Los derrames de petróleo son algo común e inevitable a lo largo de su cadena de suministro, dada la gran cantidad que se produce 
–más de 70.000 barriles diarios–. Pero además de los pequeños vertidos, cada cierto tiempo tienen lugar grandes mareas negras que causan enormes daños a los hábitats de las zonas afectadas.

El caso del Prestige (13 de noviembre de 2002) en las costas de Galicia o la más reciente explosión e incendio de la plataforma petrolífera Deepwater Horizon (22 de abril de 2010) en el golfo de México son algunos ejemplos de desastres ecológicos que han dejado una estela de múltiples daños y una complicada y lenta reparación de las zonas por delante.

Para luchar contra los vertidos del petróleo, la compañía israelí EcoBasalt, tras décadas de investigación, presenta un nuevo producto: SB-1. Un método "eficiente y ecológico", según la empresa, que aprovecha las propiedades absorbentes del basalto, una roca volcánica de color oscuro, utilizada hasta la fecha en la industria de la construcción y la fabricación de automóviles y aviones, así como para la pavimentación de carreteras y el sector textil. Hace siglos fue empleada para construir las pirámides de Egipto.

El SB-1 está hecho completamente de fibras de basalto, no es tóxico, resiste a los ácidos y es capaz de acumular hasta 72 gramos de aceite, más del doble que los mejores absorbentes que se usan en la actualidad, y además con mayor rapidez. Por si ello fuera poco, es reciclable y reutilizable porque el material sobrante puede ser mezclado con asfalto para recubrir carreteras y pistas de aterrizaje.

A pesar de que la sustancia aún no ha sido probada en una gran marea negra, los exámenes independientes de laboratorio en los Estados Unidos e Israel han demostrado que es segura para los seres humanos, la flora y la fauna, tal y como afirma la empresa.

El negocio de los vertidos

A lo largo de la historia se han utilizado diversos productos naturales –como arena, hojas, barro y cabello– para limpiar el petróleo vertido. Sin embargo, desde 1980 se han apoderado del mercado los absorbentes sintéticos, que no eliminan todas las sustancias contaminantes, sino que envían una parte considerable de ellas al fondo marino. Uno de sus inconvenientes es que se desconocen los efectos que ello tiene sobre el ecosistema.

El negocio de artículos para luchar contra los derrames del petróleo está en pleno crecimiento. Según la empresa EcoBasalt, el mismo generó a nivel mundial un volumen de negocio de 68.000 millones de dólares en el año 2009, y se calcula que llegará hasta los 143.500 millones en 2015. Concretamente, se proyecta que el mercado marítimo, el del SB-1, pase de los 7.000 millones de dólares en 2009 a los 16.400 millones en 2015.