La peste porcina africana (PPA) ha generado alarma en Barcelona tras la aparición de varios jabalíes infectados. Aunque no representa un riesgo para los humanos, esta enfermedad afecta a cerdos y jabalíes y puede propagarse con facilidad.

Sumario

 

Su expansión supone un fuerte impacto económico para la industria alimentaria porcina española. En este artículo explicamos qué es la PPA, cuáles son sus síntomas, cómo se contagia y qué medidas se están tomando para controlar el brote.

 

Qué es la peste porcina africana

 

Qué es la peste porcina africana (PPA) / Infografía: EA

Esta enfermedad afecta a cerdos y jabalíes y su expansión es especialmente compleja cuando infecta animales salvajes sin control territorial como el jabalí o cuando se presenta en las inmediaciones de granjas con una gran concentración de cerdos.

La transmisión puede realizarse por contacto directo entre animales o mediante su propagación por las personas que trabajan en explotaciones ganaderas o a través de materiales o vehículos con los que hayan entrado en contacto. La posible vía de contagio de este brote ha sido, presumiblemente, la ingesta de desechos de embutido poco cocido.

Tras un periodo de incubación que oscila entre dos días y dos semanas, el animal empieza a sufrir fiebre e inapetencia, hemorragias, vómitos y convulsiones que, a los cinco o diez días de aparecer los síntomas, acaban con la muerte. Uno de los grandes problemas de la peste porcina africana es que se desconoce su tratamiento y no hay vacunación posible. La manera de cortar la cadena de contagio es el sacrificio de los animales de las explotaciones afectadas y la desinfección profunda y quema de todos los posibles canales de transmisión.

 

Medidas contra la peste porcina

 

Medidas contra la peste porcina africana (PPA) / Infografía: EA

Aunque, como ya se ha dicho, la peste porcina africana no puede transmitirse al ser humano, un brote de esta enfermedad tiene un enorme impacto económico para la industria agroalimentaria. La medida más directa sobre el terreno afectado es el sacrificio de todos los cerdos de las explotaciones que se hayan visto golpeadas, que posteriormente serán analizados para ver la extensión real de la enfermedad. Una vez se ha declarado la alerta en una explotación o un foco de contagio, se crea un perímetro de protección de 3 kilómetros con el ganado inmovilizado, así como otro contorno de vigilancia de unos 10 kilómetros.

Cuando la alerta pasa a un nivel superior, se prohíbe el tráfico de ganado porcino, ya sea de salida o de entrada, al territorio afectado y se realiza un censo de explotaciones ganaderas que estarán bajo vigilancia mientras se controla el brote. De la magnitud de este brote depende el paso a nivel autonómico de la alerta, que supondría el cierre oficial de las fronteras para la importación o exportación de ganado, situación que podría alcanzarse si la expansión de este brote de PPA continúa, o bien descartarse si puede ser controlado en torno a su foco inicial de Collserola.

 

El brote originado en Cerdanyola del Vallès

 

Los primeros jabalíes muertos aparecieron en el entorno de la localidad barcelonesa de Cerdanyola del Vallès, en torno a la cual se ha intentado contener la situación en torno a dos perímetros: una zona infectada de unos seis kilómetros donde han aparecido varios ejemplares sospechosos, y otro contorno exterior de seguridad vigilada de unos 20 kilómetros.

El centro de la alerta sanitaria se encuentra en el Parque Natural de Collserola, donde viven cientos de jabalíes que, en numerosas ocasiones, abandonan la vegetación para interactuar con el entorno urbano en busca de comida. De hecho, las investigaciones preliminares apuntan a un posible contagio debido a un bocadillo de embutido contaminado que habrían comido los primeros animales enfermos. Para controlar los movimientos de estos individuos se han destinado especialistas de control cinegético de la Unidad Militar de Emergencias (UME).

 

La importancia del sector porcino

 

Aunque las autoridades han afirmado que no existe riesgo para la salud pública, la cercanía de numerosas granjas porcinas ha desatado la alerta ante posibles contagios que golpearan el sector alimentario de la zona, donde se estima que se sitúa casi una cuarta parte de las cabezas de cerdo de España.

Varios países han detenido por completo la compra de porcino a España, como Estados Unidos, Japón, México o buena parte de Sudamérica, mientras que otros estados, como China o Reino Unido, sólo han paralizado la importación de cerdo procedente de la provincia de Barcelona y mantendrán la compra de porcino procedente de otras regiones. Estas medidas extienden el temor por el sector, que se expone a pérdidas millonarias por la segura caída masiva de precios que acontecerá en las próximas semanas.

El último brote importante en España de una enfermedad similar fue el de peste porcina clásica de 2001, originado en Lleida, donde más de 300.000 animales resultaron sacrificados, la gran mayoría de forma preventiva para evitar la expansión de la enfermedad.