Un nuevo estudio de la Universidad de Lund (Suecia) muestra que las partículas de plásticos en el agua pueden terminar en el interior de los cerebros de los peces, provocando daño cerebral, que es la causa probable de los trastornos del comportamiento observados en los peces.

Los cálculos han demostrado que el 10% de todo el plástico producido en todo el mundo termina finalmente en los océanos. Como resultado, una gran mayoría de los desechos marinos globales son, de hecho, residuos de plástico. La producción humana de plásticos es una preocupación ambiental bien conocida, pero pocos estudios han investigados los efectos de partículas de plástico diminutas, conocidas como partículas nanoplásticas.

"Nuestro estudio es el primero en demostrar que las partículas de plástico nanométricas pueden acumularse en el cerebro de los peces", afirma el investigador de química en la Universidad de Lund, Tommy Cedervall.

Los investigadores de la Universidad de Lund estudiaron cómo los nanoplásticos pueden ser transportados a través de diferentes organismos en el ecosistema acuático, es decir, a través de algas y plancton animal a peces más grandes. Pequeñas partículas de plástico en el agua son ingeridas por el plancton animal, que a su vez son comidos por los peces.

Según Cedervall, el estudio incluye varios resultados interesantes sobre cómo el plástico de diferentes tamaños afecta a los organismos acuáticos. Lo más importante es que proporciona pruebas de que las partículas nanoplásticas pueden cruzar la barrera hematoencefálica en los peces y así acumularse dentro del tejido cerebral del pez.

Trastornos del comportamiento, relacionados

Además, los investigadores involucrados en el presente estudio han demostrado la aparición de trastornos del comportamiento en los peces que se ven afectados por los nanoplásticos. Comen más despacio y exploran menos sus alrededores. Los investigadores creen que estos cambios de comportamiento pueden estar relacionados con el daño cerebral causado por la presencia de nanoplásticos en el cerebro.

Otro resultado del estudio es que el plancton animal muere cuando se expone a partículas de plástico nanométricas, mientras que las partículas de plástico más grandes no les afecta. En general, estos diferentes efectos de los nanoplásticos pueden tener un impacto en el ecosistema en su conjunto.

"Es importante estudiar cómo los plásticos afectan los ecosistemas y que las partículas nanoplásticas probablemente tengan un impacto más peligroso en los ecosistemas acuáticos que las piezas más grandes de plástico", dice Tommy Cedervall.

Los investigadores, "cautelosos" sobre el peligro en humanos

Sin embargo, el experto no se atreve a sacar la conclusión de que las nanopartículas de plástico podrían acumularse en otros tejidos de los peces y, por lo tanto, ser transmitidas a los seres humanos a través del consumo. "No, no somos conscientes de tales estudios y por lo tanto somos muy cautelosos al comentarlo", dice Tommy Cedervall.

El presente estudio fue realizado en colaboración entre las divisiones de Bioquímica y biología estructural, Ecología acuática y el Centro de investigación ambiental y climática en la Universidad de Lund.