Un total de 70 especies de aves, 40 variedades de plantas y 38 mamíferos, entre ellos, el águila imperial y el lince ibérico, se han visto afectadas por el incendio ocurrido el pasado mes de junio en el Espacio Natural de Doñana, según el informe Doñana, un mes después de las llamas, elaborado por SEO/Birdlife.

Entre las especies "más afectadas" por el incendio, en el que ardieron 8.486 hectáreas de arbolado y matorral, el informe señala la Linaria tursica, una planta endémica que, "de no recuperarse, podría ver amenazada su supervivencia" ya que, según la organización, más del 50% de sus localidades mundiales se encontraban en la zona incendiada.

En cuanto a las aves, el análisis indica la afección de las paseriformes como el jilguero, el verdecillo, el verderón, el pinzón, el carbonero, la curruca cabecinegra, el herrerillo o el rabilargo, entre otras.

Además, según SEO/Birdlife, la zona quemada era área de reproducción y campeo para un amplio número de aves rapaces nocturnas y diurnas, entre las que se encuentran especies "gravemente amenazadas" el milano real, la culebrera europea o el águila calzada, además del águila imperial ibérica.

Sobre los mamíferos, el análisis de la ONG revela que en las zonas afectadas se encuentran representados gran parte de los animales "característicos" de Doñana, como el tejón, el jabalí, el zorro, el meloncillo, la gineta o el erizo, así como roedores y lagomorfos, incluyendo también la presencia regular del amenazado lince ibérico.

Asimismo, la organización ambiental también señala en su informe que hay reptiles y anfibios como el camaleón, la lagartija colirroja, el tritón ibérico o la ranita meridional, están entre los animales "más afectados por su limitada capacidad de desplazamiento".

Hábitats dañados

Por último, SEO/Birdlife también ha hecho un "análisis preliminar" del número hábitats que han resultado dañados por el siniestro, y ha concluido que un total de 16 tipos de interés comunitario han sido afectados, tres de ellos de carácter prioritario: estanques temporales mediterráneos, dunas fijas descalcificadas atlánticas y brezales húmedos atlánticos.

"El impacto inmediato es la pérdida de biodiversidad y, después, el riesgo de erosión" ya que el suelo se ha quedado "casi desnudo", señala el estudio. No obstante, según ha afirmado el responsable de la oficina técnica de SEO/Birdlife, Carlos Davila, "afortunadamente no se ha quemado todo y las diásporas de subpoblaciones cercanas pueden hacer que se recolonicen las zonas incendiadas".

El informe de la organización concluye que la recuperación total de la zona es "posible a largo plazo, siempre y cuando se actúe con absoluto respeto al espacio y se limiten todas las amenazas a las que está expuesta Doñana".