Si a lo largo del año sólo consumiéramos pescado de procedencia nacional, desde el 25 de mayo los españoles nos habríamos quedado sin existencias y dependeríamos enteramente del suministro foráneo. Esta es la preocupante conclusión a que llega el estudio El día de la dependencia de pescado realizado por la New Economics Foundation (NEC) –un centro de estudios independiente británico– y Ocean 2012 –coalición de más de 150 organizaciones que trabajan para conseguir una reforma de la política europea de pesca que permita poner fin a la sobrexplotación de los caladeros y al uso de técnicas de pesca destructivas–.

Considerando el incremento del consumo y la tasa de cobertura del mismo en cada país por medio de sus capturas declaradas en aguas comunitarias, su producción de acuicultura y el balance que arrojan sus importaciones pesqueras menos sus exportaciones, el informe concluye que Portugal sería el primer país europeo en quedarse sin pescado, hacia el 30 de marzo. Le seguirían Alemania el 20 de abril e Italia al día siguiente. Francia agotaría sus recursos exactamente un mes más tarde, y España, con la mayor flota pesquera de la UE, aguantaría hasta el 25 de mayo. La media de los 27 países miembros de la UE se quedaría sin pescado el 6 de julio, y Dinamarca sería el país que más lograría resistir, hasta el 1 de noviembre. 

El FAO predice que el consumo de pescado por cápita de la UE seguirá creciendo en los próximos años

Entre 1960 y 2007 se ha duplicado el consumo mundial de pescado, pasando de nueve a 17 quilogramos per cápita. Es imaginable lo que esta tendencia va a suponer de presión sobre las poblaciones de especies comerciales de pescado si se confirma el crecimiento demográfico que la ONU prevé de hasta 9.000 millones de habitantes en la Tierra en 2050. Pero Europa supera de largo esta media, pasando de los 22 quilogramos por persona. Y mientras la demanda no para de crecer, las capturas comunitarias se han ido reduciendo a un promedio de un dos por ciento anual desde 1993, por lo que han caído desde entonces un 25%.

El FAO (Fondo de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) predice que el consumo de pescado per cápita de la UE seguirá creciendo en los próximos años. En 2007, el total de capturas en aguas comunitarias ascendió a poco más de cuatro millones de toneladas, lo cual supone únicamente el 38% del consumo total de pescado en la UE (10,7 millones de toneladas). Dos años antes, la UE había capturado más de 5,4 millones de toneladas de pescado en sus propias aguas, cantidad que correspondía a algo más de la mitad de su consumo anual (9,3 millones de toneladas).

La cría marina de peces depende de la captura de pescado salvaje para usarlo como alimento

Europa ha solucionado hasta ahora su déficit pescando en aguas lejanas. La flota comunitaria tenía en 2006 un contingente de 718 buques en otros continentes. La cifra supone solamente una pequeña porción del total de barcos operativos, pero estos buques pescaron aproximadamente el 20% del total de desembarques de la UE. Más de la mitad de ellos eran españoles. La UE importó en 2007 unos 4,3 millones de toneladas de pescado más de las que exportó, y las importaciones supusieron un porcentaje estimado del 57% de su consumo total. La Unión Europea constituye un mercado altamente atractivo para los exportadores, porque los Estados miembros de la UE pagan por el pescado los segundos precios más altos del mundo, sólo por detrás de Japón.

Los países europeos también han podido incrementar su consumo de pescado gracias a la cría de peces en piscifactorías. En la actualidad, la acuicultura suministra a los mercados de la UE más de 1,2 millones de toneladas de pescado al año. Sin embargo, la cría marina de peces de aleta depende de la captura de pescado salvaje para usarlo como alimento, lo cual incrementa la presión sobre las poblaciones salvajes de peces. El marisco de criadero no depende de las capturas salvajes pero, de no mediar un brusco cambio de las tendencias de los consumidores, estos moluscos no serán capaces de compensar la actual demanda de pescado reproducido en cautividad.

El Banco Mundial estimó en 2009 que los rendimientos económicos perdidos a raíz del impacto de la sobrepesca a escala mundial ascendían a 40.000 millones de euros cada año. Un documento publicado recientemente por la NEF, Empleos perdidos en el mar, concluía que la sobrepesca de 43 de las 150 poblaciones de peces del Atlántico Nordeste representaba una pérdida anual de 3.200 millones de euros, cantidad que permitiría crear o mantener 100.000 puestos de trabajo en los sectores de la pesca y el procesamiento de productos del sector.