Conocer cuánta energía consume su vivienda y qué hacer para reducirla beneficiará a su bolsillo y contribuirá a detener la destrucción del medio ambiente en pos de la sostenibilidad. ¿Cómo actuar? Una nueva aplicación informática se lo pone fácil. La herramienta Comunidad Eficiente 2.0 permite calcular el consumo energético doméstico y propone medidas de mejora para disminuirlo hasta un 80%, según explican desde la organización medioambiental WWF, una de las entidades implicadas en el proyecto junto con la Fundación Reale y la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

La herramienta es la principal protagonista del programa Mejora la energía de tu comunidad, que tiene la finalidad de contribuir al impulso del mercado de la rehabilitación energética de los edificios y la promoción de las energías renovables.

“Con esta herramienta WWF pretende ayudar a los ciudadanos a entender la importancia del ahorro energético y el autoconsumo en sus hogares y en sus comunidades de vecinos, para conseguir una mejora de su calidad de vida, la reducción de los costes asociados con el uso de energía y la disminución de las emisiones de dióxido de carbono”, afirma el técnico de eficiencia energética de WWF España, Georgios Tragopoulos, quien añade: “Cada uno de nosotros tenemos el potencial de contribuir a la lucha contra el cambio climático y así conseguir una mayor independencia de España de los combustibles fósiles. Podemos optar por un futuro verdaderamente sostenible e inclusivo socialmente”.

Se obtiene el consumo energético, el coste y las emisiones de CO2 en forma de gráfica

Comunidad Eficiente 2.0 muestra los beneficios que puede obtener cada vecino por aplicar unas medidas específicas de ahorro y eficiencia energética en su hogar, en sus edificios y zonas comunes. Para ello, debe abrirse una cuenta y escribir los datos generales de su vivienda –tipo del inmueble, localidad, año de construcción...– y los datos de los suministros energéticos –la clase de energía que utiliza, potencia y períodos de facturación–. De esta forma, el cliente obtiene su consumo energético, el coste y las emisiones de dióxido de carbono en forma de gráfica que le muestra su evolución media mensual. Además, compara el gasto con el promedio del país.

Producción local y limpia

Entre las propuestas de mejora que ofrece la organización WWF está la de instalar energías renovables en régimen de autoconsumo, apostando por una producción de energía local y limpia, evitando las pérdidas de energía por transporte en la red, gracias a que se produce cerca del punto de consumo y aislar bien los edificios ya que el mantenimiento de una temperatura adecuada en la vivienda es uno de los factores que más consumo y derroche de electricidad supone, si no se toman las medidas adecuadas. La temperatura de 25 grados centígrados, en verano, es más que suficiente para sentirse cómodo, y en invierno, bastan 20. Hay que tener presente que con cada grado que se sube, se gasta innecesariamente un 10% más de energía.

Hay determinados hábitos cotidianos que ayudan a disminuir el recibo de suministros

De la misma forma, sustituir las bombillas incandescentes por otras eficientes (LED) representa un ahorro de energía del 80%, así como utilizar un aire acondicionado de tecnología inverter y categoría A. La eliminación del standby o consumo fantasma de los aparatos eléctricos supone disminuir el 12% la factura de electricidad de una familia media.

Además, a la hora de comprar un electrodoméstico es conveniente fijarse en el etiquetado energético que lleva, en el que se indica su eficiencia en el consumo y lo respetuoso que es con el medio ambiente. En este sentido, se recomienda apostar por los de categoría A+++, puesto que, por ejemplo, una lavadora eficiente de esta calificación puede llegar a consumir hasta un 90% menos que una de clase B.

Por otra parte, hay determinados hábitos cotidianos que ayudan a disminuir el recibo. En el caso del frigorífico y del congelador se debe regular su temperatura según las instrucciones del fabricante –un grado centígrado más de frío supone un aumento del 5% en el consumo de energía–, no introducir alimentos calientes en ellos y evitar mantener las puertas abiertas durante mucho tiempo. Tampoco hay que abrir innecesariamente los hornos porque cada vez que se hace se puede perder hasta un 20% del calor acumulado. Y es mejor usar el microondas en lugar del horno, lo que ahorra un 70% de energía.

Utilizar al máximo la capacidad de la lavadora, la secadora y el lavaplatos, ducharse en vez de bañarse –se consume la cuarta parte de agua– y comprar ordenadores con sistemas de ahorro de energía son otras de las medidas que se pueden tomar. Son pequeños gestos que pueden parecer insignificantes, pero que ayudan a frenar el actual despilfarro energético y ayudan a la sostenibilidad de la Tierra.