La destrucción de la presa de Nueva Kajovka, en el este de Ucrania, ha provocado ya el vertido al río Dniéper de unas 150 toneladas de aceite de motor, según las autoridades ucranianas, que temen un desastre ecológico.

Sumario

 

El presidente de Ucrania, Volodir Zelenski, ha reunido este lunes de urgencia a su Consejo de Seguridad Nacional y Defensa para examinar las consecuencias de la destrucción de la infraestructura, situada en la región de Jersón.

La explosión de una presa en la región de Jersón (Ucrania) / Mapa: EP La explosión de una presa en la región de Jersón (Ucrania) / Mapa: EP

En la reunión, se ha confirmado el vertido de al menos 150 toneladas de aceite. Además, según una nota de la Presidencia, "hay un riesgo de un nuevo vertido de más de 300 toneladas", si bien la oficina de Zelenski no ha especificado el origen.

 

La ONU, AI y HRW condenan el desastre ambiental y humanitario

 


El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, ha emitido una condena enérgica este martes frente al ataque perpetrado contra la presa de la central hidroeléctrica de Kajovka, ubicada en Jersón, Ucrania. Guterres ha afirmado que este ataque es una consecuencia directa de la invasión rusa en Ucrania, aunque ha señalado que la ONU no cuenta con información independiente sobre los detalles precisos de cómo se produjo este devastador acto.

En sus declaraciones a los medios, Guterres ha dejado claro que, si bien no se dispone de información completa sobre las circunstancias específicas que llevaron a la destrucción de la presa de Kajovka, la conexión con la invasión rusa es innegable. Ha subrayado que este acto constituye una consecuencia más deplorable de la violencia y la agresión que ha ocurrido en el contexto del conflicto en curso en Ucrania.

Por otro lado, las organizaciones no gubernamentales Amnistía Internacional (AI) y Human Rights Watch (HRW) han expresado su condena al desastre ambiental y humanitario causado por la destrucción de la presa de la central hidroeléctrica de Kajovka en el río Dniéper. Ambas organizaciones están profundamente preocupadas por la seguridad de las personas afectadas y la devastación medioambiental resultante de las inundaciones.

Richard Pearshouse, director de Medioambiente y Derechos Humanos de HRW, ha instado a las autoridades rusas y ucranianas a evacuar a todos los civiles de las áreas afectadas y proporcionar atención médica y humanitaria a aquellos que lo necesiten. Por su parte, Marie Struthers, directora regional de Europa del Este y Asia Central de AI, ha pedido a la comunidad internacional que trabaje para llevar ante la justicia a los responsables de este "enorme desastre humanitario".

Struthers ha destacado la importancia de proteger las presas según las normas del Derecho Humanitario debido a los peligros que su destrucción representa para la población civil. Además, ha resaltado que la destrucción de la presa afectará gravemente el suministro de agua potable, incluso en ciudades principales y en la península de Crimea ocupada por Rusia. También ha señalado la preocupación por los posibles efectos catastróficos en la planta nuclear de Zaporiyia, que depende del agua del río Dniéper para su funcionamiento crítico.

Ambas organizaciones han exigido una investigación independiente e imparcial sobre el incidente y han reiterado su llamamiento a que se haga justicia y se brinde reparación a las víctimas y sobrevivientes de este desastre.

 

Hasta siete desaparecidos tras la destrucción de la presa

 

Las inundaciones provocadas por la destrucción de la presa de Nueva Kajovka, situada en el río Dniéper a 60 kilómetros de la ciudad ucraniana de Jersón, han tenido como consecuencia la desaparición de al menos siete personas. Según el alcalde prorruso de la localidad, Vladimir Leontiev, se presume que estas personas también fueron evacuadas de las zonas inundables que ahora han desaparecido debido a la destrucción de la presa.

Se ha reportado la presencia de pastores entre los desaparecidos. Hasta el momento, las labores de búsqueda se encuentran en marcha en la zona afectada.

Además, cerca de 900 personas han sido evacuadas de los territorios afectados y se ha logrado rescatar a 17 personas que se encontraban en tejados, ya que el nivel del agua llegó a alcanzar una altura de 12 metros. Las autoridades han pronosticado que el nivel del agua comenzará a descender en un plazo de tres días.

 

80 localidades están "bajo el agua"


El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha responsabilizado a las tropas rusas de destruir con explosivos la presa de Nueva Kajovka en la región de Jersón, describiéndolo como el mayor desastre medioambiental provocado por Europa en décadas. Durante una reunión telemática con líderes de los países de Europa del Este, Zelenski ha acusado a los "terroristas rusos" de la destrucción de la planta, que estaba bajo control ruso durante más de un año.

El mandatario ucraniano ha descartado la posibilidad de un accidente o negligencia, afirmando que la explosión fue deliberada y que se colocaron minas. Según Zelenski, unas 80 localidades ya están inundadas y teme que decenas de miles de personas estén en peligro. El Gobierno ucraniano ha iniciado labores de evacuación para hacer frente a las consecuencias iniciales de este incidente.

La presa también era una fuente vital de agua potable y apoyaba la producción agrícola y ganadera, lo que agrava las consecuencias medioambientales.

Zelenski ha agradecido el apoyo político y ha abogado por un mayor respaldo militar, incluyendo un escudo antimisiles y una nueva coalición que permita a Ucrania contar con cazas modernos. Considera que es el momento de demostrar que no hay debilidad en Europa y espera gestos prácticos en la cumbre de líderes de la OTAN que se celebrará en julio en Lituania, como una invitación de adhesión y garantías claras en materia de seguridad.

 

Acusaciones cruzadas por el ataque a la represa ucraniana

 

Durante una reunión en el Consejo de Seguridad de la ONU, el representante de Rusia, Vasili Nebenzia, afirmó que Ucrania ya había declarado su intención de volar la presa de Nueva Kajovka en el río Dniéper. Según Nebenzia, el diario The Washington Post publicó un artículo que mencionaba que las Fuerzas Armadas ucranianas habían realizado pruebas de ataques con misiles HIMARS contra una de las esclusas de la presa de Novokajovskaya. Además, Rusia había advertido sobre la posibilidad de este ataque en un documento presentado en el Consejo de Seguridad en octubre.

En respuesta, el representante permanente de Ucrania ante la ONU, Sergíy Kyslytsya, calificó la declaración de Rusia como "predecible" y acusó al país de utilizar la misma táctica de culpar a otros por sus crímenes. Kyslytsya mencionó ejemplos anteriores de conflictos entre Rusia y Ucrania, como Mariúpol, Bucha, Izium y la central nuclear de Zaporiyia, para respaldar su argumento.

Kyslytsya también afirmó que Rusia había estado controlando la presa y toda la central de Kajovka durante más de un año, por lo que sería físicamente imposible destruirla desde el exterior mediante bombardeos. Según él, la presa fue minada por las fuerzas rusas y fueron ellos quienes la hicieron estallar.

La disputa entre Rusia y Ucrania sobre la responsabilidad de la explosión de la presa de Nueva Kajovka continúa, dejando en claro las tensiones existentes entre ambos países. Mientras Rusia sostiene que Ucrania planeó y ejecutó el ataque, Ucrania niega las acusaciones y atribuye la destrucción de la presa a las acciones de Rusia. La comunidad internacional sigue atenta a esta situación, que aumenta las preocupaciones sobre la seguridad y estabilidad en la región.