Los grandes felinos están desapareciendo del planeta. Unos pocos miles de leones, tigres, leopardos, pumas, jaguares y guepardos sobreviven en estado salvaje en zonas fragmentadas y controladas por el ser humano. Según la iniciativa Big Cats de la National Geographic Society (NG), la población de leones ha disminuido en África un 90% en los últimos 75 años, los guepardos han perdido más del 75% de sus poblaciones y ya hay más tigres en cautividad que en libertad.
Una 'boma' es un vallado que evita la entrada de animales salvajes en los corrales
Los que antaño fueran los reyes de la selva pierden la batalla contra el ser humano. La destrucción de su hábitat, consecuencia de la incesante expansión de nuestra especie, junto con la caza de trofeos por diversión o la furtiva para el posterior comercio ilegal de carne o la elaboración de tratamientos medicinales milagrosos en países orientales amenazan con la extinción de estos grandes depredadores.
Detrás de la matanza indiscriminada se encuentran con frecuencia los pastores que, o bien tratando de prevenir la amenaza contra sus rebaños o por venganza, eliminan tantos depredadores como pueden en sus territorios. Y los más afectados por dichas represalias son siempre los leones, de los que sólo quedan en estado salvaje en el planeta unos 30.000. La mitad de ellos vive en Kenia y Tanzania, donde la ganadería es el sustento de muchas comunidades que los miran con recelo: los ataques al ganado han aumentado en los últimos años como consecuencia de la disminución de otras presas a su alcance.
Para salir de esta encrucijada, la iniciativa Big Cats, lanzada en 2009, puso en marcha a finales del pasado año el proyecto Build a boma (Construye una boma), una campaña de recaudación de fondos para construir recintos resistentes que protejan al ganado de los asaltos nocturnos. Una boma, palabra en lengua suajili, es un vallado, habitualmente realizado con arbustos espinosos, que rodea las aldeas de los masai en Kenia y Tanzania para evitar la entrada de animales salvajes en el mismo.
Barato y efectivo
“El objetivo es acabar con las muertes de depredadores mediante la construcción de cercas, porque proteger al ganado es preservar a los grandes felinos de la venganza de los ganaderos”, explican desde la página web de la campaña.
Es un sistema “barato y efectivo” que ayuda a mantener a los depredadores lejos de sus presas para el respiro de los ganaderos. “Es una simple solución para un gran problema”, destacan desde Big Cats poniendo números a la idea: "Cada boma protege alrededor de 200 cabezas de ganado y hemos visto una reducción del 80% de muertes de leones en las áreas en que están siendo utilizados”.
Explicar la importancia de la coexistencia con otros depredadores es una tarea ardua
Según explican los organizadores, construir estos corrales cuesta unos 500 dólares (366 euros) y mantenerlos, apenas 25 dólares (unos 18 euros) anuales. Además de contribuir a la causa donando dinero también se puede crear una página de recaudación para hacer llegar la iniciativa a más personas. De momento, han conseguido unos 65.000 dólares (cerca de 48.000 euros) de los 520.000 (380.000 euros) necesarios.
La iniciativa Big Cats trata de comprender las circunstancias y las causas de los conflictos que provoca la convivencia entre los grandes felinos y las comunidades. Un equipo de profesionales trabaja sobre el terreno en África y Asia, y en otras áreas con poblaciones de felinos bajo amenaza de extinción. Las actividades que desarrollan incluyen patrullas para prevenir las trampas y la caza furtiva, la realización de autopsias a los cadáveres para comprobar si hay signos de envenenamiento y el tratamiento médico para los ejemplares envenenados.
Para evitar el enfrentamiento entre humanos y grandes felinos construyen y mejoran los corrales del ganado, utilizan el turismo para aumentar ingresos y así compensar pérdidas, colocan collares de rastreo a los depredadores, utilizan perros guardianes para la protección de rebaños y reubican a los depredadores problemáticos que habitan en zonas de conflicto.
Una de las mayores dificultades con las que se encuentran los impulsores de la campaña es la de explicar a la población local la importancia de la coexistencia con otros depredadores. Un problema que no es exclusivo de tierras africanas. Sin ir muy lejos, en España, concretamente en Castilla y León, se suceden las noticias de lobos encontrados muertos por veneno o cazadores furtivos y el reintroducido oso pardo no es muy bien aceptado por muchas comunidades de los Pirineos.