“Nadie puede convertirse en un hombre de Estado si desconoce los problemas del trigo”.

Palabras del filósofo griego Sócrates.

El trigo y otros cereales vuelven al corazón de la geopolítica tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Ambos países desempeñan un papel fundamental en el mercado agrícola global. Los líderes africanos deben estar alerta.

Hay un gran intercambio comercial agrícola entre países del continente y Rusia y Ucrania. Los países africanos importaron unos 4 000 millones de dólares en productos agrícolas de Rusia en 2020. Aproximadamente el 90 % de esas importaciones eran trigo y un 6 % aceite de girasol. Los principales países importadores fueron Egipto, con casi la mitad del total de importaciones, seguido de Sudán, Nigeria, Tanzania, Argelia, Kenia y Sudáfrica.

Del mismo modo, Ucrania exportó 2 900 millones de dólares en productos agrícolas al continente africano en 2020. El 48 % era trigo, el 31 % maíz, y el resto incluye aceite de girasol, cebada y soja.

Rusia y Ucrania son peces gordos en el mercado global de materias primas. Rusia produce alrededor del 10 % del trigo global mientras que Ucrania el 4 %. Si se combinan, es prácticamente el total de la producción de trigo de la Unión Europea. El trigo es utilizado tanto para consumo doméstico como para el mercado de exportación. Ambos países juntos suman un cuarto de las exportaciones de trigo globales, un 18 % de Rusia y un 8 % Ucrania en 2020.

Ambos países también tienen importancia respecto al maíz, con una producción combinada del 4 %. Sin embargo, la contribución de Ucrania y Rusia a las exportaciones es incluso más importante que la producción, un 14 % en las exportaciones globales de maíz en 2020.

Estos dos países se encuentran entre los productores y exportadores líderes de aceite de girasol. En 2020, las exportaciones de aceite de girasol de Ucrania representaron un 40 % de las exportaciones globales, mientras que las de Rusia fueron un 18 %.

Las acciones militares de Rusia han provocado pánico entre algunos analistas. El temor es que un conflicto más intensificado podría perturbar el comercio, lo que supondría graves consecuencias para la estabilidad alimentaria mundial.

Comparto estas preocupaciones, especialmente las consecuencias de los grandes aumentos en el precio de los cereales y semillas oleaginosas a nivel mundial, lo que ha afectado directamente a las subidas de los precios de los alimentos globalmente desde 2020. Esto se ha debido, principalmente, a las condiciones meteorológicas de sequía en Sudamérica e Indonesia, que dieron lugar a malas cosechas, además de la demanda en China e India.

La interrupción del comercio, a causa de la invasión, en la importante región productora del mar Negro se sumaría a los elevados precios mundiales de los productos básicos agrícolas, con posibles efectos en cadena para los precios mundiales de los alimentos. El incremento de los costes de las materias primas ya era evidente a los pocos días del conflicto.

Esto preocupa al continente africano, que es un importador neto de trigo y aceite de girasol. Además, cada vez surge más preocupación por la sequía en algunas regiones del continente. La interrupción de los envíos de productos básicos se sumaría a la preocupación general por la inflación de los precios de los alimentos en una región que es importadora de trigo.

Cosecha de trigo de invierno en los campos de Tersky Konny Zavod, una granja colectiva en el Cáucaso septentrional / The Conversation

 

Qué podemos esperar

 

La magnitud del posible repunte de los precios mundiales de los cereales y las semillas oleaginosas dependerá de la dimensión del conflicto y del tiempo que afecte al comercio.

Por ahora, esto puede considerarse un riesgo al alza para los precios mundiales de los productos básicos agrícolas, que ya son elevados. En enero de 2022, el índice de precios de los alimentos de la FAO se situó en una media de 136 puntos, con un aumento del 1 % respecto a diciembre de 2021, el más alto desde abril de 2011.

Los aceites vegetales y los productos lácteos fueron los principales responsables de las subidas.

En los días previos a la invasión rusa, se produjo un repunte en los precios internacionales de una serie de productos básicos. Entre ellos, el maíz (21 %), el trigo (35 %), la soja (20 %) y el aceite de girasol (11 %), en comparación con el periodo correspondiente de hace un año. Es importante recalcar esto, ya que los precios de 2021 ya eran elevados.

Desde la perspectiva de la agricultura africana, el impacto de la guerra se verá a corto plazo en los precios de los productos básicos agrícolas mundiales.

Un aumento de los precios será beneficioso para los productores. Para los agricultores de cereales y semillas oleaginosas, el incremento de los precios representa una oportunidad para obtener ganancias financieras. Esto les será especialmente beneficioso dado el aumento de los costes de los fertilizantes, que ha tensado la situación financiera de los agricultores.

El conflicto entre Rusia y Ucrania también llega en un momento en que la sequía en Sudamérica y la creciente demanda de cereales y oleaginosas en India y China han influido en los precios.

Sin embargo, el aumento del coste de los productos básicos es una mala noticia para los consumidores, que ya han experimentado subidas de precios de los alimentos en los dos últimos años.

El conflicto entre Rusia y Ucrania hace que la presión sobre los precios persista. Los dos países son los principales contribuyentes al suministro mundial de cereales. No se puede subestimar el impacto que podrán tener los acontecimientos en los precios de los productos.

Algunos países del continente, como Sudáfrica, se benefician de la exportación de fruta a Rusia. En 2020, Rusia representó el 7 % de las exportaciones de cítricos de Sudáfrica y el 12 % de las exportaciones sudafricanas de manzanas y peras en el mismo año, el segundo mayor mercado del país.

No obstante, desde la perspectiva de África, las importaciones agrícolas de Rusia y Ucrania desde el continente son marginales, con una media de sólo 1 600 millones de dólares en los últimos tres años. Los productos dominantes son las frutas, el tabaco, el café y las bebidas para ambos países.

 

Efecto dominó

 

Todos los grandes productores del sector agrícola están pendientes de la evolución en la región del mar Negro. Las repercusiones se podrán observar en otros territorios, como Oriente Medio y Asia, zonas que también importan un gran volumen de cereales y oleaginosas de Ucrania y Rusia. Estas regiones también se verán directamente afectadas por la interrupción del comercio.

Todavía se desconocen muchas cosas sobre los retos geopolíticos que se avecinan. Pero los países africanos tienen razones para estar preocupados, dada su dependencia de las importaciones de cereales. A corto plazo, es probable que los países noten el impacto a través de un aumento de los precios, más que una escasez real de los productos básicos. Otros países exportadores de trigo, como Canadá, Australia y Estados Unidos, se beneficiarán de un posible aumento de la demanda a corto plazo.

En última instancia, el objetivo debería ser la desescalada del conflicto. Rusia y Ucrania están profundamente integradas en los mercados agrícolas y alimentarios mundiales. No sólo a través de los suministros, sino también de los insumos agrícolas, como el aceite y los fertilizantes.


Este artículo ha sido traducido con la colaboración de Casa África. Traducción: Mª Adela López González.