados y ocho tiendas), que recibirán tres céntimos por cada envase que recuperen y se ahorrarán una cuarta parte de la tasa de recogida de basura. La iniciativa convivirá con el funcionamiento de los actuales contenedores amarillos.

Con este procedimiento, los organizadores del proyecto pretenden pasar del 20% actual de reciclaje al 90% en esta población de la Costa Brava, de unos 2.800 habitantes permanentes pero muchos más en verano. En Cataluña, de los 9 millones de envases de bebidas que se consumen diariamente, sólo 3,5 se recogen de forma selectiva. El resto, 5,5 millones de envases, termina incinerado, enterrado en vertederos o abandonado en nuestro entorno.

La iniciativa, que se promociona con el lema Cadaqués retorna, ha sido impulsada desde la entidad sin ánimo de lucro Retorna y la Fundación Privada Catalana de Prevención de Residuos y Consumo Responsable y cuenta con la colaboración de la Agencia de Residuos de Cataluña y el Ayuntamiento de Cadaqués.

Los impulsores de la iniciativa esperan pasar del 20% actual de reciclaje a un 90%

Cadaqués se convertirá así en el primer municipio de la costa del Mediterráneo que desarrolla un proyecto de estas características. En otoño de 2011, los cerca de 500 habitantes del pueblo conquense de Almonacid del Marquesado vivieron una experiencia similar, ya que participaron en una prueba piloto de recogida manual de envases de plástico y metal. El índice actual de recogida selectiva de la localidad ronda el 30%. Pero durante los 30 días que duró la iniciativa recuperaron más del 100% de las latas y botellas empleadas: todo el consumo interno del mes más los residuos vertidos en el entorno. Además, la acción supuso un ahorro del 65% de emisiones de dióxido de carbono, según el grupo InclamC02.

La primera comunidad autónoma que se ha posicionado claramente a favor del SDDR ha sido Canarias. Su Parlamento aprobó a principios de febrero una Propuesta No de Ley en la que pedía al gobierno insular la elaboración de un plan estratégico de residuos que implante el sistema de retorno de envases para bebidas de un sólo uso en las islas.

Dos modelos en conflicto

En España se reciclan pocos residuos domésticos. En 2010, la tasa llegó al 33%, lejos del objetivo mínimo del 50% que la Unión Europea marca para 2020, según el último informe, del pasado marzo, de la Agencia Europea de Medio Ambiente. La recogida selectiva se hace mediante el Sistema Integrado de Gestión (SIG), que emplea los contenedores azul, amarillo y verde de nuestras calles, cuya financiación llega por el sobrecargo que pagan los consumidores al comprar un producto envasado.

El retorno se aplica ya con éxito en Alemania, Suecia, Canadá, EE.UU, Australia y Dinamarca

Ante la poca eficacia del método, desde Retorna, grupo que engloba a organizaciones ambientales, asociaciones de consumidores, sindicatos y empresas de la industria del reciclaje, se pide un cambio en la regulación de residuos y la implantación del SDDR. Y lo hacen con el ojo puesto en más de 40 países –como Australia, Alemania, Suecia, Dinamarca o Canadá– y en algunos lugares de Estados Unidos donde el sistema se aplica con éxito. En los países escandinavos la tasa de recogida selectiva de envases está entre el 80% y el 95% y en Alemania, donde funciona desde 2003 y el consumidor paga 25 céntimos de euro por envase, se ha alcanzado el 98,5%.

Según un estudio encargado por Retorna, el modelo de devolución tendría menor impacto medioambiental, ya que se triplicaría el reciclaje de envases de bebidas en España, que pasaría del 30% actual al 89% sin costes adicionales para la industria implicada y con coste cero para las administraciones central y autonómica, y con ahorros de hasta 93 millones de euros para los municipios. La distribución también saldría ganando, según el trabajo, ya que se le compensaría con tres céntimos por envase recogido (entre todo el sector se repartirían 535 millones de euros). Asimismo, con la implantación del SDDR se podrían crear hasta 14.000 nuevos puestos de trabajo en España, según una publicación del sindicato Comisiones Obreras.

La Ley de Residuos y Suelos Contaminados de julio de 2011, elaborada por el anterior gobierno socialista, abría la posibilidad, en su artículo 21.2, a la implantación del SDDR como sistema compatible con SIG sólo para envases de bebidas. Se planteaba como un medio paralelo al actual y para su aplicación debía pasar una evaluación de viabilidad técnica, económica y ambiental. Pero las puertas para la introducción del SDDR se cerraron en mayo del año pasado cuando el Partido Popular eliminó dicho artículo de la ley de residuos mediante el Real Decreto-ley 17/2012, de medidas urgentes en materia de medio ambiente.

A favor de la derogación de la ley y en contra del SDDR se sitúan la industria envasadora y los actuales gestores de los contenedores de recogida de envases, Ecoembes (envases ligeros) y Ecovidrio (envases de vidrio), que ya tacharon en su momento la normativa propuesta de "inviable" por el millonario coste que supondría la infraestructura y su gestión. Según un estudio de Ecoembes, se requeriría una inversión inicial de 720 millones de euros y un gasto anual de 968 millones. Asimismo, defienden que el SIG evita más emisiones de dióxido de carbono que el SDDR. Sin acuerdos ni negociación, continúa abierta la guerra de datos e intereses entre partidarios y detractores del Sistema de Depósito, Devolución y Retorno.