Las granjas eólicas y solares parecen mejorar las precipitaciones locales y también la cubierta vegetal en el desierto del Sáhara, según revela un nuevo estudio. Los resultados sugieren que, en comparación con la generación de energía que involucra combustibles fósiles, el impacto de la tecnología eólica y solar en el clima regional elevaría las temperaturas globales mínimamente, produciendo beneficios generales.

Los modelos sugieren que las granjas eólicas y solares a gran escala, que se están evaluando para reemplazar la generación de energía tradicional, tienen el potencial de producir cambios climáticos a escala continental. Sin embargo, hasta ahora, no se ha evaluado a fondo la forma en que las granjas eólicas y solares (cuyos paneles e infraestructura cubrirían amplias franjas de tierra si se implementaran más ampliamente) podrían alterar la vegetación y los procesos climáticos regionales.

Yan Li, de la Universidad de Illinois, y sus colegas de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, buscaron explorar más exhaustivamente el impacto de las granjas solares y eólicas en el desierto del Sáhara y en la vecina región del Sahel, áreas particularmente deseables para tales granjas debido a su vastedad y falta de habitantes.

Usando una combinación de experimentos y modelos, informan que ambos tipos de fincas en última instancia aumentan la precipitación local y el crecimiento de las plantas. Los parques eólicos mezclan el aire más caliente desde arriba, lo que crea un ciclo de retroalimentación por el cual se produce una mayor evaporación, precipitación y crecimiento de las plantas.

Los datos sugieren que los parques eólicos pueden duplicar la cantidad de precipitación diaria. Los paneles solares, por otro lado, reducen el albedo superficial (el reflejo de la luz) y desencadenan una retroalimentación positiva de "albedo-precipitación-vegetación" que conduce a aumentos de precipitación de aproximadamente el 50 por ciento, informaron los autores, cuyo trabajo se ha publicado en Science.

El estudio se basó en una simulación de implementación masiva de parques eólicos y solares en el desierto sahariano. "Lo elegimos porque es el desierto más grande del mundo; está escasamente habitado; es muy sensible a los cambios en la tierra; y está en África y cerca de Europa y el Medio Oriente, que tienen grandes y crecientes demandas de energía", explica Li. 

Las granjas eólicas y solares simuladas cubrirían más de 9 millones de kilómetros cuadrados y generarían, en promedio, alrededor de 3 terawatts y 79 terawatts de potencia eléctrica, respectivamente. "En 2017, la demanda de energía global fue de solo 18 teravatios, por lo que se generaría mucha más energía de la que se necesita actualmente en todo el mundo", dijo Li.

El resultado sería, además de una masiva producción de energía limpìa y barata, un reverdecimiento de uno de los lugares más inhóspitos del planeta. "El aumento de la lluvia es una consecuencia de las complejas interacciones tierra-atmósfera que se producen porque los paneles solares y las turbinas de viento crean superficies de tierra más ásperas y más oscuras. El aumento de la lluvia y la vegetación, combinado con electricidad limpia como resultado de la energía solar y eólica, podría ayudar a la agricultura, el desarrollo económico y el bienestar social en el Sahara, Sahel, Medio Oriente y otras regiones cercanas", vaticina Safa Motesharrei, de la Universidad de Maryland.